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01 septiembre 2006

MENTIRAS INCOMPLETAS


Sostiene Aloysius que solamente percibimos el 5% del Universo que nos rodea. El 95% restante se reparte entre la materia y la energía oscuras. Y mira que montamos follones en nuestra insignificante parcela de existencia. He venido observando que los canarios, los cubanos y los gallegos tenemos en común una especial manera de entender el humor, una forma pragmática de exprimir lo positivo de la vida.
En un hotel para extranjeros de La Habana, un establecimiento al que no pueden acceder con plena libertad ni siquiera los propios ciudadanos camarada cubanos, un turista español con resaca de Havana Club y Tropicana le preguntó al camarero si tenían consomé de primer plato. El empleado le contestó sonriente: Sí, señor. Consomé de ave. Y se alejó mascullando hacia las cocinas: De ave...rigue usted lo que lleva.
También los gallegos somos famosos por responder con una pregunta a lo que nos preguntan; todavía nos estamos preguntando por qué ardieron nuestros montes con tanta furia inusitada o cuándo llegará por fin el AVE a Galicia.
Mis amigos de Tenerife, desbordados ante la oleada de cayucos procedentes de las costas africanas que arriban a sus playas incesantemente, con fina ironía sostienen que todas esas pateras proceden precisamente de la materia oscura.

Me pregunto preocupado: ¿tenemos en la Unión Europea verdadera consciencia de lo que está ocurriendo en el continente africano?. ¿Qué empuja a tantos y tantos prójimos a embarcarse en dilatas y peligrosas singladuras, poniendo en riesgo su propia vida en demasiadas ocasiones?. Una densa y extensa capa de materia y energía oscuras se extiende un poco más lejos de donde rompen las olas en nuestra geografía.

Sábado 19 de agosto de 2006. Coalición Canaria pide cambiar la ley de extranjería y un Ministerio de Inmigración. Algún nostálgico del MPAIAC del legendario Antonio Cubillo quedará todavía por ahí completamente acojonado por lo que se le podría venir encima a las Islas Afortunadas si se hubieran independizado de la metrópoli peninsular. Me llamó especialmente la atención la fotografía que acompañaba a este titular sabatino de La Región. Me pareció distinguir de nuevo a Patrick El Carpa desembarcando de un cayuco vistiendo esta vez la samarreta del Barça. Su equipaje se reducía a una modesta mochila en el que con toda seguridad no portaba su pasaporte.

Patrick El Carpa es mi símbolo para todos los inmigrantes subsaharianos: palabra ésta políticamente correcta donde las haya (¿acaso no son también subsaharianos los rubios paisanos de Ciudad del Cabo?). Seguro que anda por ahí perdido algún ciudadano africano indocumentado que intentó saltar las vallas de Ceuta y Melilla, que fue deportado por el gobierno de Marruecos y abandonado a su suerte en el desierto del Sahara, que caminó miles de millas hasta las costas de Senegal para embarcarse en un desvencijado cayuco que partió del Parc de la langue de Barbarie de Saint Louis, que estará dispuesto a trabajar o a delinquir para llevarles a los suyos una llamita de esperanza, que si le pillan volverá a intentarlo, si hace falta saltando en paracaídas sobre la Gran Vía madrileña o sobre la Rambla de Canaletas. Verdades a medias son mentiras incompletas.

Sostiene Aloysius que no se le pueden poner vallas al mar. Y es que la solución al problema es la mar de sugerente. Dignidad contra pobreza. Se admiten apuestas.

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