wE Can BE hEROES,
jUST For ONE DaY,
wE caN bE hEORES,
wE´RE Nothing
AND NOTHING will HELP uS.
HEROES - dAVID bOWIE 1977
Pajarillos, nada más que una alocada bandada de petirrojos. Todos podíamos llegar a ser héroes; tan solo hacía falta haber bebido un poco más de la cuenta y dejarse llevar por nuestro estado de ánimo volátil. Si a uno se le ocurría coger carrerilla, allá íbamos todos detrás como borregos. Siempre procuraba quedarme entre los más rezagados, pero cuidando en esmero que los demás no se percatasen.
La calle hervía de personal. A los que salían de los cines se les unían los de la manifestación. Después de permanecer tantos años con la boca cerrada, cuchicheando de puertas adentro, algunos habían decidido hacer oir su voz. La muchedumbre, desconcertada por las carreras y los gritos, intentaba salir por donde fuera, encajonados en el medio de la calle comercial por las fuerzas del orden.
Los primeros porrazos no fueron selectivos. De poco valió que incluso alguna anciana pidiera clemencia: "por favor, que acabo de salir del cine...". Golpes indiscriminados llovían sobre nuestras espaldas. Más carreras, alaridos y empujones.
Esta vez llegué entre los primeros. La avenida se abría ante nosotros en un espacio mucho más amplio, el cruce de las calles anchas que rodeaban los edificios oficiales. La parada de autobuses estaba abarrotada. Había gente fuera resguardados por los camelios florecidos. De forma súbita se vieron envueltos por nuestra avanzadilla. El grupo de policías más rápidos, tal vez media docena, consiguió abrirse paso entre la estampida pero se quedó aislado entre la manifestación fragmentada.
"Ahora es la ocasión", pensó Timón mientras se agachaba para coger un adoquín aflojado en el pavimento. La piedra cúbica salió volando; en la confusión nadie pudo percatarse del atrevido lanzador. Uno de los guardias se llevó las manos a la cabeza y se desplomó.
Salimos de allí pitando, soñadores, perdedores, heróicos luchadores...
¡Ay la violencia!. Institucional o expontánea, ¡que más da!.
Dijo Roger Martin Du Gard: "no puedo admitir la violencia ni siquiera contra la violencia". Difícil reflexión.
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