Dicen los hagiógrafos
que en tiempos de San Patricio, a la hora de explicarles el concepto de la
Santísima Trinidad a los paganos irlandeses, empleó un humilde trébol: tres
hojas diferentes en una única planta. Respetando las diferencias, la epidemia provocada
por el virus del zika que ya ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias
internacionales, queda encuadrada en un fenómeno trino provocado una única
especie de mosquito capaz de transmitir tres enfermedades diferentes: dengue, zika
y chikunguña.
Sostiene el airado
Aloysius que la culpabilidad se reparte a pares, entre la globalización y el
cambio climático, condiciones que propician la proliferación y la propagación
de los Aedes aegypti, los mosquitos responsables de las transmisión de la
fiebre amarilla, y de las otras tres enfermedades. Todas estas patologías
tienen diferentes virus como agentes causales. En el milagro cotidiano que es
la vida, en la procura de su propia supervivencia, y no siendo capaces de vivir
fuera de otros seres vivos, este tipo de virus emplea a los mosquitos como
vectores; mediante sus picaduras consiguen transmitir la infección a los
primates, humanos y no humanos, y también a otros animales. Estas enfermedades
comparten además un cuadro clínico inicial que consiste en una fiebre elevada,
que incluso puede superar los 40 grados. En el caso de la Fiebre de Zika, en
las dos terceras partes de los casos la infección resulta asintomática. Las
alarmas sanitarias han saltado debido a la elevada incidencia de malformaciones
fetales, en especial microcefalia, detectada en los recién nacidos de madres
infectadas, bebés que además pueden presentar otras problemas neurológicos.
Me temo que los
humanos tenemos mucho que perder en esta batalla. Los insectos representan casi
las tres cuartas partes de todas las especies animales. La Tierra no es el
planeta de los simios. Ni mucho menos. La diversidad de los insectos apenas ha
cambiado en los últimos 125 millones de años, debido a que a medida que han ido
desapareciendo nuevos insectos, otros han aparecido. Dentro de los insectos,
los mosquitos intervienen en el ciclo de transmisión de muchas enfermedades
infecciosas, hace años limitadas a zonas endémicas tropicales o subtropicales,
hoy en día habitantes permanentes de otras latitudes menos cálidas. Consiguen
sobrevivir en ambientes artificiales, como los depósitos y los contenedores,
donde el calor y las aguas estancadas representan un caldo de cultivo estupendo
para estas especies.
Mientras se trabaja en la consecución de vacunas
específicas que confieran inmunidad a las poblaciones en riesgo de infección y
en armas de destrucción genética, mosquiteras y fumigaciones todavía no han
pasado de moda en nuestros arsenales preventivos. Dengue, zika, chikunguña,
fiebre amarilla, malaria, fiebre del Nilo Occidental, encefalitis japonesa… Y
las que vendrán. Hombres contra mosquitos.
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