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03 mayo 2015

MÉDICOS DE FAMILIA


Mucho ha llovido desde 1978, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente erradicada la viruela en el mundo. Durante ese mismo año se creó en España la especialidad de Medicina de Familia. En nuestro país, para poder ser médico de familia, es necesario aprobar el examen MIR y completar una formación específica durante 4 largos años. 

En estos días, me hago eco de una noticia publicada por mi compañero, el Dr. Vicente Matas, en un medio de comunicación especializado, “Redacción Médica”. Vicente es el vocal nacional de Atención Primaria Urbana de la Organización Médica Colegial (OMC). El Dr. Matas celebraba que 1654 compañeros habían escogido Medicina de Familia entre los 8554 que eligieron especialidad y destino el pasado día 28 de abril. Este año no han quedado vacantes disponibles de esta especialidad. El año pasado sí, 108. Este año, entre los 100 primeros puestos se adjudicaron 2 de Medicina de Familia, y entre los 500 primeros 8, un dato que jamás se había producido en el histórico de las convocatorias MIR.

Si nada cambia, dentro de 4 años, estos 1654 compañeros deberían añadirse al numeroso pero insuficiente grupo de profesionales que trabajamos cada día como médicos de Atención Primaria, médicos de cabecera, los más cercanos a los pacientes, a los usuarios, como ahora algunos prefieren denominar a todos aquellos que se acercan a nuestras consultas en busca de asistencia sanitaria. Como ocurre con otros profesionales, la labor del médico de familia no se restringe únicamente al centro de salud. Cada vez son más los enfermos que necesitan cuidados médicos, de enfermería y también la atención de las trabajadoras sociales en sus propios domicilios. La ciudad de Ourense, y toda nuestra provincia en general, cuenta con una población cada vez más longeva y afectada por múltiples problemas de salud. 

Cuando alguien se refiere al médico de familia, lo hace posesivamente: es mi médico. Y tiene toda la razón, pues es el profesional facultativo más inmediato, al que se puede visitar todos los días, más de una vez al día si hiciera falta, y que complementa su labor con otros compañeros dedicados a prestar asistencia en los servicios de Urgencias – Emergencias, así como también en el ámbito de la Atención Especializada y Hospitalaria. Tras dos décadas y media de ejercicio profesional en el Sistema Público de Salud, nunca es tarde para reivindicar, una vez más, la figura del médico de familia. Mucho ha llovido desde 1978, pero también mucho se ha avanzado en la dilatada trayectoria que nos ha convertido a los médicos de familia en los agentes de la salud ciudadana. 

A pesar de todo, debemos seguir alzando nuestras voces para llamar la atención de aquellos que nos gestionan nuestro, para evitar ser fagocitados por esa inmensa maquinaria que se llama atención hospitalaria. La historia clínica informatizada, la prescripción electrónica, la hospitalización a domicilio (HADO), por poner algunos ejemplos, significan importantes avances en la atención sanitaria, pero no debemos olvidar que la inversión en Atención primaria ha pasado, en los últimos 30 años, de un 20% a un escaso 14.8% (en 2012). Más de 213 millones de consultas ordinarias cada año se merecen más recursos humanos y más medios económicos. Hacer oídos sordos a estas peticiones implica fomentar la desmotivación entre los profesionales, al no apostar decididamente por la Medicina de Familia, por la Atención Primaria.


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