CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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12 abril 2006

TODO GRATIS



Asistiendo como alumno a un máster de gestión sanitaria me llamó poderosamente la atención la siguiente anécdota: en un centro comercial, una empresa especializada en la comercialización de pizzas rápidas decidió realizar una jornada de puertas abiertas, ofertando para ello raciones de sus productos de manera totalmente gratuita; mientras algunos clientes solamente aceptaron las porciones necesarias para satisfacer su apetito, otros muchos acapararon trozos y más trozos de pizza gratis, aunque luego no pudieran comérselos. Lo más llamativo de este ejemplo es que para los estudiosos de la conducta humana lo normal es aprovecharse. Parece ser que el hombre evoluciona gracias a su capacidad de engañar y a su egoísmo. Tal vez fueron Darwin y sus discípulos los que proporcionaron el suficiente empaque científico a la terrible teoría de que sólo sobreviven los más fuertes. Y en la lucha por la supervivencia todo vale: homo homini lupus, que diría Thomas Hobbes.

Observé un comportamiento similar en aquellos prójimos que un Día del Árbol hacían cola delante de la entonces Consellería de Medio Ambiente. Se procedía al reparto gratuito de unos arbolitos autóctonos de Galicia y muchos espabilados acopiaban varios ejemplares que de seguro nunca fueron plantados. Hete aquí de nuevo la golosa fascinación del todo gratis. Los partidarios del copago en sanidad se basan precisamente en este argumento principal de la perversidad de la gratuidad como motor del abuso de unos recursos sanitarios siempre limitados en los presupuestos comunitarios.

Traigo a colación estas reflexiones a propósito de la oferta de la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia de la anticoncepción postcoital de emergencia, la popular píldora del día después, de manera gratuita a todas las posibles usuarias del SERGAS. La finalidad resulta muy plausible por tratarse de una medida encaminada a la prevención de las gestaciones no deseadas y a la reducción de las interrupciones voluntarias de embarazo (IVE). Según datos obtenidos a partir de las estadísticas del Ministerio de Sanidad, durante el 2004 en España la tasa de IVE por cada 1000 mujeres menores de 20 años se situó en 10.57, alcanzando el 15.37 en las mujeres con edades comprendidas entre 20 y 24 años. Meritoria es también la llamada de atención a las mujeres gallegas, puesto que este método sólo debe utilizarse bajo estricta prescripción médica y en ocasiones esporádicas y específicas; queda claro que no es un método de planificación familiar, aunque estemos hablando de un medicamento esencial para la OMS.


He estado recogiendo los comentarios a favor y en contra de esta medida. Entre los escépticos emerge la idea de que al tratarse de una anticoncepción de emergencia, la usuaria debería tomarse esta medicación en el mismo momento de solicitarla, bajo la correspondiente supervisión facultativa. Insistimos aquí en que su efectividad se reduce cuanto más separados están el momento del coito sin protección y la ingesta de la píldora (inútil si ya hubieran transcurrido 72 horas). De esta manera además se evitaría la posible picaresca de algunas usuarias que irían a beneficiarse de un tratamiento gratuito haciendo acopio del mismo o solicitándolo en el lugar de alguna compañera más apocada.

La Consellería se ha gastado 130000 euros para financiar 65000 paquetes de esta medida anticonceptiva. Durante el 2005, en Asturias se adquirieron 10000 dosis para todo el año, de las cuales el 36.5% se consumió entre julio y octubre; ya saben, los meses de verano, la mayor afluencia turística y el efecto llamada del programa de dispensación oficial gratuita. En su último y más reciente sofisma, sostiene Paridinus que todo método anticonceptivo es en realidad postcoital, pues para que haya gestación primero tiene que haber habido un coito, ¿o no?.

06 abril 2006

LAS COSAS DEL SABER





Andan diciendo por ahí que los españoles somos por regla general muy maniáticos. Dentro de nuestras excentricidades más habituales destaca la de guardar ropa y objetos viejos e inservibles. Confieso públicamente esta nefasta manía; realmente te das realmente cuenta de este gran defecto cada vez que afrontas una nueva mudanza. El escritor británico Evelyn Waugh, autor entre otras de la incomparable novela “Retorno a Brideshead”, ponía en boca de su personaje Lord Sebastián Flyte algo así como que le gustaría enterrar un tesoro en cada lugar en el que hubiera sido feliz; de esta manera, al alcanzar la senectud, podría regresar y desenterrarlo para revivir tanta felicidad perdida.


El decadente Lord Sebastián acostumbraba a pasear sus encantos por Oxford acompañado de un osito de peluche llamado Aloysius. Entre mis queridas cosas viejas conservo las primeras zapatillas de baloncesto John Smith compradas con el esfuerzo de mis primeros ahorros, una camiseta del Hércules de Alicante o un vinilo de The Beatles titulado “¡Qué noche la de aquel día!”. Todos esos elementos forman parte del pasado que a su vez es consustancial a mi propia existencia. Tienen un valor incalculable.

Por culpa de la mudanza, el otro día descubrí un sobre que contenía una carta escrita por D. Julián Romo, mi antiguo profesor de Biología en 3º de BUP, en la que me regalaba un poema suyo digno del mejor maestro de los humoricidas. Lo fascinante de estos simples versos radica en la voluntad didáctica que tenían aquellos encantadores maestros de antaño, capaces de convertir una simple anécdota en una lección magistral.

Como bien merecido homenaje, me permito transcribir las estrofas de su coplilla titulada “Hormonas”:

"Debajo del cerebro/ garbanzo glandular/ sentado en la silla turca/ está como un rajá:/ de todo el organismo/ él es el mandamás./ Del tálamo recibe/ hormona neuronal/ y así lanza productos/ a la corriente hemal,/ que mueve ya la orquesta/ de toda la ciudad. / Tiroides que produce/ su secreción yodal/ que activa de glucosa/ y grasas el quemar/ y en pago favorece/ sus prótidos formar./ Las cápsulas que encima/ de su riñón están/ con médula y corteza/ adrenal y cortical:/ aquella que el ritmo aumenta/ de nuestro palpitar;/ aquesta te incrementa/ el cambio mineral/ de azúcares y un poco/ proteínas y demás,/ incluso hasta te rigen/ el curso gonadal./ Las ínsulas del páncreas,/ siempre en actividad,/ controlan de glucosa/ en sangre cantidad;/ allí con más azúcar/ no puedes vivir ya./ Por fin llegan los años/ de joven pubertad,/ las gónadas se activan/ comienza mocedad./ Testículos y ovarios/ en su sazón están,/ andrógenos y estrógenos/ ya pueden fabricar./ El chico estrena barba/ y voz de gravedad;/ la chica sigue en tiple/ y aumenta su beldad./ El chico ya es un hombre/ la chica una mujer/ ya pueden dar la vida,/ la den con honradez./ De Dios han recibido/ el darse mutuo amor;/ que cumplan su destino,/ con mimo y con primor./ Aquello que Dios hizo/ bien hecho todo está:/ al hombre corresponde/ obrar siempre bondad./"

¿Se aprendía más en la España de los Botejara con estas ñoñerías o en la actual preñada de tecnología punta pero mucho más deshumanizada?. La respuesta la tiene el profesor del chiste de la manguera. Pregúntenle a él.



04 abril 2006

RESPONSABILITÉ


En estos recién estrenados días primaverales de efervescencia republicana plena, sostiene Aloysius que durante la gestación de la Revolución Francesa los primeros insurrectos contra la monarquía absolutista se olvidaron de añadir el lema “responsabilité” (responsabilidad) a los actualmente archiconocidos libertad, igualdad y fraternidad; (unité indivisibilité de la republique: liberté, egalité, fraternité ou la mort). Si así hubiera sido, probablemente otro gallo nos cantaría hoy.

Pero qué podemos esperar de este atormentado personaje cuya obra teatral favorita es “El condenado por desconfiado” del muy ocurrente Tirso de Molina. Como escéptico irredento trajo a colación una serie de sesudas reflexiones durante nuestro último y fugaz encuentro. Una adolescente viguesa acababa de fingir un fantástico secuestro tratando de evadirse de la bien merecida reprimenda paterna por haber suspendido cuatro asignaturas en su última evaluación. Como si se tratase de un mítico universo imaginario digno de la PlayStation, de repente los malos se convirtieron en despiadados cabezas rapadas con acento alemán y cruces gamadas grabadas a fuego sobre la piel, depravados personajes de cómic que bien pudieran haber nacido de la maravillosa pluma de Mike Mignola, insigne creador del descornado Hellboy.

Resulta tradicional la picaresca sustentada en la invención de enfermedades para escaquearse de las responsabilidad en la escuela y el instituto. Como muchos de mis compañeros, a lo largo de mi experiencia profesional como médico de cabecera he tenido que desenmascarar a jóvenes tramposos afectados por repentinos catarroteguis de virulencia inusitada los lunes por la mañana. Toses ficticias, imprevistos ataques de náuseas sin vómitos, bruscas e intensas cefaleas con aura y sin ella; hasta incluso espasmos y contracciones tónico – clónicas. Pero tengo que reconocer que el cuento del secuestro es lo máximo. En lugar de enfadarnos mostrémonos pues orgullosos ante la abundante cantera teatral que las naciones gallega e hispánica han de aportar a futuras galas de los premios
Óscar.

Nuestras chicas y chicos menores de edad disfrutan de una libertad sin fin para mantener relaciones sexuales desprotegidas, para emborracharse dentro y fuera de los botellones, para darse trompadas sin fin que terminen con alguno de ellos en un servicio médico de urgencias, para fumar canutos, para tomar pilulas y otros modernos ingenios químicos, para acosar a sus compañeros de clase hasta conseguir que se lancen al vacío desde turísticos muros de nuestra amplia geografía nacional, para amenazar y hostiar a profesores, padres y abuelos.
Pero ¿dónde esta la responsabilidad necesaria que contrarresta e ilumina con su blanca palidez racional todas estas maravillosas decisiones? Progenitores, educadores, jueces, sanitarios, sociedad en general...pongámonos ya manos a la obra; las frías estadísticas de los abortos en nuestras adolescentes y de las muertes precoces en la carretera siguen engordando día tras día.
Y no olvidemos que así sentenciaba el excelso Tirso en su famoso drama moral: “es cierto que desconfía de Dios el que a su fe no da crédito”. Amén.