CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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30 noviembre 2015

EL LIBRO DE GALENO



Nuestro común amigo Aloysius ha confesado en múltiples ocasiones su recalcitrante cinefilia. En ciertas tardes de invierno, que al contrario que la materia se dilatan con el frío y la lluvia, solemos mantener ese tipo de discusiones bizantinas sobre qué película es mejor que otra y que suelen llevarnos a ninguna parte. A pesar de inspirarse en una obra de Arturo Pérez Reverte, de haberla dirigido Roman Polanski y de contar como protagonista con el camaleónico Johnny Depp, “La novena puerta” es un film que no cuenta con nuestro afecto. Su sinopsis es un cóctel que entremezcla tres elementos principales: un investigador privado, unas dosis de bibliofilia y la procura de un texto maldito.

En otras ocasiones hemos destacado la semejanza que existe entre la realidad y la ficción, o viceversa. El verano pasado, algunos medios de comunicación se hicieron eco de una sorprendente noticia. Al más puro estilo de Hollywood, Grigory Kessel, un erudito de la Universidad Philipps de Marburgo (Alemania) descubrió la relación existente entre una página suelta existente en la monumental biblioteca de la Universidad de Harvard, con un códice de pergamino de unos mil años de antigüedad propiedad de un acaudalado anónimo coleccionista de material científico de Baltimore. Como en tantas otras ocasiones parecía haberse topado con una simple página apenas arrancada de un libro. Este hallazgo desencadenó la búsqueda de las demás hojas que el códice había ido perdiendo con el paso del tiempo. 

En mayo de 2015 se completó el texto en París, con la digitalización de la última de las extraviadas. Y así, con el punto final de tan rocambolesca aventura, los investigadores han podido disponer de la copia más remota de un tratado de Galeno, “De los preparados y los poderes de los remedios simples”, de obligada lectura para los aspirantes a médicos desde que el sabio de Pérgamo supuestamente escribiera el original allá por el siglo II de la era cristiana.

Entre sus múltiples recomendaciones, Galeno destaca que la marihuana resulta útil para el tratamiento del dolor de oídos, si bien a costa de provocar alteraciones en el semen. Estudios contemporáneos han revelado que el consumo prolongado de cualquiera de los derivados del cannabis puede interferir en la fertilidad masculina, al provocar perturbaciones en el número, en la movilidad y en la morfología de los espermatozoides, además de reducir la testosterona y aumentar la prolactina, trastornos hormonales que inciden en la producción de los gametos masculinos.
El códice de Galeno fue escrito en siríaco. 

En el siglo VI, los cristianos de esta lengua se diseminaban al este de Turquía, por tierras de las actuales Siria e Irak, justo al contrario de los millones de desplazados que actualmente huyen de la barbarie y la muerte. Quién sabe si este libro de Galeno es una traducción del pergamino original griego, empleado para enseñar los rudimentos de una profesión y un arte que entonces, como hoy, pretendía sanar y aliviar a los semejantes.


22 noviembre 2015

TOSFERINA



La actualidad informativa ha vuelto a poner en el foco de nuestra atención una enfermedad considerada poco frecuente en nuestro entorno gracias a las campañas de vacunación, pero que sin embargo cada año provoca en el mundo entre 30 y 50 millones de afectados y más de 300000 fallecimientos. Aunque pueden darse casos en cualquier edad, lo más frecuente es que afecte a los menores de 5 años, y más específicamente a los menores de 6 meses. 

Está causada por una bacteria, Bordetella pertussis, capaz de producir diferentes toxinas. Se transmite por vía aérea con enorme facilidad, y sus síntomas característicos consisten en una tos convulsa y espasmódica, con dificultad para respirar y un ruido estridente provocado por al entrada del aire en los pulmones. En los casos más graves, pueden verse afectados tanto el corazón como el sistema nervioso. Al tratarse de una enfermedad previsible, el calendario de vacunas en nuestra comunidad incluye diferentes dosis, a los 2, 4, 6 y 18 meses de vida, y una dosis adicional a los 6 años de tos ferina de baja carga antigénica junto a tétanos y difteria. Entonces, ¿a qué viene tanto revuelo con la vacuna contra la tos ferina?

El compromiso fundamental de la medicina preventiva es actuar antes de que surja cualquier problema de salud. Hasta la generalización de las vacunas, la mayoría de estas enfermedades infecciosas segaban prematuramente la vida de millones de niños. Pero, todavía hoy en día pareciera que sólo nos acordamos de la santa cuando truena, es decir, cuando descubrimos casos como el del niño de Olot, fallecido por difteria porque sus padres habían decidido no vacunarlo, o el pequeño de Boiro que perdió la vida por un posible caso de meningitis tipo B, enfermedad para la que también existe una vacuna pero que se administra al margen del calendario oficial. Sin embargo, campañas como la vacunación contra la gripe, que cada año se pone a disposición de la población adulta o de riesgo antes de la llegada del invierno, todavía luchan contra cierto escepticismo o desidia por parte de algunos vecinos (cada vez menos) que desoyen este tipo de recomendaciones y llamamientos.

Retomando la tosferina, este año en España ha causado la muerte de 3 menores de 6 meses, 2 en Andalucía (un niño de 15 días en Málaga y una niña de 2 meses en Sevilla, que a pesar de su edad no había sido vacunada) y otro caso en la Comunidad de Castilla-La Mancha (un bebé de 2 meses y medio que sí había sido inmunizado a los 60 días)

Las cuestiones pendientes de resolver son la recomendación de esta vacunación a las embarazadas, para que así transmitan inmunidad a sus futuros hijos, el desabastecimiento de este tipo de vacunas, consecuencia de su complejo proceso de fabricación, y la unificación de los calendarios vacunales dentro del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, liderado por el Ministerio de Sanidad, para que los niños españoles, sea cual fuera la comunidad en la que vengan al mundo, tengan garantizados los mismos derechos sanitarios antes y después de haber nacido. Y no sólo en cuestión de vacunas.




20 noviembre 2015

¿JAZZ PARA CENTROS COMERCIALES?


Los entendidos en la materia se refieren al Easy-listening para encuadrar a esas melodías sencillas y pegadizas, carentes de dificultad y virtuosismo, asequibles, blandas en lo auditivo, derivadas de aquellos estilos de los años 50 como el swing o las composiciones para Big Bands; música ambiental que nada tiene que ver con el ambient propiamente dicho, atmósferas musicales envolventes donde imperan los sintetizadores. En 1978, el camaleónico compositor británico Brian Eno publicó su “Música para aeropuertos”, una obra pionera en este género.

La evocación de aquel título nos ha servido para aproximarnos a la experiencia vivida en el mini concierto de Jambo Quartet en el Centro Comercial Pontevella de Ourense, para nada Easy-listening ni ambient. Porque estamos hablando de JAZZ, con mayúsculas, de primera calidad y Made in Ourense, programado dentro de las actividades complementarias del Festival Internacional de Cine de Ourense (OUFF).

Cuarteto formado por Toño Romero a la batería, todo un clásico en nuestra escena jazzística. Su dilatada experiencia está abalada por su paso por Abuña Jazz, Alecrín, Cara de Foto o Xingra. Al bajo David Cid, con el que nos une una especial complicidad que incluso nos llevó a colaborar en algún que otro programa radiofónico de jazz, personaje afable y musicalmente inquieto, con una trayectoria que le ha llevado a transitar por diferentes estilos, (jazz clásico, eléctrico, funk, rock) pero también por eclécticos y elegantes homenajes con su banda “Raindogs” dedicados a los mismísimos The Beatles y a otros fenómenos como Tom Waits, Roy Orbison o Neil Young. Los teclados fueron los vastos dominios del polifacético lalilense Iago Mouriño, réplica eficaz  del saxofonista Xosé Miguelez, del que me confieso fan desde que lo escuché por vez primera hace unos cuantos años en el Café Real de Ourense.

El cuarteto comenzó con “Just Friends”, un standard de 1931 compuesto por John Kleener, versioneado por colosos del jazz como Chet Baker, Charlie Parker, Phil Woods o John Coltrane. A continuación, desplegaron su particular versión de “Days of wine and roses”, cinematográfico por antonomasia, otro standard compuesto en 1962 por el oscarizado Henri Mancini y que me trajo a la memoria aquella maravillosa interpretación de Dexter Gordon en su álbum “Tangerine” (1972). El tercer tema de la noche fue “Song for my father”, un monumento original de Horace Silver que forma parte de la historia del jazz y que apareció en la banda sonora de la serie televisiva “A dos metros bajo tierra”. La cuarta maravilla de la tarde fue “There will never be another you”, original de Harry Warren y Mack Gordon, desde 1942 interpretada y acariciada por artistas de la categoría de Lionel Hampton, Lester Young, Art Tatum, Nat King Cole, Sonny Rollins y más recientemente Eliane Elías, también integrante de la banda sonora de varias películas.

Llegado fue el momento entonces para “Stella by starlight” (Victor Young, 1942), una de mis favoritas y de la que guardo un especial recuerdo en la versión del maestro Ray Charles para la banda sonora de “Casino” (Martin Scorsese, 1995). La guinda del pastel corrió a cargo de “Au privave”, el clásico del bebop original de Charlie Parker, el genial atribulado saxofonista inmortalizado para la gran pantalla por la particular visión de Clint Eastwood en “Bird” (1988) Jazz y cine, o viceversa, en unos instantes muy especiales a cargo de Jambo Quartet. Y que la banda siga tocando… por muchos años.


15 noviembre 2015

SAN FRANCISCO REVISITED


Después de 35 años, de nuevo he cruzado su umbral. Por unas horas deambulé por el cenobio que en su día fuera residencia para estudiantes universitarios, el Hogar San Francisco, colindante a la facultad de Medicina de la bella Compostela. Transformado hoy en día en un cuidado establecimiento hotelero, no queda ni rastro de nuestras antiguas habitaciones donde la señora de la limpieza no quería entrar, tiene usted en esa mesa expuestos los huesos de un cristiano, aunque todavía conserva intactas muchas de las instalaciones comunes que durante 4 maravillosos años fueron mi morada y mi refugio.

Puesta en marcha la compleja maquinaria de la memoria, comenzaron a resurgir las viejas historias del Coristado, del Soho, del Submarino y del Periscopio. Ahora existe una piscina donde antaño se erigía la lavandería, aroma de sábanas limpias y planchadas que nos acompañaba hacia aquella ajada cancha deportiva, tardes de futbito o baloncesto, bajo la atenta mirada del loro de Fray Guerra, reliquia viva de las misiones en Marruecos, que cada día aprendía una palabrota nueva, así era de sagaz aquel emplumado diablillo.

Recorrí pasillos irreconocibles, otrora francos caminos de camaradería. Tras una esquina, quizás permanecía escondida la visión del que estudiaba Patología armado con una linterna y escondido dentro de un armario, o de aquel genio de la Química que siempre deambulaba con prisa, como el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas, bajo el eco intermitente de la megafonía que nos llamaba al teléfono o a la portería. 

Incólumes los claustros, los patios y los comedores, el reservado para diario y el monumental para las fiestas, las cocinas totalmente renovadas, desaparecidos ya los renegridos fogones que coagulaban sobre las sartenes "la huevina" en acartonadas tortillas.

Afinando el oído pude escuchar a Suso Albarellos lijando alguna puerta que chirriaba quejosa, los felinos pasos del espectro embozado del Padre Feijoo, el insigne cura musicólogo de Outomuro, empeñado en confesarnos tras el viaje de intercambio con la Universidad de Copenhague, Farmacología en el caluroso verano del 83, o los acordes que atravesaban los sólidos muros de la sala de música, donde camparon a sus anchas los últimos de los 70, los Stones, los Creedence Clearwater Revival o Neil Young, en reñida competición con nuestros nuevos ídolos de los 80, heridos una y otra vez por la aguja del tocadiscos "Sunday Bloody Sunday" o "Message in a Bottle".

Como cantaban Los Secretos, nada es igual. Entré en el viejo café para preguntar por Cándido. Su dueño me contó que hacía 4 años que se había jubilado. Sabe Dios por dónde andará. Como tantos aquellos alegres muchachos de San Francisco.

STOP VICTIMAS SINIESTROS VIALES


Definimos como víctimas a las personas que padecen las consecuencias negativas de determinados actos o sucesos. Así existen, por ejemplo, víctimas de los desastres naturales y víctimas de las actuaciones del hombre. Desafortunadamente, en nuestros días esta palabra se ha convertido en algo usual. Prolifera en los medios de comunicación y en las redes sociales: víctimas de la violencia machista, víctimas del terrorismo, víctimas de las guerras y la barbarie, como los millones de desplazados por culpa de los conflictos en Oriente Medio… 

Pero también  existen las víctimas de los siniestros viales. Para que no caigan en el olvido, este domingo 15 de noviembre se conmemora el Día Mundial que nos las recuerda especialmente. A buen seguro que tal evocación traerá a nuestras memorias muchas historias que nunca debieron ocurrir, al amigo o al familiar que perdió la vida en la carretera, o aquellos tantos otros que tienen que seguir luchando cada día  con tesón contra las secuelas provocadas por un despiste al volante, un atropello, un derrape o una colisión. 

Entre los eventos solemnizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe uno que hace especial hincapié en la prevención de los accidentes provocados por el tránsito. Desde 2004, la Asamblea General de la OMS viene instando a los Estados Miembros para priorizar sus acciones en materia de seguridad vial como una cuestión primordial de la salud pública. En 2005 fue aprobada la resolución 60/5, en la que se reconoció al tercer domingo de noviembre como el Día Mundial que recuerda a las víctimas de los accidentes de tráfico.

Sostiene Aloysius que este tipo de celebraciones no deberían existir. En su mundo utópico, la responsabilidad de los conductores y de los peatones haría innecesario  tal recuerdo. Pero la realidad resulta bien distinta. Porque los costes económicos de las víctimas de los siniestros viales son tremendos. Los expertos han calculado que cada fallecido sobre el asfalto supone alrededor de 1.3 millones de euros, a los que les deberíamos añadir otros 100000 euros más por las pérdida de productividad laboral y los costes médicos. Según el documento “El valor de la seguridad vial. Conocer los costes de los accidentes de tráfico para invertir más en su prevención”, elaborado en 2008 por la Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil (FITSA), el coste social de los accidentes de circulación en el año 2004 supuso para las arcas estatales entre 13000 y 17600 millones de euros. Cifras crudas, que por otra parte resultan insuficientes para estimar el valor real de tanto dolor provocado en tantas personas.

La Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia ha escogido este año como lema de su campaña de vacunación contra la gripe un cartel en el que se hace una referencia tácita a las víctimas de los siniestros viales, pues en nuestra comunidad autónoma fallecen más personas por gripe que por este tipo de percances. Contra la gripe hay vacuna. Contra los siniestros viales. Es un cóctel virtual que conjunta los beneficios de la concienciación, la prevención, el respeto por los demás y la educación vial.

01 noviembre 2015

BUENO PARA COMER


"Good to Eat". Así reza el título de un libro del ya desaparecido antropólogo Marvin Harris. Lo descubrí en 1989, en su edición de libro de bolsillo publicado por Alianza Editorial. Lo he vuelto a repasar en estos días. En sus primeras páginas, Harris se apoyaba en la retórica deseando que los humanos nunca llegásemos a llenar nuestros platos de comida con excrementos. 

En el verano de 2011 descubrí una noticia que me provoco cierta intranquilidad. La he mencionado en alguna que otra ocasión. El doctor Mitsuyuki Ikeda, del Laboratorio Okoyama, había conseguido desarrollar una “carne” con 63% de proteínas, 25% de hidratos de carbono, 9% de minerales y 3% de grasas a partir de los excrementos obtenidos en las cloacas de Tokio. Filetes reciclados, a los que los investigadores le añadieron cierto tono encarnado con colorantes y un toque especial empleando soja. Lo cojonudo del tema, si me permiten la expresión, es que los osados catadores de tan innovador producto aseguraron entonces que aquello sabía a… ¡carne! 

Y es que a pesar de tanto publicado sobre el tema, en cuestiones de comer todavía no hay nada escrito. Los primates humanos somos omnívoros, mejor dicho, disponemos de un aparato digestivo capaz de procesar infinidad de alimentos de origen vegetal, animal y mineral, como la sal o el agua. Pero semejante inmensidad no resulta sinónimo de infinito, pues no podemos digerir grandes cantidades de celulosa. Excepto la contenida en brotes, como los espárragos, los cogollos y los tallos tiernos, como los palmitos, por ejemplo. 

Respecto a la carne propiamente dicha, la carne roja procedente de cadáveres de mamíferos, muchos expertos defienden que los humanos no somos carnívoros, en el sentido más estricto del término. No somos capaces de asimilar el tejido muscular de los mamíferos recién cazados (o sacrificados) sin someterlos a diversos procedimientos culinarios. Al respecto, nuestros primitivos ancestros se convirtieron en carroñeros apurados por la necesidad en épocas de hambruna por la escasez de vegetales. Todos los animales carnívoros suelen tener garras y dientes potentes, afilados y puntiagudos para desgarrar la carne. Nosotros no. Tenemos molares aplanados. La saliva de los carnívoros procede de glándulas pequeñas, siendo ácida y sin ptialina o amilasa, la enzima necesaria para descomponer el almidón y transformarlo en maltosa. Sin embargo, la saliva humana es rica en este fermento. Nuestro estómago tampoco contiene la concentración de ácido clorhídrico que los carnívoros emplean para disolver y asimilar tegumentos, tendones, cartílagos y músculos de sus presas. 

El propio Marvin Harris escribió en 1974 otro ensayo titulado “Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enigmas de la cultura”, donde explicaba el culto a las vacas sagradas en la cultura hinduista y el amor interesado por los cerdos de algunos habitantes de Nueva Guinea. Cultura, moral, nutrición y gastronomía. Aquí caben todas las combinaciones que se les ocurran. 

Sostiene Aloysius, sin ánimo de ofender a nadie, que cuando hace décadas escuchaba hablar de los enemigos del alma, Mundo, Demonio y Carne, nunca llegó a pensar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) iba a identificar al último con las carnes rojas y procesadas.