CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Violation Search

27 diciembre 2007

MEDICINA SATISFACTIVA


Imagen de "El gabinete del Dr. Caligari"
Acabo de leer unas páginas del sugerente libro “De pócimas y chips. La evolución de la Medicina”. Su autor es el Dr. García Barreno, catedrático de Fisiopatología Quirúrgica de la Universidad Complutense y académico de varias Reales Academias (permítanme la redundancia). En sus páginas iniciales, comentaba aquella idea que San Isidoro de Sevilla tenía en el siglo VI sobre los conocimientos necesarios para convertirse un buen médico: aritmética, para conocer la periodicidad de la enfermedades (más o menos, a esto le llamaríamos Epidemiología), geometría, para estimar las influencias del medio sobre la enfermedad (algo que también estudiamos en la moderna Higiene y Salud Pública), música, por sus supuestas propiedades terapéuticas (¡incluso amansa a las fieras!) y astronomía, por la influencia de los astros en las enfermedades del hombre. En resumen, para el santo obispo hispalense, todo galeno que se preciara debería ser experto maestro en las disciplinas del quadrivium de Martianus.

A medida que progresan las ciencias, y siempre considerando que los pilares de la medicina actual se asientan firmemente sobre el método científico, la epistemología generalmente también varía, modificando de paso la ética y la moral de los filósofos, políticos, gobernantes, jueces y usuarios del sistema sanitario en general. Antes de que la medicina fuera ciencia, el médico se había preocupado por el beneficio del paciente, buscando el efecto terapéutico (curar o sanar al enfermo), auxiliado en determinadas ocasiones por un cuerpo normativo destinado a la promoción de la salud. Pero la propia especialización de las diferentes ramas médicas hizo surgir disciplinas meramente diagnósticas, como Radiología, Análisis Clínicos o Anatomía Patológica; en ellas, el galeno no busca un efecto modificador del curso patológico, sino más bien un resultado.

Un resultado concreto es lo que también busca la llamada medicina satisfactiva. En este caso, el médico tampoco pretende curar al enfermo, que ya ni siquiera es un enfermo, un doliente, un paciente. En realidad ahora es un sujeto más o menos sano, un cliente, que busca por sí mismo un resultado muy concreto y que previamente le ha sido ofrecido por el médico. Para entendernos, dentro de esta nueva disciplina encuadraríamos a toda la cirugía estética, los implantes dentarios o las intervenciones quirúrgicas encaminadas a la esterilización voluntaria de nuestros prójimos (vasectomía y ligadura de trompas).

En caso de conflicto de intereses entre médico y paciente, viéndose ambos abocados al litigio para que un juez emita su sentencia, en el acto médico ya no basta con la obligación de disponer de los medios adecuados (conocimientos teóricos y habilidades prácticas). El convenio obliga ahora al galeno a la consecución de resultados. Opina el picapleitos Aloysius que la medicina asistencial queda transformada en una especie de contrato de arrendamiento de servicios, mientras que en la medicina satisfactiva más bien nos encontraríamos ante un contrato por arrendamiento de obra. En esta segunda situación, los médicos deberán ser especialmente cuidadosos en la obtención por parte del paciente del consentimiento informado, advirtiendo de manera concienzuda incluso de ciertos riesgos cuya estimación es remota. Pero, ¿a dónde nos lleva todo esto? En el caso de reclamaciones dentro de la medicina asistencial, serán el paciente y sus abogados los que deberán aportar la carga de prueba. Sin embargo, en la medicina satisfactiva, es el propio médico el que debe demostrar que ha proporcionado al paciente la información precisa sobre el tipo de intervención, los posibles eventos y las complicaciones que pudieran surgir durante el proceso, así como el resultado probable.

Afirma el profesor García Barrero en su libro que nacer y morir fueron durante miles de años actos personales; entre el inicio y el fin de la vida, muy pocos individuos se libraban de la enfermedad, algo que la medicina siempre trató (y yo añado, sigue tratando) de aliviar. Que así sea.

25 diciembre 2007

FIN DE AÑO


Probablemente, alguno de los que lean estas líneas andará a estas horas muy ocupado haciendo balance de lo bueno y de lo malo que este moribundo año 2007 le ha deparado. Para no ser menos, siempre que se acerca la Nochevieja, los diferentes medios de comunicación nos presentan sus particulares selecciones con las noticias que estiman como más destacadas; por la vertiente positiva circulan los nacimientos de los hijos de los famosos, los matrimonios reales, los premios literarios, los acuerdos políticos o los campeonatos de liga, mientras a los almacenes del lado oscuro de la luna van a parar las esquelas de los difuntos, las catástrofes naturales, los divorcios de la jet set, los desastres de las guerras o las imágenes más truculentas que se hayan producido en las competiciones deportivas. Pero, evaporado el tañido de las doce campanadas, todo adquiere el verdadero y fútil valor de los días que han pasado y entonces procuramos hacer borrón y cuenta nueva. Resulta muy recomendable para mantener vigorosa nuestra salud mental. Al fin y al cabo, el tiempo pasa tan deprisa que incluso un día vas y te mueres, así, sin darte cuenta.

Sostiene Aloysius que nosotros no vamos a ser menos y también destacaremos nuestras exclusivas cifras y especiales porcentajes. Una reciente encuesta revela que el 60% de nuestros prójimos le pide salud al nuevo año 2008. No me extraña, sobre todo cuando la gripe y otros virus acaban de atacarnos duramente. Sin embargo, tan sólo el 10% de los encuestados pidió dinero y riqueza en primer lugar, mientras que el amor fue el favorito para sólo el 6%. Así va el país (y el planeta…) Precisamente, los que velan por nuestra salud nos alertan que durante estas fiestas navideñas nuestro peso puede incrementarse unos 3 kilogramos de media. Mucho me parece, sobre todo viendo el precio que las viandas tradicionales han alcanzado en los mercados. Y eso a pesar de que el consumo de los colegas de Bugs Bunny, además de ser barato, resulta muy saludable. Mientras despistados nos entretenemos en calcular las calorías que vamos a engordar, las compañías de telefonía móvil se frotan las manos, y no por el frío. Nada más y nada menos que el 12% de su facturación anual depende de lo efusivas que sean nuestras felicitaciones navideñas mediante mensajes o sms. Este sí que es un verdadero agosto en Navidad. Dicen las lenguas viperinas que cada uno de estos caprichitos nos cuesta una media de 15 céntimos, y que cada españolito de a pie felicita por esta vía a unos 30 camaradas. ¡Qué pena que se vaya perdiendo la costumbre del saludo navideño mediante el correo postal!. Resultaba más trabajoso, pero era mucho más cálido y personal, contribuyendo de paso al progreso de las colecciones filatélicas.


Como todavía es tiempo de paz, disminuiremos el nivel de acidez aportando un último dato. Vivimos en la Comunidad Europea unos 450 millones de almas. Si cada uno consumiéramos 12 rollos de papel higiénico fabricado a partir de los llamados “bosques urbanos” (desechos de la industria gráfica y de los archivos de las oficinas), salvaríamos 9.534.895 árboles. Una vez leído, no guarden este periódico. Recíclenlo y sean felices, muy felices.

19 diciembre 2007

MENTIRAS PIADOSAS


XOSE VILAMOURE: "Autorretrato con dous elementos de coidado"
Hoy porto en las alforjas de la duda unos capciosos interrogantes: ¿pueden los pacientes engañar a sus médicos?; ¿resulta lícita esta actitud?; ¿deberían abstenerse de hacerlo? Para contestarlos, puntualiza mi muy truculento Aloysius que necesariamente hemos de considerar unas premisas básicas: los médicos actuales, especialmente los de cabecera, nos hemos convertido en innovadores agentes gestores de la salud de aquellos usuarios que el sistema sanitario pone a nuestro cargo. En otras palabras, y desde un punto de vista más tradicional, veníamos entendiendo la figura del galeno como la del abnegado vocacional que siempre trabaja en beneficio de los enfermos. Sea de una manera o de otra, resulta entonces ciertamente absurdo tratar de confundir al técnico que debe solucionar nuestros problemas. Pero, ¿puede existir alguien que obtenga menos beneficios de su salud que de su enfermedad?

En el año 1963, el director americano Sam Fuller presentó su polémica película “Corredor sin fondo”, donde narraba la trágica experiencia de un periodista que, fingiendo ser un conflictivo y desequilibrado enfermo mental, conseguía su internamiento en una institución psiquiátrica para desentrañar un caso abierto, un crimen sin resolver. Recordamos que el propio Fuller había iniciado su vida profesional como periodista especializado en sucesos. Quién sabe si, tal vez influenciado por dicha ficción cinematográfica, el psicólogo americano David Rosenhan diseñó a principio de los años 70 un curioso experimento: junto a ocho colaboradores suyos, él mismo consiguió ser internado en diferentes clínicas psiquiátricas de los EEUU; una vez dentro de ellas, todos los enfermos ficticios se comportaron normalmente. La finalidad de esta singular experiencia fue verificar si los conocimientos de los prestigiosos psiquiatras de la época estaban a la altura de su supuesto poder social. Tan iconoclasta como Fuller, Rosenhan dejó escrito que el diagnóstico médico no se hacía en función de la persona sino en función del contexto, convirtiéndolo en algo susceptible de cometer grandes errores, y por lo tanto, nada merecedor de confianza.

No resulta infrecuente que los médicos tengamos que enfrentarnos a lo largo de nuestra vida profesional con algún paciente simulador de diversas dolencias. Algunos de ellos fingirían conscientemente para conseguir algún beneficio o renta a costa de su patología. Otros exagerarían sus síntomas o su discapacidad, considerando que el dolor, por ejemplo, es subjetivo y difícil de cuantificar. Y quizás los menos, se convierten en simuladores como consecuencia de un padecimiento especial, entre ellos los afectados por el Síndrome de Munchausen (pacientes profesionales o adictos a los hospitales), un enigmático trastorno mental en el que el enfermo inconscientemente desarrolla síntomas o signos patológicos. Dicen los expertos que alrededor del 15% de los pacientes derivados a las consultas del psiquiatra tras haber sufrido un accidente laboral simulan o exageran sus trastornos. También dicen que el 75% de estos casos son hombres. ¡Ay, el verdadero sexo débil y sus arrechuchos!

13 diciembre 2007

LA ENFERMEDAD DE DRÁCULA


Sostiene el sombrío Aloysius que mientras cada vez se cierran más cines en nuestro país, no entiende cómo hasta el momento consiguen sobrevivir también las librerías. Siguen diciendo por ahí los cenizos de siempre que los españoles leemos muy poco. Y además todas las encuestas tozudas se empeñan en demostrar nuestras carencias en materia educativa. Lo triste del caso es que los responsables políticos en estas cuestiones siguen mirando hacia otro lado, como si la cosa no fuera con ellos. Veremos lo que el futuro nos depara como colectivo.

Siguiendo con temas literarios, el crítico colombiano Santiago Gamboa opina con gran acierto que la obra del escritor Alfredo Bryce Echenique ha aportado a las letras peruanas, tradicionalmente tristes en homenaje a la poesía melancólica de César Vallejo, unas grandes dosis de humor, ternura, afecto y curiosidad. Hace muchos años me encandilé con la lectura de “La vida exagerada de Martín Romaña” y el despiadado retrato que allí se hacía de los falsos progres del mayo del 68. Para mí, se trata de un libro a la altura de los ideados por el mejor Rabelais. Pero Bryce Echenique, entre muchas, también escribió otra magnífica novela. Bajo el sugestivo título de “La amigdalitis de Tarzán” nos relata la bella historia de un amor que consigue sobrevivir gracias al correo. Proustiano, me acordé que cuando era niño me preguntaba qué hubiera sido del Rey de los Monos si un buen día se levantase afónico.

Algunas veces, como ejercicio de descarga de la tensión provocada por el devenir cotidiano, acudo a la ironía y me planteo cordialmente ciertas disparatadas cuestiones. ¿Y si en lugar de la ronquera de Tarzán, nos ocupamos de la historia clínica de Drácula, el vampiro por excelencia, el insaciable consumidor de sangre humana, el famoso personaje de ficción fruto de la imaginación del escritor irlandés Bram Stoker? La leyenda nos cuenta que Drácula se mantenía vivo aunque realmente estaba muerto; es decir, no estaba ni vivo ni muerto, sino que de esa especie de limbo equidistante entre la salud y la enfermedad al se había condenado a vivir eternamente, sólo podríamos sacarle clavándole una estaca de madera en su negro corazón o mediante un certero disparo con una bala de plata. La posterior decapitación del “supuesto” cadáver o su incineración nos asegurarían el final de la amenaza.

Si el insigne conde transilvano viviera hoy en día dedicándose a morder las yugulares de sus paisanos de forma indiscriminada, podría encontrarse con la desagradable sorpresa de verse contagiado por una hepatitis (especialmente peligrosas la B y la C) o un SIDA. Se estima que sólo en Europa Oriental hay 1.5 millones de personas infectadas por el VIH, especialmente en los territorios abarcados por la antigua URSS y su área de influencia. Si el vampiro extendiera su zona de actuación a África (donde se estima que los infectados alcanzan los de 25 millones) o a Asia (7.5 millones, especialmente en China, Indonesia y Vietnam) lo tendría mucho más crudo. Sirva este afable divertimento para seguir manteniendo viva la atención sobre una patología que todos debemos ayudar a prevenir.

05 diciembre 2007

EL PLANETA DE LOS SIMIOS


Cuentan por ahí ciertos enredadores de la ciencia una curiosa parábola. Defienden que el icono protagonista de la etiqueta del Anís del Mono tiene la cara de Charles Darwin como chanza de la teoría de la evolución; ya saben, aquel científico chalado que argumentaba de manera peregrina que los hombres somos descendientes de los primates. Pura y dura simplificación de especie.

Resulta que, en mis ya distantes tiempos de estudiante, una parte de la modernización de la enseñanza en la facultad de medicina compostelana se basó en la implantación sistematizada de las evaluaciones mediante exámenes tipo test. Atrás quedaron entonces las profusas exposiciones escritas, en las que uno debía pormenorizar los efectos de la digital o relatar la transmisión eléctrica del impulso cardíaco. Los aciertos y los fallos obtenidos en una amplia batería de escuetas preguntas de respuesta múltiple, se convirtieron en la prueba necesaria que ahora todos debíamos superar para alcanzar la suficiencia. Recuerdo que al finalizar una de ellas, varios compañeros nos reunimos en un café cercano y habitual, para comprobar cuántas contestaciones correctas teníamos cada uno. De paso, también podríamos deducir anticipadamente de esa plantilla nuestras probables calificaciones.

Medio en serio, medio en broma, un avispado colega nos contó que el punto de corte para establecer el aprobado se calculaba con una fórmula secreta, cuyo singular factor determinante radicaba en el número trece. Pero ¿por qué precisamente trece? Sencillamente porque esa era la media de respuestas acertadas al azar por un grupo de monos adiestrados en unos laboratorios de experimentación. Cuando los comentarios jocosos del grupo estaban a punto de finalizar, el último de nuestros compinches atravesó cabizbajo el umbral del local. No parecía que le hubiera ido muy bien en el examen y tampoco tenía mucho interés en comprobar su destreza y capacidad. Todos le animamos a que así lo hiciera; nuestra sorpresa fue mayúscula cuando este condiscípulo corroboró que tenía exactamente trece aciertos.

Degustan suculentos cacahuetes en Japón tres parejas de chimpancés adiestrados por sus investigadores. Acaban de demostrar mejores capacidades cognitivas que algunos seres humanos con cuyas habilidades fueron contrastados. En otras palabras, en estos originales experimentos, los simpáticos micos evidenciaron poseer una superior memoria numérica a corto plazo. Sostiene mi irreverente Aloysius que nos vayamos preparando, pues a su juicio indefectiblemente nos encontramos en el albor de una nueva era, aquella que tal vez nos lleve a sobrevivir en los devastados páramos de aquel profético planeta de los simios.

27 noviembre 2007

TIH 451 MEDELLIN


Como Roma, Medellín mantiene apuntalada su geografía sobre siete colinas. En la cima de una de ellas, el llamado Cerro Nutibara, alumbrados por la tenue luz de los faroles del Pueblito Paisa, Tavo me cuenta las historias sobre cómo se han enfermado y muerto las gentes de su Medellín: el usurero de barrio, al que le salió una ampolla en un dedo de un pie y enterito se lo fue comiendo la gangrena, en rigurosos plazos, tal vez fuera diabético y él no lo sabía, o tal vez fue la causa del deceso su propia avaricia, una enfermedad tan maligna y perniciosa como otra cualquiera, o la de la joven madre que se pasó tres semanas tosiendo sin parar, y que por el pánico que le producían las agujas de las inyecciones, no quiso ir al médico y una neumonía se la llevó volando en el viento del atardecer, dejando dos niños chicos al cuidado de la caridad, o la de la viejita que sacaba todas las mañanas los pajaritos al calor del sol, y que una tarde no apareció ni para ponerles agua fresca ni para protegerlos de la noche, pues cuatro días llevaba muerta cobijada con el sueño triste de su soledad.

Como en la Roma clásica, Medellín no paga a los traidores: ni al mariscal Jorge Robledo, descubridor y conquistador de aquellas tierras a mediados del siglo XVI, al que sus compañeros de armas le dieron matarile acusándole de conspirar contra el adelantado Sebastián de Belalcázar, ni al prócer de la patria el general José María Córdova, que peleó codo con codo con Simón Bolívar para independizar América y que siguió un destino idéntico al de Robledo, ejecutado por los suyos en tiempos turbulentos, ni a tantos y tantos sicarios encomendados a María Auxiliadora, que tiñeron con su sangre las cuestas, las carreras y las quebradas de la ciudad de la eterna primavera en los violentos años 80.

Como en Roma en otoño, no observé moscas en Medellín. Miento. Si me las encontré poblando algunos cuadros de Fernando Botero, el mismo que pinta vírgenes opulentas y orondos cristos sufrientes, con la sangre chorreándoles desde la corona de espinas en bermejos goterones que más bien parecen renacuajos flagelando la piel herida del martirizado, y sobre todo en los lienzos surrealistas de David Manzur. Los insectos que allí más vuelan son las pardas mariposas de la noche y las cucarachas doradas capaces de ascender más de cincuenta metros cautivadas por el fulgor de una lámpara solitaria.

Los augures locales predicen la suerte estudiando los números que las mariposas portan bajo sus alas. Si alguna vez encuentran allí una con las letras y las cifras del título de este relato, seguro que les traerá buena suerte. Coinciden con la matrícula del taxi que mi amigo Tavo conduce por las calles de Medellín.

12 noviembre 2007

EL VIDEO MATÓ A LA ESTRELLA DE LA RADIO

"WORLD DIABETES DAY AND THE LONDON EYE" by oneof42
En la oreja izquierda me ha soplado el sempiterno Aloysius que la cadena MTV inauguraba en agosto de 1981 sus retransmisiones televisivas precisamente con un video – clip del grupo británico “The Buggles” de esta guisa titulado. Desde entonces, esta especie de películas en miniatura, con puesta en escena y argumentos muchas veces dignos de los mejores cineastas, ha eclipsado a las emisiones radiofónicas de los éxitos musicales.

Permítanme esta tan poco ortodoxa licencia comparativa en relación con la aparición y la desaparición de la insulina inhalada, medicamento que tantas expectativas había despertado en todo el mundo y que el laboratorio que la comercializaba ha decidido recientemente retirar del mercado farmacéutico. Las malas lenguas, lameronas permanentes de la manzana de la discordia, mantienen que este hecho se ha producido porque lo inicialmente recaudado gracias a sus ventas no alcanzaba ni para pipas: 12 millones de dólares anuales frente a los 2200 previstos.

Allá por el 2002, un prestigioso diario de tirada nacional anunciaba esperanzado la posibilidad de que los pacientes diabéticos insulinizados mejorasen su calidad de vida al tener que inyectarse a diario menos veces esta hormona, algo muy importante, pues las revisiones de la medicina basada en la evidencia revelaron que la insulina inhalada no parece ser más eficaz a la hora de controlar la glucemia de los diabéticos que la inyectada, de acción corta. Mayor comodidad con similar efectividad, aunque todavía quedaban al descubierto determinadas lagunas como por ejemplo los datos referentes a la seguridad pulmonar a largo plazo y su menor biodisponibilidad, que haría necesarias dosis mayores para la vía inhalatoria.

Los pacientes y los médicos están que bufan: no aceptan que primen los criterios económicos sobre la realidad asistencial. Pero en la vida, una vez más, todo es relativo: los críticos defienden que este tratamiento no estaba indicado en todos los diabéticos, poniendo como ejemplo que en los EEUU, tras los primeros dos años de comercialización de la insulina inhalada, tan sólo se beneficiaron de ello el 2% del total de los pacientes. En España, recordamos que la seguridad social dejaba fuera de la financiación de este tratamiento a los diabéticos tipo 2 (no dependientes de la insulina), que suponen el 90% de nuestros enfermos.

El otro día escuchaba el pesar de una madre porque su hijo de 10 años acaba de debutar con esta patología endocrina. El muchacho es un buen deportista y todavía está acomplejado porque tiene que pincharse insulina varias veces al día. Se siente extraño, avergonzado y diferente de sus compañeros. Es uno más de los 100000 niños y jóvenes nacionales que sufren esta enfermedad. Otro dato para la reflexión: el 1 de cada 3 niños diabéticos de entre 3 a 6 años es rechazado por las guarderías patrias debido a su enfermedad. Aquí, el vídeo de la lucidez no ha matado la ignorancia de la estrella de la radio, o como en una ocasión dijo Ungaretti: “mi pobre corazón, atemorizado de no saber”.

07 noviembre 2007

CIENCIA Y FUTURO

"EXPLICACIÓN RAZONABLE" de XOSÉ VILAMOURE
Para comprender el pasado disponemos de la memoria, de la individual, pero también de la colectiva. Para soportar el presente tenemos nuestra existencia, es decir, el amor y la música de la vida. Pero, ¿de qué disponemos para afrontar la incertidumbre de los tiempos, para explorar el gran océano de la verdad que al propio Isaac Newton le parecía tan inescrutable? Solamente la fascinación como seres humanos por los días que han de venir. De este manantial (y del miedo a la muerte) surgen frescas las fuentes de la ciencia, la singular sabiduría empeñada en desentrañar los misterios del futuro. A veces, sobre todo cuando el cómputo de las edades del hombre se acerca a un punto crítico (como por ejemplo un cambio de milenio), los científicos más relevantes realizan sus predicciones sobre la vida en tiempos venideros.

Actualmente, podemos vislumbrar ciertos episodios de ese apasionante mañana: infalibles vehículos autodirigidos, bondadosos autómatas domésticos (una especie de robots biológicos con inteligencia artificial), televisión tridimensional, gafas que desplegarán ante nuestros ojos un universo de entretenimiento, laboratorios donde se generarán tejidos y órganos humanos, instrumentos de reparación celular genética capaces de prometernos eternas salud y juventud, la teletransportación e incluso la invisibilidad. En esta última ya está trabajando con éxito el laboratorio del físico británico sir John Pendry, en la Universidad de Duke (EEUU).

¿Qué opinan sobre el futuro de la ciencia otra serie de sabios augures? Anton Zeilinger, el físico austriaco que consiguió teletransportar dos fotones de un extremo a otro del Danubio, ve factible el desplazamiento a distancia de objetos sin necesitar el contacto físico con los mismos, y sueña con su aplicación a los seres vivos, humanos incluidos. Él mismo se pregunta, ¿qué ocurrirá cuando el transporte no sea solamente de información, sino también de materia?; y añade circunspecto Aloysius, ¿tendrá conciencia de su teletransporte el teletransportado? He aquí, de nuevo ante nosotros, el proceloso océano del conocimiento que estremecía a Newton en sus playas.

En el ámbito energético, donde la independencia de los combustibles fósiles y la ecología planetaria llevan años clamando por un cambio radical, la fusión nuclear y la generación eléctrica a partir de la luz solar imitando el metabolismo vegetal tendrán un papel estelar. A su vez, el pleno desarrollo de la nanotecnología podrá tener dos caras: una amable, con su aplicación a la medicina, donde nanomáquinas inyectadas en el torrente sanguíneo podrán, por ejemplo, reparar el daño producido en los vasos sanguíneos, y otra más aterradora, por el uso bélico de esta apasionante tecnología. Al respecto, el Dr. Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford, sospecha que así podrían construirse armas invencibles y paradójicamente extinguir a la especie humana en este planeta.

Pero entre tanto oráculo se hace sentir una vez más la bienhechora voz de mi admirado Ray Kurzweil, el autor de la teoría de la singularidad, deseoso que en 10 ó 15 años la mortalidad por el cáncer y las enfermedades cardiovasculares por fin se vea superada. Pero, si modificamos nuestra longevidad, nuestra manera de sanar y de enfermar, nuestro cerebro y nuestra manera de concebir el mundo, si la genética es capaz de corregir nuestros genes erróneos, si nos dotamos con interfaces informáticos y virtuales capaces de expandir nuestros órganos de los sentidos o de dotarnos con múltiples identidades, en definitiva, si alteramos nuestra propia especie, ¿en qué nos convertiremos?, ¿seremos tal vez más felices? Cuando veo a las madres con sus criaturas en las salas de espera de las consultas de pediatría, muchas veces me he preguntado: ¿cómo pensarán estos niños en el futuro?, ¿cuál será su personalidad, su conciencia, su inteligencia?, ¿cuánto y cómo evolucionarán?, ¿qué tipo de sociedad van a configurar? Para tanto interrogante, todavía no tengo respuestas. Tan solo, el reflejo de mi mirada en el oscuro fondo del jarabe para la tos.

30 octubre 2007

VIDAS PARALELAS


GEORGE BASELITZ: Two Meissen Woodsmen
(Zwei Meißener Waldarbeiter), 1967
Pudiera resultar extraño que los medios de información no hayan publicado el nombre de la joven ecuatoriana víctima del salvaje ataque racista que ha tenido lugar estos días pasados dentro de un vagón de los Ferrocarriles Catalanes, en Barcelona. Se trata de una menor de edad y por ello sólo conocemos los datos de su padre, un obrero de Guayaquil llamado William Morla. Tampoco han visto la luz los apellidos de Sergi Xavier, su brutal agresor. En el lugar de los mismos, tan solo dos iniciales - M.M. -, y nada más. Esto se debe a que los psiquiatras que le han examinado dicen que padece un grave trastorno psiquiátrico, agravado por el hecho de haberse criado en el seno de una familia desestructurada, sin madre, con un padre alcohólico y bajo la responsabilidad de una abuela con muchas limitaciones. La adicción crónica a las drogas y al alcohol ha completado la devastación de su personalidad. Desde los 11 años llevaba el interfecto a tratamiento en diferentes instituciones públicas. Ahora, con 21 años cumplidos, el resultado de esas terapias se me antoja nulo. Algo ha fallado. Algo falla.

Con demasiada frecuencia, en determinadas patologías, el efecto del tratamiento farmacológico resulta menos alentador que el simple apoyo social. Desgraciadamente, ahí está una muestra de lo dicho, y luego todos nos llevamos las manos a la cabeza. Durante el pasado año 2006, la OGN SOS Racismo ha denunciado 158 casos de xenofobia en Cataluña, de los cuales 89 fueron agresiones. Y no todos los energúmenos estarían tocados del ala, digo yo. Por Madrid, deambula estos días en su silla de ruedas Miwa Buene Monake, el súbdito nigeriano al que una bestia parda dejó tetrapléjico en otra agresión racista.

Como a los que asistieron inmutables al holocausto judío en la Alemania nazi, en el caso de Barcelona muchos son los que ahora acusan de cobarde al joven argentino que presenció la agresión. Me pregunto, ¿qué hubiésemos hecho cualquiera de nosotros en su lugar? Me cuenta Aloysius una conmovedora historia. Su protagonista se llamaba Kitty Genovese y tenía entonces 38 años. La noche del viernes 13 de marzo de 1964 regresaba a casa desde su trabajo en el neoyorquino barrio de Queens. Un rufián llamado Winston Moseley la atacó, la vejó y la cosió a puñaladas durante 35 minutos. A lo largo de todo ese dramático período de tiempo, y a pesar de sus desesperados gritos de auxilio, nadie acudió en su ayuda. De los 38 testigos que observaron el crimen, solamente uno llamó a la policía. Una vez que la ambulancia recogió el cadáver de la mujer, todos volvieron a dormir placidamente a sus camas. Este horrible asesinato despertó la curiosidad de dos psicólogos sociales experimentales, John Darley, de la Universidad de Nueva Cork, y Bibb Latané, de la de Columbia. Basándose en situaciones artificiales similares, realizaron una serie de experimentos, y descubrieron que somos incapaces de ayudar al prójimo por la presencia de otros observadores. De esta manera, elaboraron sus teorías sobre el efecto espectador, la ignorancia pluralista y las 5 fases de la conducta solidaria; es decir: 1º/ que el que pueda prestar auxilio se dé cuenta de lo que está sucediendo; 2º/ entender que el suceso requiere intervención; 3º/ asumir la responsabilidad personal; 4º/ decidir qué acción emprender y 5º/ actuar en consecuencia. ¡Qué fácil!, ¿verdad?

22 octubre 2007

DIAS TRANQUILOS EN CLICHY


París se ha convertido en una interminable cancha de rugby. Han plantado unos gigantescos palos entre la base de la Torre Eiffel, y por los Campos de Marte rivalizan correteando cargados de cerveza los cetrinos Springbok sudafricanos y los cruzados de San Andrés, con una rosa sangrante tatuada sobre el pecho. Lloran la derrota los hijos de Lady Di y París continúa siendo un escenario aciago para los ingleses. Es la maldición de Juana de Arco, que sonríe aún candente en los candeleros de Notre-Dame. Desde Trocadero, una esquina del campo se extiende hasta las inmediaciones del estadio de Saint Denis. Otra llega hasta el Bois de Boulogne y la última finaliza en el barrio de Clichy. Arde París. El coloso Leguizamón le ha propinado una trompada brutal a Sebastien Chabal, el también apodado troglodita, que se retuerce de dolor sobre el césped. Más que un jugador es una figura mediática y tiene la mirada cargada de sangre. El árbitro expulsa al delantero argentino, pero los Pumas, mezcla de indios mapuches y recios gladiadores vascos se quedan con la medalla de bronce. Los bleus pasearán su frustración por toda Lutecia, como los malos de Asterix y Obelix. París bien vale una misa. O la transformación de un ensayo. Y la misa continúa mientras reposa Descartes en la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, la más antigua de París, amortajado con su "Discurso del Método” y sus dudas metafísicas. Los pobres no dudan. Como “Los amantes del Pont Neuf”, duermen sobre las aceras al relente, apenas cobijados con unos edredones empapados. Mientras tanto, sus perrillos comen delicias enlatadas. Dicen que los parisinos siempre han sido muy espléndidos con sus mascotas. Incluso les han construido hermosos camposantos.

En Clichy, donde Henry Miller alborotaba las faldas de las muchachas, una señora sufre un desmayo y nadie acude en su auxilio. Quién sabe si tal vez ella lo trató en tiempos. Nadie cede los asientos en el Metro de Pont de L´alma. Todos viajan ensimismados. En los bistrot de Clichy, las camareras tunecinas son colibríes que brevemente se van posando por las mesas. En L´Insolent, una de ellas practica con un parroquiano la lengua de Cervantes.

Afuera, en las calles, se libra la primera batalla entre los sindicatos y Sarkozy. Huelga de transporte y miles de desvalidos deambulando por París. Indefensos, impotentes, pero no inválidos. Desde el Puente Alejandro III la imponente silueta de Los Inválidos se extiende ante nuestra mirada. Sostiene Aloysius que sólo los hacedores del Hôtel-Dieu, el hospital más antiguo de París, serían capaces de construir un majestuoso sanatorio para los veteranos heridos en todas las guerras de la Grandeur de la France. Allí encontraría su reposo definitivo el terrible Napoleón. Sus cirujanos militares inventaron los hospitales de campaña, con sus ambulancias y todo. Cuatro pintores españoles recuperan fuerzas en una brasserie de Clichy. No son Picasso, ni Juan Gris, ni Miró, ni Dalí. Son de Ferrol y empastan una mansión destinada a glorificar en los Campos Elíseos el imperio textil de Amancio Ortega. Mientras suena el eco de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi entre los muros de La Madeleine, John Wilkinson ha marcado su último drop, que no ha valido para nada. Goodbye, english rose...

15 octubre 2007

SABER PERDER


Existen máximas que se nos quedan grabadas a fuego desde la más tierna infancia, en esas misteriosas zonas cerebrales responsables de nuestro entendimiento y comportamiento. Hace ya algún tiempo que una de ellas redunda en mis pensamientos. Una vez me contó mi muy disconforme Aloysius que en el juego es tan importante saber ganar como saber perder. Parece sencillo; pero que se lo cuenten a Dino Meneghin, aquel terrible pívot italiano. Porque en nuestra sociedad ultracompetitiva, la filosofía utilitarista entiende que ante cualquier tipo de contienda lo importante es ganar, quiero decir, ser el primero. Aquello de lo importante es participar es olimpismo para los débiles, para los perdedores, para los conformistas. Y si no resultamos ganadores, el segundo puesto en la clasificación vale tanto como el quinto; o como el último. Como en el mundial de automovilismo, por ejemplo.

Recientemente, el prestigioso “Journal of Neuroscience” ha publicado el resultado de un estudio patrocinado por The Wellcome Trust. No teman los puristas; en realidad no se trata de ningún contubernio boticario, sino más bien de una fundación con fines caritativos que emplea sus fondos en la investigación para la mejora de la salud humana y animal. Fue creada en 1936, en el intento de administrar la fortuna legada por el magnate de la industria farmacéutica Sir Henry Wellcome. Dicen los expertos que maneja muchos cuartos, aunque no tantos como los primeros del escalafón, la Fundación de Bill y Melinda Gates.

Lo más original de este estudio es el supuesto hallazgo de la interrelación entre la pérdida de dinero y los sentimientos de miedo y de dolor. En lugar de mascotas de laboratorio, cajas de Skinner o parques de ratas de Bruce Alexander, los investigadores evaluaron a 24 individuos sanos mientras trataban de ganar dinero jugando una partida. Entretanto, su actividad cerebral fue estudiada mediante RNM (resonancia magnética funcional). Y así encontraron que los sujetos estudiados eran capaces de aprender a predecir cuándo podían perder o ganar. Pero, ¿dónde radica esta capacidad cerebral?; pues en una de sus áreas más profundas, el llamado cuerpo estriado, uno de los ganglios basales que funciona como sistema inhibidor de la corteza cerebral.

Curiosamente, este sistema neurológico de respuesta ante las pérdidas financieras resulta similar a otro capaz de predecir el dolor que puede causarle al organismo un daño inminente. Los investigadores concluyen que este estudio puede ser muy útil para llegar a conocer por qué unos individuos se convierten en ludópatas y otros no. Para ilustrar estas cuestiones, al pelo me vienen los versos de Jorge Riechmann, aquellos titulados “A pesar de”:


“Los trajes oscuros con ordenadores portátiles perderéis.
Los pies desnudos con silbidos significantes ganaremos.
Todas las probabilidades, todas las programaciones y todos los vaticinios están en contra, pero sucederá así”.

09 octubre 2007

MEDICINA TRANSITIVA


"ORIGAMI KRANICH" by origami - kunst
Anda empecinado mi muy satinado adlátere Aloysius en darme en la vida unas cuantas lecciones: de golf, de bachata, de origami, de mus y de telequinesia. Sus esfuerzos resultan vanos, pues hay quien para todas estas artes se define como zurdo de las dos manos. Pero, cuando me despisto un poco, aparece con un manual de matemáticas modernas.


La otra tarde, le tocó a la propiedad transitiva, algo así como que si un punto (A) está unido mediante una flecha con un punto (B), que a su vez está relacionado con otro punto (C), es rigurosamente cierto que entre (A) y (C) también ha de existir una relación. Y aunque me cueste admitirlo, tiene toda la razón, el muy ladino.

La medicina, en algunas ocasiones, se parece mucho a las matemáticas. Y no sólo en las operaciones básicas, como sumar dos o más fármacos para tratar mejor una enfermedad, restar calorías de la dieta para que el usuario pierda peso, multiplicar por dos los esfuerzos necesarios para terminar una guardia en buenas condiciones físicas y mentales, o dividir nuestra atención en partes proporcionales para que cada paciente disponga del tiempo necesario para contarnos sus preocupaciones. También existe la propiedad transitiva en la medicina.

Acaba de publicarse en "The Journal of Sexual Medicine" un trabajo de investigación realizado por diferentes especialistas de EEUU, Canadá y Alemania, sobre los beneficios que supone para la pareja femenina el tratamiento de la disfunción eréctil de su partenaire masculino. Algunos dirán, ¡vaya sofisma!, pero la cosa tiene su intríngulis.


En primer lugar, porque no existen apenas estudios que valoren estas cuestiones. En segundo lugar, porque el estudio empleó la metodología de ensayo comparativo multicéntrico, controlado con placebo, doble ciego y aleatorizado. Para entendernos, se reclutaron pacientes de varios centros sanitarios localizados en diversas áreas de países diferentes. A unos, se les suministró el medicamento en cuestión, mientras a los demás se les daba un placebo (una sustancia sin ningún efecto farmacológico). Ni los pacientes, ni el propio médico investigador, podían conocer de antemano qué estaba tomando cada sujeto (si era fármaco o placebo). Y por último, los pacientes fueron distribuidos en un grupo o en otro en base al azar. El tratamiento se mantuvo durante 6 meses y, por supuesto, las parejas no podían tomar ninguna medicación estimulante del sexo.

Los resultados obtenidos a partir de la aplicación de diversos cuestionarios de calidad del funcionamiento sexual indicaron que las mujeres de los pacientes tratados con el fármaco notaron mejoría en su propio deseo sexual, en su excitación sexual objetiva, en su lubricación genital y en su orgasmo, de manera estadísticamente significativa frente a aquellas señoras cuyos compañeros solamente tomaron placebo.


Queda entonces demostrado que si resulta satisfactorio el tratamiento (A) para la disfunción eréctil suministrado al sujeto (B), y este mismo sujeto (B) se relaciona íntimamente de vez en cuando con su paisana (C), el tratamiento (A) seguramente resultará provechoso para la sexualidad de la paisana (C). Ni al mismísimo Bertrand Russell le quedaría un razonamiento tan niquelado.

03 octubre 2007

HE NACIDO DE MI DOLOR


EGON SHIELE: "La maliciosa" (Gertrude Shiele)- 1910.
Aguada, acuarela y carboncillo, con contorno blanco.
Colección privada.
  • El texto extractado a continuación fue publicado en el diario LA REGIÓN el 13 de marzo de 2005. Vuelvo a traerlo a colación porque me da la impresión que las cosas apenas han variado respecto al abordaje y al tratamiento de la FIBROMIALGIA. Y si no, que opinen los afectados (fundamentalmente ellas).

A Antonin Artaud le debemos la paternidad de esta cita que sirve para titular la temática a tratar hoy: la FIBROMIALGIA (FM). Según la propia Asociación Nacional norteamericana, esta enfermedad crónica de los músculos tiene un origen desconocido, pudiendo afectar además a los tendones y a los ligamentos de nuestro cuerpo. La fatiga y el dolor crónicos constituyen sus síntomas estelares, si bien suelen ir acompañados en mayor o menor medida por el insomnio, la cefalea, la rigidez matutina, el deterioro de la memoria y la reducción de la coordinación y la resistencia musculares. Esta enfermedad constituye un síndrome muy representativo del llamado dolor crónico no oncológico.


Según nuestros datos, la Asociación Ourensana de Fibromialxia (AFOU) se fundó en febrero de 2003. En ese mismo año, los responsables del Ministerio de Sanidad y Consumo publicaron una excelente monografía titulada “FIBROMIALGIA”, reeditada con permiso de los autores por la Xunta de Galicia (División de Asistencia Sanitaria – SERGAS) en el 2004 y de la que han sido recogidos la mayoría de los siguientes datos.


Según el estudio EPISER, realizado por la Sociedad Española de Reumatología, se estima que esta enfermedad afecta a un 2.7% de los españoles (unas 800000 personas), siendo su prevalencia de 4.2% en el caso de la mujeres y de 0.2% en los hombres. La epidemiología de este trastorno nos aporta datos ciertamente peculiares, ya que el 85 –95% de los casos se dan en el sexo femenino y su forma más común afecta a adultos jóvenes, con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Precisamente estos colectivos de pacientes han empezado a moverse para defender mejor sus intereses, asumiendo en la práctica aquel aforismo de Alfred Bourgeard que establece que "la felicidad agrupa, pero el dolor reúne".


Friedrich M. von Klinger, promotor del prerromanticismo alemán junto a su afamado paisano Johann W. Goethe, escribió en 1775 un drama titulado “La mujer doliente”. Dramática es, por descontado, la vivencia que muchas pacientes tienen del padecimiento de “su” FM, porque cada cuadro clínico se sufre de manera especialmente diferente según la subjetividad personal. Clamaba la joven poetisa barranquillera Lauren Mendinueta: “Un dolor al cual no podemos/ escapar/ el más hondo/ el más turbio de todos/ ese de sabernos”.


Las dificultades diagnósticas son muchas veces la causa de la peregrinación de los pacientes fibromiálgicos por los diferentes servicios de atención primaria y especializada, como reumatología, psiquiatría, fisioterapia, rehabilitación y las unidades para el tratamiento del dolor, por ejemplo.


Un estudio multicéntrico, realizado en 1997 por F. Wolfe y su equipo, atribuye a estos pacientes una media de 10 visitas por año a su médico de familia, con un consumo medio de casi 3 fármacos para el tratamiento de esta enfermedad cada 6 meses. Existen otros estudios que atribuyen el doble de consumo de medicinas y de recursos sanitarios al grupo de los pacientes con FM frente a sujetos control sanos.

Respecto al impacto laboral, éste es consecuencia directa de la elevada prevalencia de este trastorno y de su presentación en las edades más productivas de la vida. Sin embargo, la repercusión en este ámbito particular varía notablemente según sea el país, ya que mientras Canadá, Noruega, Suecia y Suiza reconocen a la fibromialgia como enfermedad incapacitante, otras naciones como Israel o Australia no lo hacen así. En España, las enfermedades del aparato locomotor son una causa importante de incapacidad laboral. Un alto porcentaje de pacientes con FM se encuentra en esta situación, si bien se desconoce exactamente el porcentaje de estos pacientes que alcanza la incapacidad laboral.

Las investigaciones futuras seguirán con toda seguridad la senda de la terapia genética. En este sentido, especialistas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Valle del Nalón de Langreo acaban de publicar los resultados de un trabajo en el que relacionan la deficiencia de la proteína alfa-1-antitripsina con el padecimiento de la FM.


Recordad a Carlo Fiessinger y no creáis en "la esterilidad del dolor".

01 octubre 2007

ELOGIO DEL KLEENEX ®

IMAGEN: "KLEENEX" de alemaq89

El otro día tuve la oportunidad de leer un artículo firmado por el polémico periodista Carlos Nicolás, especialista en temas sanitarios y actualmente director de la revista electrónica “Acta Sanitaria”. Convertirse en un informador especializado en aquellas espinosas cuestiones que tienen que ver con la salud y la enfermedad se me antoja tarea harto complicada, al menos tanto como la de convertirse en médico de familia, de cabecera, de atención primaria, o como leches le queramos llamar. El apelativo controvertido se lo adjudico considerando que algunas veces comparto sus planteamientos y otras veces no. De esta sutil manera, me mantengo fiel a la etimología de la palabra, que creo viene del latín controversus (discutible).

Comentaba en su artículo el Sr. Nicolás las supuestas causas que el gobierno de España atribuye al rechazo de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria por parte de los futuros aspirantes a Médico Interno Residente (MIR). Éstas textualmente son: la relativa complejidad de la atención sanitaria integral en el ámbito de la atención primaria, la presión asistencial directa que sufrimos como profesionales (sólo superada por aquellos valientes que siguen trabajando en los servicios de urgencias), el acceso restringido a las pruebas diagnósticas especializadas y la sobrecarga administrativa y burocrática. Ya he comentado en otras ocasiones lo increíble que me parece que a los modernos médicos de primaria nos pueda resultar tan poco atractiva nuestra profesión, en comparación con aquellos heroicos compañeros de un pasado no tan lejano que incluso recorrían nuestra geografía a lomos de una montura para aliviar al prójimo.

Generalmente, en medicina, una vez conocida la causa y diagnosticado el mal, resulta indispensable aplicar el remedio. Y aquí, no valen emplastos, porque siguiendo con el dichoso artículo que hoy me atrevo a comentar, los últimos datos presentados en el informe de Estadística del Gasto Sanitario Público, correspondientes al año 2005, éste se vio incrementado en algo más de 51000 millones de euros. Del reparto de tan suculento pastel presupuestario, el 54.2% se fue para la atención especializada, con casi un 1.5% más que en el ejercicio anterior.

Si el gobierno, la oposición, los sindicatos, los profesionales y los usuarios del sistema están de acuerdo en lo mejorable que puede ser la atención primaria, ¿por qué no se invierten las tendencias presupuestarias? Se lo pregunta Carlos Nicolás, y nos lo preguntamos unos cuantos más. Ante tanta zozobra, padece mi consternado Aloysius un ataque del síndrome del Kleenex ®, ese socorrido pañuelito de papel que igual nos enjuga una mocadita que una furtiva lágrima. Una vez usado, su destino final de todos nosotros es conocido; ¿o no?

26 septiembre 2007

ALUCINA, VECINA


CERCIS SILIQUASTRUM de J.R. Crellin (C)


Esta misma semana, el editorial de una revista especializada en temas médicos señalaba con grandes letras que España alucina, delira, flipa, desvaría. Si tuviéramos que elegir un síntoma psiquiátrico por excelencia seguramente nos decantaríamos por las alucinaciones. Los que pierden la chaveta experimentan sensaciones exclusivas, visuales, auditivas, táctiles. Los cuerdos, se fastidian, no son capaces de sentir lo ficticio como verdadero. Sostiene el esquivo Aloysius que alucinar, en la mayoría de las ocasiones, sirve para desconectar de este valle de lágrimas, el mundo real, tan poco afectuoso. Hace años cantaba Toquinho: en los mapas del cielo, el sol siempre es amarillo…; en los mapas de los alucinados, el sol es multicolor, irisado, mutante, psicodélico.



Desafortunadamente, la ÑBA no fue capaz de darnos la alegría definitiva en el pasado Eurobasket. Palmamos en la final, de un punto… y en casa, para que duela más. Los jugadores no estuvieron a la altura del Mundial de Japón, con un Pau Gasol irregular, un Felipe Reyes baldado de tanto partirse la cara con muchachotes que le sacaban la cabeza, un Navarro lesionado, con su bomba desactivada, y un Jorge Garbajosa que jugó con los lóbulos de las orejas empeñados (quiero decir, multimillonariamente asegurados). Otra vez será. En lo que sí vamos sobrados como campeones continentales es en el consumo de drogas: cuadriplicamos la media europea en consumo de cocaína y casi alcanzamos el podium cuando nos ceñimos a la tripleta cannabis, anfetaminas y éxtasis. A nivel mundial, ya estamos a la altura de los EEUU. En primera línea. Estos sí que son los Cuatro Fantásticos, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Nos preguntamos, ¿tal vez los españoles tengamos alguna particularidad genética que predisponga a nuestros cerebros a la hora de engancharse en las drogas? La respuesta se me antoja negativa. Entonces, ¿qué ocurre en realidad? El Ministerio de Sanidad de Bernat Soria acaba de poner en marcha una campaña informativa para disuadir a los jóvenes contra este pernicioso consumo. Su coste final representará unos 2.2 millones de euros. Aunque es dinero, seremos testigos privilegiados de esta desigual batalla entre un microscópico David contra un colosal Goliat. Y es que la otra cara de la moneda es truculenta: por ejemplo, durante el año 2005, se incautaron en España 48.5 toneladas de cocaína, con un valor aproximado en el mercado de 6000 millones de euros. Hablando de dinero y de billetes empleados como turutos para meterse farlopa, un estudio realizado en los laboratorios catalanes Sailab sirvió para estimar que el 95% de los billetes de 10, 20 y 50 euros analizados entre los circulantes por nuestro país estaba impregnado por cocaína, con una media de 25 microgramos por billete. España: una verdadera potencia inhalatoria.



Mientras todos seguimos alucinando en colores, los cercis siliquastrum plantados en la Rúa do Paseo se secan. ¡Pobres e indefensos árboles del amor, arbolitos de Judas, pequeños algarrobos locos…, alucinados!

18 septiembre 2007

COSAS DE MÉDICOS

FRANCISCO DE GOYA: "BRUJAS DISFRAZADAS COMO MÉDICOS" - 1797


Dicen los expertos de las nuevas tecnologías que si uno enciende un ordenador personal, se conecta a Internet y utiliza uno de los buscadores más populares entre los internautas, al teclear la palabra “salud” se encuentra con el doble de entradas (140 millones) que con “sexo” (76 millones); y el que no me crea que haga la prueba. En la actualidad, constatamos que Internet se ha convertido en la primera fuente de información para los profesionales y los pacientes. Más que por la cantidad, las precauciones han de venir dadas por la calidad de la información que se cuelga en la red, a la que cualquiera puede acceder libremente, y que muchas veces exigirá al facultativo convertirse en una especie de cicerone especializado para sus clientes.

Por ejemplo, dentro de la farmacología social, en España se han realizado estudios para evaluar este fenómeno comunicativo. En uno de los más recientes, publicado este mismo año, fueron escogidos 14 medicamentos, analizando la información que proporcionaban 12 buscadores en nuestra lengua. Los doctores Alloza y Formigós, de la Facultad de Medicina de Alcalá de Henares, se encontraron con que la mayoría de las páginas eran de bajo nivel: suministraban poca información útil (tanto para el médico como para el paciente), omitiendo a veces datos tan importantes como posología, precauciones, seguridad, interacciones o efectos adversos.

Guías, agentes de la salud, clientes, usuarios… ¡cómo ha cambiado el cuento, venerable Aloysius! Frente al desvencijado modelo asistencial paternalista, donde el paciente no decidía y estaba obligado a obedecer sin rechistar las prescripciones facultativas, nos encontramos ahora con el desarrollo de relaciones interpersonales mucho más modernas: interpretativas, informativas y deliberativas.

Pero esta vertiginosa mudanza no alcanza sólo a la práctica médica habitual. Mientras en Asturias le quieren abrir un expediente a un médico que trabajaba más de lo habitual (dicen por ahí las lenguas viperinas que por dedicarle el tiempo necesario a cada paciente), provocando reiteradas disfunciones en el sistema general de asistencia sanitaria, el futuro decreto formativo de los médicos internos residentes españoles (MIR) se cargará las especialidades de Hidrología, Medicina de la Educación Física y del Deporte y Medicina Legal y Forense. Y por si fuera poco, en los hospitales del Reino Unido, quedarán prohibidas las socorridas batas blancas médicas, así como el uso de la corbata y de los relojes de pulsera o las joyas. El motivo: cortar la transmisión de infecciones en ese ámbito. Parece ser que los puños de las batas portaban mucha roña. Se barajan como alternativas unos uniformes de manga corta, acompañados de unos mandiles sintéticos fácilmente lavables. De los gorritos, todavía no han dicho nada, pero de ahí a la obligación de depilarse los antebrazos y a la vuelta de la cofia y el delantal victorianos, estamos sólo a un paso. Cosas de médicos.

11 septiembre 2007

PRODUCTOS MILAGRO



"San Miguel sometiendo a Satanás en un atardecer belga"


Como tantas y tantas veces, la otra tarde derrochaba mi muy irredento Aloysius el tiempo de su lacónica existencia desordenando los cajones de los DVD de oferta en una gran superficie comercial. Conocedor de mi particular afición al cine que trata cuestiones médicas (en otras palabras, a la medicina que escarba en las pantallas cinematográficas), con motivo de mi próxima arcangélica onomástica me regaló un ejemplar de “Derecho a morir” (Peter Wendkos, 1987).


Doble agradecimiento, pues una vez más pude admirar a ese mítico sex symbol llamado Raquel Welch, que entonces, con 47 años cumplidos, se atrevió con un papel cargado de dramatismo, el de Emily Bauer, una profesora de psicología que en la realidad sucumbió ante el padecimiento de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Por este logrado trabajo, obtendría una nominación actriz al Globo de Oro como mejor actriz. Visualicé la cinta y una avalancha de penosos recuerdos se me vino encima. Hace años, nuestra felicidad familiar se vio golpeada por la pérdida de un tío que, en la flor de la vida, falleció como consecuencia de esta devastadora enfermedad neurodegenerativa. A día de hoy, todavía no existe la cura efectiva para tanto sufrimiento.

En una escena del film, la protagonista enferma acude al gabinete de una curandera, tal vez buscando el amparo o el consuelo que la medicina contemporánea ya la había negado de antemano. También mi tío y sus seres más queridos peregrinaron por santuarios atestados, cubiles de ensalmadores, casas de chamanes y guaridas de santeros, incluso por sanatorios y dispensarios médicos de diferentes especialidades, experimentando a la par tratamientos ortodoxos y desesperadas terapias experimentales o pseudomilagrosas. El fin de sus días llegó inexorable (como llegará para todos nosotros), pero mientras su musculatura respiratoria se paralizaba, su inteligencia y su sensibilidad se mantuvieron intactas hasta exhalar su último aliento. – La verdad, no sé para qué estudiáis tanto los médicos – me espetó en una ocasión con un afilado suspiro. La verdad, es que yo tampoco lo sé.

En España, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos creó en el año 2005 el Centro de Detección de Productos Milagro. ¿De qué estamos hablando? Pues de una serie de sustancias y artefactos que se comercializan con la finalidad de prevenir y curar determinadas enfermedades y trastornos sin haber demostrado científicamente su utilidad para tales fines. La lista es prolija: cremas antiedad (¡ay, si fueran ciertos sus efectos!), untuosos potingues sacamantecas (¡insisto!), dietas portentosas que convertirían a Oliver Hardy en Stan Laurel o múltiples caralladas magnetizadas sabe Dios con qué imanes. Lo gracioso del tema, es que muchos de estos fabricantes dan publicidad a sus productos con anuncios fraudulentos que se cuelan por nuestras televisivas pantallas domésticas.


¿Se acuerdan aún del jeta que se hacía llamar Dr. Rosado, y que prometía curar el hipo rebelde apagándole colillas en la coronilla del jadeante paisano? Algunas veces, me pregunto por qué es tan fácil curar y tan difícil ser médico.

04 septiembre 2007

DIVERGENCIAS SANITARIAS

"P50 - 165 Tulip (Tulipan)" de Haiku_Ted

Insiste el porfiado Aloysius: los progresos en salud pública salvan más vidas que los avances tecnológicos; por ejemplo, el saneamiento y la potabilización de las aguas. Su carencia supone más pérdidas humanas en este planeta que la falta de corazones ultrartificiales en las provisiones hospitalarias.
En los últimos tiempos, la generalización en el empleo de la vacuna contra el virus del papiloma humano (HPV) hace, y ha hecho correr, ríos de tinta en los medios informativos. Uno de ellos ha anunciado que, aprovechando la reunión del Consejo Interterritorial de Salud durante el próximo mes de octubre, nuestro Ministerio de Sanidad propondrá a todas las Comunidades Autónomas la inclusión de esta innovadora inmunización en sus respectivos calendarios vacunales. El flamante ministro Bernat Soria estima el coste de esta medida sanitaria en unos 40 millones de euros.

Castilla – La Mancha piensa hacerlo de manera general y gratuita, sin descuidar las medidas de cribado tradicional como las citologías del cuello uterino. Los responsables sanitarios de Andalucía y Cantabria se han manifestado en sentido similar, si bien se muestran más “prudentes”. En Asturias, sin embargo, se quejan del elevado precio de la vacuna comercializada (estiman en un millón de euros este coste) y piden cofinanciación estatal, lo mismo que aragoneses y canarios. Sensibles con las repercusiones sociales, los catalanes abogan por la inclusión generalizada, ya que si así no se hiciera, sólo se beneficiarían de esta medida preventiva las féminas de las clases más pudientes. Extremadura, Valencia y La Rioja se reservan (como en el póker) hasta la reunión del Interterritorial. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, aboga por la aprobación de las vacunas de diferentes laboratorios, para fomentar la competencia (y supongo que también la rebaja de los precios). En Euskadi han valorado que, gracias a este método de inmunización específica, se salvarían allí unas 20 mujeres cada año (repercutiendo por cada vida, aproximadamente, unos 50000 euros a su erario público).

Pero también hay voces discordantes, como la del Dr. Juan Gervás, médico general que trabaja en la provincia de Madrid, excelente y controvertido comunicador en el seno de la propia Organización Médico Colegial (OMC). Según este colega, unas 600 españolas mueren cada año a consecuencia del cáncer de cuello uterino. Desafortunadamente, el 80% de ellas nunca se han hecho una citología, pues las mujeres que más se revisan en el ginecólogo son las que menos lo necesitan (sanas, jóvenes y cultas). Y todo ello dentro de una nación como España, uno de los países del mundo con menor mortalidad por este cáncer. Respecto a la relación del HPV con este tipo de patología neoplásica, el 99% de las infectadas podría eliminarlo espontáneamente, sin plantear problemas sanitarios adicionales. Gervás dixit. Por último, este compañero defiende que sería más eficiente emplear estos recursos económicos en la generalización de las citologías a todas las mujeres españolas, de manera programada, regular y eficaz, especialmente entre aquellas más desfavorecidas por la sociedad.
Señoras y señores, la polémica está servida. Se admiten apuestas.

30 agosto 2007

PARADOJAS

HOGARTH: Falsa Perspectiva
La vida misma es una inagotable fuente de contradicciones. Los medios informativos las revelan a la opinión pública constantemente. Desde las más triviales y futboleras anécdotas (el despido de un entrenador aunque haya ganado un campeonato de liga), pasando por las deportivas (el fichaje de un bicampeón mundial de automovilismo para que su propio equipo se las haga pasar canutas), hasta las más serias y preocupantes (la vigencia de ciertas leyes que permitan poner en libertad a asesinos y violadores confesos, aunque no hayan demostrado ni un ápice de arrepentimiento o piedad por sus víctimas, con elevadas probabilidades de reincidencia en sus delitos). Ya lo prevenía el escritor Jean de la Bruyère en el siglo XVII, proclamando que es más difícil eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.

En el complejo mundo laboral, con frecuencia surgen conflictos al tratar de compatibilizar los derechos de los trabajadores con los intereses de los empresarios. En este sentido, alguien podría entender como paradójico que las brigadas antiincendios se marchasen en verano de vacaciones o que, por estas mismas fechas, los centros de donación de sangre trabajen a medio gas en algunas localidades. Todo ello queda enmarcado dentro de un período estival en el que el riesgo de incendios forestales parece menor que en otras ocasiones (por lo atípico de la meteorología), pero en el que los llamamientos a la donación sanguínea continúan siendo incesantes. Entonces, ¿quién debe conciliar el derecho al descanso de los asalariados con el mantenimiento óptimo de los servicios, sobre todo en provincias como la nuestra, donde precisamente son las administraciones públicas las que emplean a un mayor número de paisanos? La respuesta se nos antoja clara y diáfana. En el caso concreto de los trabajadores del Centro de Transfusión de Galicia (CTG) es necesario que la Consellería de Sanidade garantice la sustitución de aquellos que se han ido a disfrutar de su bien merecido descanso vacacional. Sostiene Aloysius que, pudiera darse una impresión discordante, cuando se reclaman urgentes donaciones y el posible donante acude a un centro que está parcialmente inoperativo por la escasez temporal de recursos humanos.

Otro cantar son las huelgas. Cuando las negociaciones laborales llegan a un punto muerto o resultan inviables, este derecho puede ejercerse por una de las partes afectadas con la finalidad de forzar el acuerdo. Todos conocemos la eficacia y potencia de este tipo de reivindicaciones si, por ejemplo, nos quedamos atrapados en la terminal de un aeropuerto por una huelga de pilotos, de controladores o del personal de tierra, o el hedor insoportable que impregna a una localidad que sufre durante varios días la huelga de sus servicios de limpieza. Sin embargo, no debemos olvidar que en el ámbito de la sanidad pública, las medidas de presión ejercidas por los trabajadores pueden verse atenuadas por la exigencia inquebrantable de salvaguardar la salud del prójimo. Y tampoco ignoremos que, en cualquier momento, uno de nosotros podría necesitar una transfusión de sangre que nos salve la vida. Donantes solidarios y administraciones eficientes. Así sea.

21 agosto 2007

DON DE LENGUAS


Un verano tan atípico, como éste que nos está tocando vivir, trae a mi querido Aloysius taciturno y sublevado. Mucho más ortodoxo sería la canícula en agosto, y la helada en la invernal temporada. Pero, entre el calentamiento global y otros malabarismos de la meteorología, está el pobre que jura en arameo; y no precisamente porque haya adquirido de repente el llamado don de lenguas. Para la fe católica, el don de lenguas representa la facultad milagrosa de hablar un idioma que no se haya aprendido previamente. Según los Hechos de los Apóstoles, fue el Espíritu Santo el que dotó de esta cualidad a los discípulos de Cristo, para que salieran a predicar su mensaje. Lengua, lenguaje, habla, ¿son palabras sinónimas? En muchos diccionarios esta identificación queda así reflejada. El habla, la capacidad de emplear un lenguaje (verbal y no verbal) y la posibilidad de expresarnos en diferentes lenguas es una habilidad propia y característica de los seres humanos. Para ello estamos genéticamente dotados con un órgano de la fonación, capaz de articular los sonidos que nos permiten comunicarnos, traduciendo de esta manera las órdenes cerebrales. Antes de hablar, siempre deberíamos pensar las palabras, en abstracto. Pero no voy a meterme hoy en profundidades de la filosofía del lenguaje, por mucho que me atraigan las proposiciones de Wittgenstein.

Muchas veces me ha llamado la atención cómo individuos de muy diferentes lenguas y culturas se esfuerzan para tratar de comunicarse. En las consultas de atención primaria, empezamos ya a experimentar este fenómeno con algunos pacientes asiáticos o africanos. Y no somos los únicos. Recuerdo aquí la película “Infierno en el Pacífico” (John Borman – 1968), donde Lee Marvin y Toshiro Mifune encarnaban a un soldado americano y a otro japonés, únicos habitantes de una isla desierta del Pacífico, condenados a entenderse para sobrevivir. Sin embargo, en otras ocasiones, paisanos que comparten una lengua en común, se empeñan paradójicamente en incomunicarse.

En este verano que no es estío, como ya viene siendo habitual en los años anteriores, demasiados prójimos se están dejando la vida sobre el asfalto. El otro día, viajando por una de nuestras autovías gallegas, pude observar el esfuerzo de la Dirección General de Tráfico reclamándonos a los automovilistas prudencia en la conducción. Grandes carteles de luminosa intermitencia nos advertían del peligro con una macabra estadística: “desde enero, 1668 muertos” (a estas horas, seguro que son bastantes más). En un punto kilométrico determinado, un cartel alternaba gallego e inglés; varios kilómetros más adelante, el mismo mensaje cambiaba a castellano e inglés. En otras carreteras, podían leerse advertencias solamente en gallego o en castellano. ¿Empeño comunicativo no operativo? Espero que no, porque a buen entendedor, pocas palabras bastan. Por cierto, “A buen entendedor” es también el título que recopila los ensayos del Nobel irlandés Seamus Heaney… Queda claro pues, que los esfuerzos del comunicador siempre serán estériles si no son convenientemente captados por el receptor, sea cual sea la lengua empleada.

Por último, solamente mencionar aquí como anécdota que algunos folletos informativos de los que acompañan el kit de dispensación gratuita de la mal llamada píldora del día después, no están escritos en gallego, sino en catalán…Y también en castellano, para que todos nos entendamos. A estas horas, todavía continúa intrigado Aloysius: ¿se tratará de un error de empaquetado o de un obsequio del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya?

15 agosto 2007

TO BEG AND TO GIVE ( DAR Y RECIBIR)


Imagen: "Limosna (Sevilla)" por odalhua
Extracto del texto publicado en La Región el 10 de abril de 2005.

A caballo entre los siglos XII y XIII de nuestra era, surgen en Europa las órdenes mendicantes, regidas por aquella máxima evangélica que enaltece la pobreza como objetivo individual y colectivo. Sometidas por la obligación inherente de mantenerse con la limosna, así deberían cubrir las necesidades más básicas de sus miembros. Sólo por recordar a algunas de las más populares mencionaremos a los carmelitas, los franciscanos, los dominicos y los agustinos, a los que por cierto perteneció Martin Lutero.

Tiempo más tarde, en la otra cara de la moneda, en el transcurso del Siglo de Oro español se contaban en nuestro país alrededor de 150000 vagabundos, muchos de los cuales remediaban su hambre voraz gracias a la sopa boba que regalaban en la puerta de los conventos.
Hace un tiempo, la edición digital de un diario nacional publicó una curiosa noticia: varios jóvenes chinos, desempleados de la ciudad de Chengdu, se dedicaron a utilizar Internet para pedir limosna a desconocidos, inaugurando un fenómeno social conocido como "web mendigos". Para combatir el intrusismo, uno de sus portavoces llamado Li Dan, advertía que los auténticos pobres tenían que aportar sus datos verídicos en los mensajes de correo electrónico que remitían a sus supuestos benefactores.
Dos anécdotas relacionadas con la mendicidad en la ciudad de Ourense: hace un tiempo, se situó en una esquina estratégica de la Rúa Santo Domingo un músico callejero que pedía una limosna para tomarse una cervecita. Ponía en práctica esta cantinela entre tema y tema de su contumaz repertorio. Mientras tanto, otro cándido pedigüeño habitual, sentado en las escaleras de la Rúa do Páxaro, pedía limosna para comprar pilas; sin ellas, no podía hacer funcionar su deteriorado aparato musical, que vomitaba sin cesar acordes y soflamas punkies.

Nuevos pobres que pululan por la red de redes ofrecen al mejor postor su propia virginidad. La pionera fue una tal Rosie Reid, estudiante de la Universidad de Bristol. Contaba entonces 18 años, y a pesar de declararse lesbiana militante, esta joven mantuvo relaciones sexuales con un hombre de 44 años en un hotel del norte de Londres a cambio de 8400 libras esterlinas. Su ejemplo fue seguido por David Bardy, estudiante de la Universidad británica de Bournemouth, que llegó a coleccionar 7000 respuestas antes de que la página web de subastas suprimiera el anuncio donde ofertaba su virgo por unas 6000 libras esterlinas. Sin embargo, su generosidad le comprometía a donar 1000 de ellas a Intermón Oxfam.

Una joven limeña llamada Gracia Yataco León alcanzó una fama en Perú digna de los relatos de Bryce Echenique o de Vargas Llosa. Puso en venta su virginidad en Internet valorada en 20000 soles (unos 6500 dólares). Trataba así de mejorar la precaria situación de su madre y hermanito enfermos.
Podemos leer en la obra de Ryszard Kapuscinski: "la pobreza es una subcultura. El pobre no sólo es aquel que no tiene suficiente comida y ropa. Es alguien que vive en condiciones miserables, rodeado de otros pobres y en un medio de pobreza generalizada del que no se ve salida alguna. No sólo vive, sino que también piensa de manera diferente... La persona hambrienta es incapaz de pensar en términos abstractos, los únicos que permiten emprender intentos de salir de una situación desesperada..."

14 agosto 2007

UNA TARDE CON SANTEIRO


"Tempo e Materia" - 2004
(óleo sobre lienzo)


Como las ciudades, la vida tiene múltiples esquinas; como las carreteras, sorprendentes cambios de rasante. En nuestro devenir por estas geografías de la imaginación, en muy contadas ocasiones un fino rayo de claridad rasga toda la opacidad mediocre que nos rodea. De esta manera, alumbra tenuemente sobre el pesado manto protector de la cultura subvencionada. Al fin y al cabo, cuando un artista plástico comienza a triunfar, ¿quién decide el destino de su obra que ha de venir?; ¿los gustos del público?; ¿la honradez profesional que le guía por ese angosto camino empedrado, por su tozuda trayectoria artística?, ¿su marchante?, ¿los volátiles mecenas públicos imperantes en cada momento?.
Me sorprendió Andrés Santeiro. Miento, me sigue sorprendiendo. Lo hizo durante su primera exposición. Lo seguirá haciendo en las futuras. Resulta increíble que un muchacho de apenas 28 años despliegue tamañas dosis de maestría en el empleo de los colores y de las formas. Los necios piensan que el arte abstracto es más moderno que el figurativo. Craso error. Lo moderno perdura. Velázquez y Schiele son modernos y clásicos, a partes iguales. En la National Gallery de Londres todavían copian los cuadros del maestro del Siglo de Oro. Me asombró el porte de Santeiro: alto, musculado, bien parecido. Un joven que a buen seguro podría ganarse la vida como modelo; un chaval guapo que pone copas en un local de moda de esta anodina Auriavella. Pero el prefiere los lienzos y los pinceles, la tranquilidad del olor a trementina, los pliegues de las telas albas, las puertas y ventanas desvencijadas, las cortinas de los bares cerrados, las nubes del cielo y los chorros del agua que juguetean con las palomas en las melancólicas fuentes patrias.
Una tarde con Santeiro: Florencia, los Uffizi, el Palacio Pitti, el Foro Romano con sus columnas perennes, la vanidad, el valor del arte, la brevedad de la vida, la honestidad, el academicismo, César Prada, Zapata, Canaletto, la compra y la venta de las obras de arte, Ourense y sus personajes, los artistas locales que malgastan su talento, los hijos tontos de Picasso que dormitan confiados en el Parnaso ourensano, el éxito, Antonio Murado, Nueva York, las grandes obras que vendrán preñadas incienso, la fugacidad del tiempo...

13 agosto 2007

LOS ESPERMATOZOIDES


Anda un tanto circunspecto mi apreciado Aloysius tras la lectura en La Región de un opúsculo ciertamente vengativo contra los espermatozoides, esas sufridas células germinales varoniles que llegaron a fascinar al mismísimo Woody Allen. El genio neoyorquino no tuvo reparos a la hora de disfrazarse de uno de ellos en su cuarta película como director (Todo lo que quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, 1972). Y sostengo lo de sufridas porque ninguna célula del cuerpo humano tiene el deber de demostrar tan óptima competencia profesional: además de vitalidad, los espermatozoides tienen que ser ágiles, vigorosos, móviles y bien parecidos. Al contrario que en nuestra actual sociedad, no son útiles ni los cabezones ni los que tienen defectos en la cola. Mi entrañable José Luis Penedo, autor de la diatriba contra los gametos flagelados, les achacaba la génesis de todos los seres deleznables que se pasean por el planeta. Supongo que, intencionadamente, obvió que la mitad de la carga genética de los facinerosos, macarras, violadores, gilipuertas, atabanados y otras joyas internacionales es transmitida por vía materna, a través del óvulo. Esta recombinación de nuestro ADN materno y paterno garantiza la variabilidad de nuestra especie. ¿A qué viene entonces tanta inquina?

Sí es cierto que la carga genética correspondiente el cromosoma Y siempre se hereda a partir del padre y de los antepasados varones. Si el gen de la estulticia radicase en ese emplazamiento, con elevada probabilidad un progenitor majadero engendraría vástagos masculinos necios.

También resulta incuestionable que los espermatozoides no pueden aportar las mitocondrias necesarias para que una célula funcione. Como sólo están presentes en el óvulo, estas microscópicas máquinas energéticas indefectiblemente se heredan de madres a hijos. Por ello, si una mujer no tiene descendientes femeninos, el ADN presente en sus mitocondrias se perderá para siempre.

Sostiene Aloysius que nos encontramos ante el declive del imperio espermatozoario. Desde que la famosa oveja Dolly fue concebida en los laboratorios de Escocia, no muy lejos de los alambiques en los que se destila a fuego lento la malta de los aromáticos güisquis de Speyside, la clonación permite copiar animales sin la necesidad de que participen las células sexuales masculinas. Una transferencia nuclear y un chispazo eléctrico podrían sustituir, en un futuro no muy lejano, a la atracción, al cortejo y a las relaciones íntimas entre machos y hembras, entre hombres y mujeres. Y ¿qué será entonces, querido Sr. Penedo, de todos esos alcaldes y concejales que se autoadjudican elevados sueldos?