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30 junio 2010

DE NUEVO SOMOS LA LECHE


Cuando escribo estas líneas todavía España no es la nueva campeona del mundo de fútbol. Cuando el lector pose su vista sobre estas palabras, en su sección habitual del diario “La Región”, tal vez este anhelo esté a punto de consumarse. Bendito es el fútbol, que nos mantiene anestesiados ante tanta crisis y desasosiego. Loor a un deporte tan democrático que ha encumbrado en la gloria a prójimos gordos y bajitos, como Maradona, Torpedo Müller o Romario, a la par que a tipos tan espigados y desgarbados como Zigic, Koller o Peter Crouch, a centrocampistas más lentos que las tortugas, como Vicente Del Bosque o Ricardo Gallego, y a auténticas balas sobre el césped como Robben, Gento, Messi o Cristiano Ronaldo.

Pero el título de hoy nada tiene nada que ver con tantas gestas épicas en pos de un balón pateado sobre un rectángulo de juego con porterías. Más bien se refiere a la controversia creada en el ámbito de la nutrición por los partidarios y los detractores de los productos lácteos.

Hace unos meses leí una diatriba contra la leche y sus derivados firmada por el polémico Fernando Sánchez Dragó. Voluntariamente se convertía en el portavoz de los críticos contra el consumo de un alimento que sólo es necesario para los cachorros de los mamíferos que todavía se están amamantando.

Otros especialistas han encontrado inconvenientes en la intolerancia digestiva a la leche que se va desarrollando con el devenir de los años en nuestros intestinos adultos. No en todos, pues las vacas son animales sagrados para los valerosos Masai que pastorean sus rebaños en las altiplanicies del África Central y Oriental. Estos guerreros se alimentan habitualmente con la leche de sus rebaños. Sin intolerancias ni incómodas diarreas. Algo tendrá que ver entonces la genética.

Los defensores de los lácteos los identifican como la principal fuente de calcio en la dieta de los europeos. Para Sergio Casalmiglia, catedrático del Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos de la Universidad Autónoma de Barcelona, consumir estos alimentos aporta más beneficios que no hacerlo. Según este experto, existen estudios prospectivos demostrando que las personas que toman leche tienen menos problemas cardiovasculares, que están más protegidos frente al cáncer de colon y que incluso tienen menos riesgo de convertirse en diabéticos tipo 2.

También son útiles en las dietas de adelgazamiento, pues favorecen la eliminación de las grasas y combaten su acúmulo en el organismo. Como alimento, la leche sigue considerándose uno de los más nutritivos, con un menor índice glicémico.

Si se toleran, los lácteos son buenos alimentos y económicos. Consumiendo leche, de paso ayudamos a nuestros ganaderos, los infatigables Masai de los prados gallegos...

Porque soostiene Aloysius que somos lo que comemos. Porque somos la leche.


29 junio 2010

ABELARDO PEREZ GABRIEL


Este blog tiene hoy que contar una noticia muy triste: la pérdida del actor ourensano Abelardo Pérez Gabriel.

Compañero en el diario "La Región", su columna sobre los clásicos del cine siempre ha sido una de mis favoritas.

La última vez que hablé con él, estaba paseando a su perro, acompañado por Lourdes, su inseparable esposa y compañera. Charlamos de canes y de películas, nuestras comunes aficiones.

Además de su labor profesional sobre platós y escenarios, Abelardo capitaneaba una iniciativa fantástica: conseguir que las salas multicine (¡las únicas que quedan operativas en Ourense!) de cuando en vez abrieran sus puertas gratuitamente a las grandes obras del 7º Arte... Por cierto, el próximo 5 de julio tenía previsto comentar un hito cinematográfico, nada más y nada menos que "Esplendor en la hierba" (Elia Kazan, 1961)

Querido Abelardo: descansa en paz. Has bordado el papel protagonista que te ha tocado interpretar en esta corta película que llamamos... vida.

24 junio 2010

PATCH ADAMS



La otra tarde en Compostela compartimos un buen rato con el Dr. Hunter Patch Adams. Mi inestimable Aloysius me había contado tantas cosas de él que no pude dejar escapar la ocasión de conocerle en persona. De entrada, me sorprendió que no se pareciera en nada a Robin Williams, el actor encargado de darle vida en la exitosa película de 1998, dirigida por Tom Shadyac. Robin es más o menos de mi estatura, poco más de un metro y setenta centímetros, mientras que el verdadero Patch Adams hubiera podido ganarse tranquilamente la vida como jugador de baloncesto.

Vestía el Dr. Adams su uniforme habitual de payaso: unos amplios pantalones convertibles en una especie de shorts en forma de globo, una camisa oscura decorada con peces de llamativos colores y una corbata clara con motivos orientales. Completaba tan estrafalaria pinta con el pelo muy largo, recogido en su nuca en una lacia coleta. Del lóbulo de su oreja izquierda colgaba un pendiente en forma de un pequeño tenedor.

Los pescados de la camisa eran peces Koi, una subespecie de carpa originaria de China y Japón, de colores muy brillantes (los de Patch eran de diferentes tonos rosados); son animales muy resistentes, capaces de soportar incluso temperaturas de menos 10 grados centígrados. Quién sabe si nuestro protagonista eligió precisamente esa camisa por llevar unas criaturas tan perseverantes, como él mismo.


Patch Adams es un iluminado. Así se autodefinió, pues estando ingresado en un sanatorio psiquiátrico por intentar suicidarse vio la luz. Concibió un proyecto utópico donde los haya para utilizar el poder curativo de las relaciones humanas, de la compasión, de la diversión… Por ahí lo definen como el padre de la risoterapia, aunque como todas las definiciones quizás sea ésta demasiado simplista.

Después de haber pasado gran parte de la tarde repasando moléculas, conceptos, cascadas enzimáticas, gráficas, estudios, metanálisis, cifras y porcentajes relacionados con los diversos tratamientos de la hipertensión arterial, se me levantó un molesto dolor de cabeza. Y no precisamente por las profundas disertaciones de los especialistas, grandes personas, médicos y amigos, que precedieron a Patch Adams.

Yo acababa de regresar de Oslo, del Congreso Europeo de Hipertensión Arterial, cada vez más convencido de que no existe una sola enfermedad hipertensiva; más bien al contrario, sí existen los pacientes hipertensos, podemos verlos y tocarlos, cada uno con sus propias vivencias íntimas y particulares, sintiendo lo que realmente significa estar enfermo, respondiendo o a las múltiples terapias que desde nuestras consultas los médicos les recomendamos para mejorar su salud. Por eso resulta tan difícil ser médico y por eso resulta tan complicado aprender medicina en las facultades.

Un breve vídeo de Patch Adams atendiendo en un parque a una niña peruana con parálisis cerebral me transportó de nuevo a la realidad, para tener en consideración la potencia curativa de la parte humana de los médicos. Y el dolor de cabeza también se me fue pasando, sin pastillas.





22 junio 2010

SUDAFRICA 2010 MUNDIAL DE FÚTBOL

Futbol-listo 0314, imagen de lampolyester, en Flickr TM

Dicen que éste es el deporte más democrático, porque cualquiera puede jugar a él, porque cualquiera puede triunfar en él...


Y también, porque somos algo más que fútbol...


OURENSE

Porque sé que nos miran desde otros cielos, desde otros crepúsculos y alboradas...

16 junio 2010

LA FABRICA DE GALLETAS

Una bella estampa de los Bersaglieri italianos anunciando las prestigiosas galletas (cookies) Huntley & Palmers

Breve mensaje de CRONICUS (vaya usted a saber si inspirado en el tarambana de Willy Wonka, del genial Roald Dahl):

"De pequeño quería hacer una fábrica de galletas, ¡¡qué linda la estética de aquellas Fontaneda rojas y pequeñitas sumergidas en el Cola Cao!!... Libros son galletas..."

15 junio 2010

CRISIS Y SALUD


El tema que abordamos hoy podría tener títulos alternativos; el pesimista Aloysius seguramente preferiría “Crisis y Enfermedad”, pero voy a hacer oídos sordos a su recomendación, porque la ciencia ha demostrado que los enfermos optimistas gozan siempre de mejor salud.

Tengo la impresión que el difícil trance socioeconómico que estamos todos atravesando influye en nuestra vitalidad y en nuestra energía. En las consultas de atención primaria estamos atendiendo problemas que, sin ser puramente médicos, afectan la salud de los pacientes: pérdida del puesto de trabajo, empeoramiento de las condiciones laborales, incertidumbre sobre el futuro propio y el de la familia, estrés, desánimo, pérdida de la autoestima, desmoralización… Incluso nuestros entusiastas pensionistas empiezan a intranquilizarse ante un porvenir encapotado.

Desafortunadamente, no existen medicamentos efectivos para mitigar tales síntomas. Me comentaba el otro día un amigo que estaría bien comenzar a contratar psicólogos clínicos en todos los centros de salud, porque iban a trabajar a destajo. Tal vez nos hayan estado engañando con un ficticio estado de bienestar basado en el crédito fácil y el gratis total, resultando cierto aquel viejo refrán de “a buenos ocios, malos negocios”.

Repasando el libro “Obesos y famélicos” de Raj Patel, economista inglés de origen hindú profesor de facultades tan prestigiosas como Yale y Berkeley, me acordé de la situación de los campesinos de China y del Subcontinente indio durante una pasada crisis económica global. La tasa de suicidios alcanzó cifras inimaginables por intolerables. Para obtener el pasaporte a la nada, estos sufridos prójimos empleaban los pesticidas inútiles para sus agostados labrantíos.

Una situación similar se dio también a muchos kilómetros de distancia, en las granjas británicas y norteamericanas que se iban al tacho bajo el peso de las deudas y de las hipotecas, propiedades familiares durante generaciones y que sus últimos propietarios no habían podido salvar de la bancarrota.

Coincidencia o no, según informaciones publicadas por el IMELGA (Instituto de Medicina Legal de Galicia) referentes a la provincia de Ourense, desde el año 2006 se han producido en nuestros pagos más fallecimientos por suicidios que por accidentes de circulación. Tal vez haya influido el endurecimiento de las sanciones por las infracciones de tráfico, pero esta circunstancia ha sido idéntica para el resto del Estado.


Para no contradecir a Raj Patel, en una provincia eminentemente rural y envejecida como la nuestra, en 2008 la tasa de suicidios alcanzó casi el 13%, mientras los porcentajes para Galicia y España fueron del 12 y 7%, respectivamente. Entonces, por aquí también falla otro refrán: “a año tuerto, labrar un huerto”. Aloysius recomienda mejor esperar a que escampe el chaparrón.


13 junio 2010

VOYAGE

Rural Contours ~ Stormy Day ~ Tayside; imagen de idg, en Flickr TM

Una recta que parece infinita se extiende frente a mí. Surca un paisaje plano, eterno, inmenso mapa de geografía apaciguadora. El horizonte, opaco y denso, amenaza lluvia; por la derecha comienza ya a barrer los campos de trigo, todavía verde, como finas cortinas de agua. Las retamas, fornidas por el viento de la autopista, me regalan millones de flores amarillas. El cielo está tan bajo que se pudiera tocar con las manos. Planos de nubes, grises, plúmbeas, de un blanco sucio y perverso, se superponen en la lejanía de los prados encharcados. No hay destino, ni punto de partida. Solamente el viaje existe, y la memoria, afanada inútilmente en retener todos esos instantes, fugaces, banales, exclusivos, irrepetibles.
Enciendo la radio del auto, para mitigar el sonido de las ruedas devorando el asfalto. Sorpresa. La sinfonía nº 94 de Joseph Haydn. Súbitamente, la luz del día se hace más intensa y tras una curva surge una pradera cargada de amapolas, un beso carmesí que al celaje se le habrá caído cuando intentaba huir del sol y de sus espadas de fuego.

En homenaje a tan singular viaje, escuchemos el 2º movimiento, (andante) de esta sinfonía, en la versión de la Capella Istropolitana dirigida por Barry Wordsworth, e ilustrada con hermosas obras del pintor francés William Bouguereau (1825 - 1905).



09 junio 2010

TYRELL CORPORATION


Anda un poco mosca el inquieto Aloysius desde que le adelanté el título de estas reflexiones. Los muy cinéfilos, como mi amigo y compañero el Dr. Alberto del Álamo, ya saben de qué va la cosa. De haber existido realmente esta megacorporación, dedicada al negocio de la ingeniería genética, el bueno de Alberto seguramente ocuparía uno de los puestos más destacados entre los diseñadores del endotelio vascular de los replicantes.

Para los que hasta ahora no hayan entendido nada, les contaré que estas palabrejas tienen relación con la película “Blade Runner”, una de mis favoritas, una obra de culto dirigida en 1982 por el irregular Ridley Scott. El guión está basado en una novela del genial escritor americano Philip K. Dick, que tuvo la feliz ocurrencia de morirse el mismo año en que se estrenó la cinta. Su libro se tituló “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” y ambas obras plantean un futuro pesimista de la humanidad en el que los hombres conviven con los replicantes, criaturas creadas en los laboratorios mediante ingeniería genética, seres a medio camino entre los resistentes y laboriosos robots y los soberbios e imperfectos seres humanos. Por cierto, la acción de “Blade Runner” se sitúa en el año 2019, dentro de casi nada, si llegamos allá…

El iconoclasta Philip K. Dick

Traigo a colación tanta cinefilia no por pedantería, sino porque me ha provocado cierta inquietud la lectura de recientes informaciones sobre la vida sintética que pretende crear y patentar el controvertido biólogo Craig Venter. Me pregunto, ¿dónde quedaría situada la difusa frontera existente entre la investigación y el negocio?; ¿sería lícito patentar fragmentos de ADN, de vida, genes creados artificialmente en un laboratorio?

Estos temas resultan demasiado complejos, no disponemos todavía de suficientes datos para poder emitir una opinión cabal. Sin lugar a dudas, el mayor esfuerzo económico en bioinvestigación procede las arcas privadas. Por ejemplo, muchos científicos públicos, becados con el dinero de nuestros impuestos, se sienten tentados constantemente por potentes empresas particulares. La industria farmacéutica ha de rendir cuentas a sus accionistas, demandantes de más beneficios y menos beneficencia. Es comprensible, aunque no justificable, en un mundo tan competitivo como el nuestro.

Pero, en incontables ocasiones se nos viene alertando sobre el riesgo de investigar solamente lo rentable, abandonando a su suerte, o a la pírrica asignación anual dentro de los presupuestos generales del estado, a enfermedades raras que afectan a muy pocos individuos, o a trastornos muy frecuentes, pero que lesionan a muchos prójimos que no puedan pagarse los tratamientos. El debate está servido.

Mientras tanto, Synthetic Genomics (la compañía de Venter) y la petrolera Exxon han alcanzado un acuerdo para destinar 490 millones de euros al desarrollo de un alga unicelular artificial capaz de fabricar combustible a partir del CO2 atmósférico.


05 junio 2010

EL OFICIO DE VIVIR


¿Otra simple coincidencia?; no creo...

Extracto del Libro de CRONICUS:

"Voy a buscar a mi ahijada al colegio. A ella le gusta hojear los periódicos de tirada nacional que le dan algunas veces por la semana en la escuela. Como sabe de mi gusto por Pavese, ayer me entregó un recorte del autor turinés que encontró en su sobrevuelo de prensa. Venía con unos fragmentos de otro diario, "El oficio de vivir", y fotografías de su detención cuando trabajaba para el Partido Comunista en 1935".

Y entonces, por ser sustancia de nuestros días y de nuestros sueños, Aloysius quiso obsequiar con esta canción a tan gentil muchachita...

04 junio 2010

NUTRACÉUTICA


Hace unos años discutíamos acaloradamente con el receloso Aloysius sobre cómo sería en realidad la medicina del futuro: terapia genética, nanotecnología, biónica, robótica, células madre, clonación, autotrasplantes, medicamentos y alimentos preventivos que disminuirían la probabilidad de padecer una enfermedad…

En la vida, además de saciar nuestra avidez de información permanente, de vez en cuando es bueno escuchar a los que saben mucho más que uno mismo. En un plazo de apenas 15 días he asistido a las conferencias de dos profesores que de forma honesta se atrevieron a abordar cuestiones tan controvertidas como la obesidad, la diabetes tipo 2 y la arteriosclerosis, o en otras palabras, las modernas enfermedades de la opulencia. Ambos mencionaron el innovador concepto de diabesidad. El profesor Enrique Campillo, de la Universidad de Extremadura, fue el único capaz de hacerme entender conceptos tan sencillos como la resistencia a la insulina o la herencia de los “genes ahorradores”, capaces de convertir irremediablemente en obesos a sus portadores, hagan la dieta que hagan siempre que no la acompañen del correspondiente ejercicio.

En mis años mozos no era sencillo encontrar a niños que se enfermasen por culpa de la alimentación que recibían; más bien al contrario, los cuerpos magros predominaban sobre los orondos. Me cuesta recordar algo semejante a la proliferación actual de platos precocinados y de bollería industrial en los estantes de las tiendas y supermercados. No se jugaba a la ruleta rusa con las llamadas grasas trans. Evoco las imágenes del Jardín del Posío y del patio de recreo de los Salesianos, repletos de chavales jugando al fútbol o al baloncesto, corriendo sin parar, incluso montando en bicicleta o patinando. Nunca pensé añorar aquellos tiempos en blanco y negro sin consolas de videojuegos, sin gimnasios y sin avenidas del colesterol. Y me acordé de un libro de Raj Patel que se titula “Obesos y famélicos”, sobre el impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial.

En nuestra sociedad contemporánea, el único esfuerzo físico que debemos realizar para conseguir comida es abrir la puerta del refrigerador. Decía el profesor Campillo que nuestros antepasados eran capaces de nutrirse a partir de unos 250 posibles alimentos, mientras las mujeres y hombres modernos apenas damos cuenta habitualmente de una docena de viandas.

Pero, no todo es negativo en nuestra alimentación. El Dr. Calabuig, jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital “La Fe” de Valencia me dio una lección sobre Nutracéutica, la especialidad que estudia los alimentos naturales beneficiosos para la salud. Y es que ya empiezan a dejar de sonarnos inusuales palabras como resveratrol, coenzima Q10, astaxantina, berberina, espirulina, licopenos (como el Ateronon ®) o las exóticas Bayas de Goji. Otro día, nos extenderemos más… Hoy, de momento, Bon Appétit, salud y buenos alimentos.