Dibujo de los niños afectados por el tsunami en Sri Lanka
El devastador efecto de una catástrofe natural puede modificar de manera sustancial las condiciones sanitarias de una zona. Lo mismo puede suceder con la afluencia masiva de personas que se desplazan desde un territorio a otro, como ocurre con los refugiados de un conflicto bélico. Un ejemplo de la primera situación ocurrió durante el tsunami que arrasó el Golfo de Bengala hace unos años.
EXTRACTO DEL TEXTO PUBLICADO EN LA REGIÓN el 25 de enero de 2005.
Asegura un viejo refrán popular que después de la tempestad viene la calma. También la cantante Bebe recita en una de sus canciones que "hay un trozo de luz en esta oscuridad para prestarme calma, el tiempo todo calma, la tempestad y la calma, el tiempo todo calma..."
Transcurrirá mucho tiempo para que se alcance la calma total en las zonas afectadas por el maremoto del Golfo de Bengala. Han comenzado a propagarse insistentes rumores por el sur de Asia sobre supuestos peligros para la salud humana derivados del consumo de pescados y mariscos en las costas afectadas por el tsunami, que se hubieran contaminado por el contacto con los cadáveres en descomposición de las incontables víctimas tragadas por el mar en aquellas latitudes.
El pescado supone la base de la alimentación de la mayoría de la población de los litorales afectados, que además suele consumirlo casi crudo o escasamente cocido, siguiendo tradicionales costumbres culinarias.
Las autoridades sanitarias han manifestado su preocupación por la afectación de los sistemas de gestión de las aguas residuales, que pudieran provocar filtarciones contaminantes causadas por virus, bacterias o parásitos intestinales, así como por la proliferación de las algas productoras de toxinas que afectan a peces y moluscos (mareas rojas).
Decía Benedetti que "hoy me siento apenas como una laguna insomne, con un embarcadero ya sin embarcaciones". Pocos días después de la catástrofe, pescadores tailandeses reparaban sus maltrechos barquitos de pesca y salían de nuevo a faenar al mismo mar que apenas unas horas antes les había arruinado por completo. En algunas playas de Sri Lanka comenzaban a levantarse unas frágiles cabañas a tan solo 50 metros de la playa, una vez más la desafiante tenacidad del hombre ante las adversas fuerzas telúricas.
Estos humildes héroes cotidianos se parecen a los protagonistas de "Mar morto", del escritor brasileño Jorge Amado.
Médicos Sin Fronteras ha denunciado la aparición de varias decenas de casos de tétanos entre los supervivientes, con un elevado índice de mortalidad cercano al 25%, atribuido fundamentalmente a la contaminación de las heridas producidas durante el tsunami, pero alertando del riesgo de contagio a los trabajadores de las tareas de limpieza y desescombro, así como para aquellos que todavían buscan a sus familiares muertos entre las ruinas.
Se han puesto en marcha campañas de vacunación contra el tétanos, la hepatitis, la fiebre tifoidea y la meningitis. También se realiza una especial vigilancia ante la aparición de casos de malaria, peligrosa enfermedad que pudiera encontrar el campo abonado en las abundantes aguas insalubres.
Otras prioridades se encargan de asegurarle a los afectados suficiente agua potable, así como los alimentos necesarios para combatir la densutrición y el apoyo psicológico para sobrellevar tanta desventura.
Los cálculos más pesimistas estiman que las secuelas delmaremoto pudieran ser la causa de al menos tantos muertos como los fallecidos en el episodio agudo.
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