Mientras la aeronave viajaba hacia el poniente, observé a un pasajero que mordisqueaba nervioso el pan de la cena. De repente, me encontré noqueado por una nostalgia demoledora.
Me acordé de ti y de tu infinita clemencia, cuando te apiadabas de aquel anciano que volaba a nuestro lado y que devoró una porción de mantequilla sin untarla en el pan, como si se tratase de un untuoso pedazo de queso...
Viajando hacia el poniente, de retorno a casa, como es habitual...
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