Un fragmento epistolar acuático entresacado de "El libro de Cronicus", un diálogo que bien pudiera haber mantenido el caballero Redmond Barry con un pariente cercano, pues Chandrexa de Queixa y sus paisajes nada tienen que envidiarle a los del condado de Tipperary, en Irlanda:
- "El dia se me fue en descubrir si puede haber arenas a miles de metros de profundidad. Curioso como me vuelvo ciego y sordo de mi mismo, de mi alma atenazada al mirar de repente la vida en escorzo, la vida de la que tú eres parte tan esencial. Lo habia olvidado, o habia querido olvidarlo. Ante el valor primitivo de los baños sobrevolando el mundo subacuático de nuestros ancestros (me recorre la escalofriante sensación que tenía entonces de quizás sentir un empujon desde abajo de algún espiritu jugueton y anegado, de alguno de nuestros ancestros enterrado bajo un arbol de esos que se percibian en el fondo del agua mientras sobrenadabamos como pajaros) todo el recorrido que siguió parece invalido. Llegaste mas lejos que yo, mucho más, cuando la partida fue tan proxima. Debajo de los puentes de Rio de Janeiro, en las zonas mas hostiles, reinos del trafico el ruido y la miseria, un hombre que se hacia llamar "Gentileza" escribia en blanco y negro geométricas mayusculas que guiaban hacia un mundo mas amable".
- "Se cuenta que a los pocos años de cerrase el pantano de Chandrexa, allá por el año 54, los lugareños estaban asombrados del paisaje que por la construcción en un lustro había alcanzado su propio microcosmos, el que hasta entonces había sido llamado "Chandrexa" sin agua encorada y el riachuelo allá abajo entre tramos de verdadera umbría. Se idearon miles de argucias para cruzar de un lado a otro, y todavía hoy quedan restos de los trampolines de las barcazas que unían una ribera a otra. La cosa fue de otro color cuando uno de los primeros veranos de Chandrexa con agua embalsada desapareció uno de aquellos lugareños y a los pocos días apaceció ahogado junto a Casdiego, flotando cerca de las casas. El difunto tenía sus brazos anudados por las manos, y esos brazos componían un verdadero abrazo, pero a nadie y a nada ya, eran sólo brazos en círculo, como si estuviera perseverando por una sombra o hiciese una despedida sin pañuelo... Y lo que sentenció el forense es que falleciera intentando asirse a un árbol para flotar y así salvarse. Siempre que me hablas de nuestros comunes ancestros, pienso en esta historia/leyenda de nuestro mundo común. Posiblemente no tengamos ni tantos ancestros ni tanta tradición como de constumbre mentas. La misma Galicia y el gallego adoran autofagocitarse".
- "El dia se me fue en descubrir si puede haber arenas a miles de metros de profundidad. Curioso como me vuelvo ciego y sordo de mi mismo, de mi alma atenazada al mirar de repente la vida en escorzo, la vida de la que tú eres parte tan esencial. Lo habia olvidado, o habia querido olvidarlo. Ante el valor primitivo de los baños sobrevolando el mundo subacuático de nuestros ancestros (me recorre la escalofriante sensación que tenía entonces de quizás sentir un empujon desde abajo de algún espiritu jugueton y anegado, de alguno de nuestros ancestros enterrado bajo un arbol de esos que se percibian en el fondo del agua mientras sobrenadabamos como pajaros) todo el recorrido que siguió parece invalido. Llegaste mas lejos que yo, mucho más, cuando la partida fue tan proxima. Debajo de los puentes de Rio de Janeiro, en las zonas mas hostiles, reinos del trafico el ruido y la miseria, un hombre que se hacia llamar "Gentileza" escribia en blanco y negro geométricas mayusculas que guiaban hacia un mundo mas amable".
- "Se cuenta que a los pocos años de cerrase el pantano de Chandrexa, allá por el año 54, los lugareños estaban asombrados del paisaje que por la construcción en un lustro había alcanzado su propio microcosmos, el que hasta entonces había sido llamado "Chandrexa" sin agua encorada y el riachuelo allá abajo entre tramos de verdadera umbría. Se idearon miles de argucias para cruzar de un lado a otro, y todavía hoy quedan restos de los trampolines de las barcazas que unían una ribera a otra. La cosa fue de otro color cuando uno de los primeros veranos de Chandrexa con agua embalsada desapareció uno de aquellos lugareños y a los pocos días apaceció ahogado junto a Casdiego, flotando cerca de las casas. El difunto tenía sus brazos anudados por las manos, y esos brazos componían un verdadero abrazo, pero a nadie y a nada ya, eran sólo brazos en círculo, como si estuviera perseverando por una sombra o hiciese una despedida sin pañuelo... Y lo que sentenció el forense es que falleciera intentando asirse a un árbol para flotar y así salvarse. Siempre que me hablas de nuestros comunes ancestros, pienso en esta historia/leyenda de nuestro mundo común. Posiblemente no tengamos ni tantos ancestros ni tanta tradición como de constumbre mentas. La misma Galicia y el gallego adoran autofagocitarse".
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