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09 diciembre 2009

UN MUNDO FELIZ



"My best meat recipes" de What Makes The Pie Shops Tick?
en Flickr TM

Estas pasadas minivacaciones, bendito acueducto del calendario, puente de la Inmaculada para los católicos romanos y apostólicos excluidos de la Alianza de las Civilizaciones, puente de la Constitución para los ateos, los laicos, los monárquicos, los republicanos, los tirios, los troyanos y todos los demás prójimos de este bendito país, por fín tuve el tiempo necesario para revisar mi correo electrónico. Si fuera un buzón ortodoxo, tantas cartas comprimidas en su interior estarían a punto de reventarlo como una lata de fabada calentada a presión. Pero, afortunadamente, el espacio virtual se estira como aquellos chicles de fresa de a peseta de la cada vez más lejana infancia. Y encima, traían cromos de futbolistas: Bethancourt, Zoco, Amancio, Gento, Sadurní, Ré, Marcial, Gallego, Iribar, Rojo 1º, Rojo 2º, Gárate, Calleja, Asensi, Claramunt, Planelles… Hasta Luis Aragonés, el sabio de Hortaleza.

El respetuoso Aloysius me rebotó un e-mail muy ilustrativo. A su vez, a él se lo había enviado un colega oculto tras el seudónimo de Antolycus. Después de leerlo me quedé boquiabierto. El titular de la información rezaba así: comer carne generada en el laboratorio ya no es ciencia ficción.

Desapercibido para la mayoría de los mortales, entre el 9 y el 11 de abril del pasado año 2008 tuvo lugar en Noruega el Primer Symposium Internacional de Carne In Vitro. Estuve rebuscando en la red información sobre el mismo y me encontré con el excelente blog “Fogonazos” que firma el escritor y periodista Antonio Martínez Ron.




Fueron jornadas intensas de debate científico que pivotaron sobre cuestiones de rabiosa actualidad, como el cultivo de células madre de la médula ósea, o el de los mioblastos, las células formadoras del tejido muscular. Y no solo se trataron temas científicos o médicos, sino también industriales y económicos. Se elucubró sobre el escenario que supondría dejar de sacrificar animales (vacas, cerdos, corderos, conejos, aves) para obtener una reserva suficiente de proteínas cárnicas tal como para erradicar definitivamente el hambre del mundo. Dicen los expertos que dentro de 40 años viviremos sobre este planeta unos 9000 millones de prójimos. Para acojonarse…

Los costes económicos también fueron valorados. Se estimó que una tonelada de carne artificial saldría por unos 3500 euros, frente a los 1800 de una tonelada de carne de pollo sin subvencionar. Las amas de casa estarían encantadas de comprar unos excelentes filetes sintetizados en biorreactores a un precio de coste aproximado de unos 3 euros. Los intermediarios tratarían de hincar el diente después.

Y el marketing, pues habría que convencer a la peña de que esta carne es mejor que la que venimos consumiendo hasta ahora. Y digo mejor intencionadamente, pues este cultivo muscular industrial podría evitar la transmisión de priones a través de la ingesta cárnica, origen de enfermedades como la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o “mal de las vacas locas”, que desgraciadamente se irá haciendo más frecuente en el futuro.

Alguno de los expertos en la materia, como el ingeniero norteamericano Paul Kosnik ha llegado a comparar la carne artificial con el yogur, otro producto alimentario debido al ingenio del hombre. Incluso muchos vegetarianos, hoy en día recalcitrantes, podrían plantearse consumir un producto que no ha causado el sufrimiento ni la muerte de un animal para llegar a la mesa.

Sostiene el iconoclata Aloysius que si las lechugas, los tomates o las zanahorias sangraran y chillaran al ser arrancados de la tierra, otro gallo cantaría.

Dejando al margen comentarios tan irreverentes, voy a repasar mi viejo ejemplar de “Bueno para comer: enigmas de alimentación y cultura”, del antropólogo estadounidense Marvin Harris. Por cierto, los participantes en el symposium escandinavo no se alimentaron de sus propios inventos. Parece ser que prefirieron el encarnado salmón de los gélidos oceános septentrionales, tan rico en ácidos grasos omega-3.


Por el momento, yo también...

1 comentario:

aloysius dijo...

Si fuéramos el desconfiado taxista neoyorkino Jerry Fletcher, papel que interpretó Mel Gibson en "Conspiración" (Richard Donner, 1997), podríamos pensar que nos encontramos ante un contubernio mundial para terminar con las explotaciones ganaderas y todo lo que ellas supuestamente conllevan de perjudicial. Nos estamos refiriendo a su contribución al incfremento del calentamiento global planetario.


Esta fantástica conspiración estaría respaldada por potentes lobbys vegetarianos en el poder, una especie de Club Bilderberg del grelo y la zanahoria.

El otro día comentábamos en este mismo blog sobre lo pernicioso que puede resultar el consumo de leche para la salud humana, a propósito de una columna firmada en el diario EL MUNDO por el controvertido Fernando Sánchez Dragó...

Hoy aportamos la información recogida en DIARIO MÉDICO respeto a un estudio publicado en la prestigiosa revista científica THE LANCET: el perfeccionamiento de la tecnología agrícola y la mejora de la eficiencia en los cultivos debe acompañarse de una reducción del 30% en la producción ganadera de los países desarrollados. Esta disminución también debe trasladarse al consumo de las grasas saturadas.

Resultados: dicha reducción podría reducir el número global de muertes prematuras por cardiopatía isquémica en un 17%. Los beneficios respecto a la reducción de la mortalidad relacionada con la obesidad o el cáncer no han sido aquilatados suficientemente, pero hacen suponer que el beneficio para la salud sería todavía mayor.

Si toda esta línea de pensamiento continua progresando, quizás en un futuro no muy lejano las vacas, los cerdos, los conejos domésticos y las aves de corral podrían convertirse en animales de zoológico.

El debate queda abierto... Ustedes ¿qué opinan?.