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27 febrero 2013

GAS RADÓN




No saldremos vivos de este planeta. No recuerdo si soñé esta frase o si la he leído en alguna parte. El caso que el otro día se me vino a la memoria a propósito de las jornadas sobre patología respiratoria celebradas en Ourense, impulsadas una vez más por el entusiasmo del Dr. Pedro Marcos, jefe del servicio de Neumoloxía del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. En la primera mesa redonda, tuve la oportunidad de escuchar al Dr. José Abal Arca comentando el peligro que el gas radón supone para nuestra salud. Ese mismo día, algún medio de comunicación también publicaba una información al respecto bajo el título de la amenaza silenciosa.

Mientras el neumólogo avanzaba en su exposición, fui colgando en Twitter alguno de sus comentarios más llamativos; por ejemplo, cada día fallece en Galicia una persona a causa del cáncer de pulmón. En el 25% de estos casos el motivo es el gas radón. Este asesino silencioso pertenece al grupo de los gases nobles, quién lo diría, un grupo selecto de elementos químicos que ni se huelen ni tienen color, gases formados por átomos que no están unidos entre sí, como el helio, el argón, el kriptón y el xenón.

El gas radón es radiactivo. Penetra en los pulmones cuando lo inhalamos mezclado con el aire que respiramos. Al no conseguir eliminarlo, sus partículas dañinas permanecen en el interior de nuestro organismo. Y al ser radiactivas, son capaces de provocar mutaciones genéticas en las células pulmonares que pueden derivar en un cáncer. 

Según los cálculos del Laboratorio de Radón de Galicia, unas 456000 personas podrían estar expuestas a la exposición crónica de radón en sus viviendas. Se estima que el 35% de las casas gallegas están edificadas en áreas problema, es decir, aquellas zonas en las que en un 10% de sus viviendas se detecta radón por encima de los 200 bequerelios por metro cúbico.

El mapa del radón en Galicia muestra zonas de riesgo elevado en el oriente de la provincia de Ourense: Viana do Bolo, A Mezquita, A Gudiña, el este de la comarca de Verín, la comarca de Valdeorras, Trives, Manzaneda... 

Le pregunté al Dr. Abal si estos datos geográficos se correspondían con la realidad clínica, en otras palabras, si la mayoría de los casos de cáncer de pulmón achacados al radón diagnosticados y tratados en los hospitales ourensanos se corresponden a prójimos que viven habitualmente en aquellas comarcas y ayuntamientos. Esa parte del estudio epidemiológico todavía está desarrollándose, por lo que todavía no disponemos de datos definitivos. 

Por último, recordemos que las emanaciones de radón dependen del tipo de suelo, y especialmente de la cantidad de granito, mineral del que nuestra provincia es especialmente rica. Desde este sustrato, el gas asciende hasta nuestros hogares. Pero existe una esperanza, pues los expertos son capaces de reducir las concentraciones de radón en nuestras casas entre un 50 y un 95%.

11 febrero 2013

AMOR CEREBRAL




En estas últimas semanas nos hemos adentrado por los vericuetos de la ciencia amatoria. Publicamos los flujos hormonales que dominan las diferentes fases del amor, desde la  desbocada pasión inicial hasta ese mar calmo de satisfacción que representa el compromiso. Nos mostramos partidarios del corazón como la víscera ideal para albergar tan bellos e intensos sentimientos. Incluso tratamos de explicar por qué los desengaños amorosos duelen tanto como las quemaduras.

Hoy, continuando por esta senda, el vehemente Aloysius me ha consultado algunas cuestiones, quizás todavía tocado por algún dardo lanzado el pasado Día de San Valentín por el travieso Cupido en su entorno más cercano.

La primera de ellas vaticina el inminente cierre de los gabinetes regentados por pitonisas, adivinos, quiromantes, tarotistas, videntes y consejeros sentimentales. Un grupo de investigadores de la Universidad de Brown (Rhode Island), encabezado por la Dra. Xiaoming Xu, ha estudiado la actividad neuronal de un grupo de enamorados empleando escáneres cerebrales. Fueron capaces de cuantificar el nivel de sus reacciones neuronales y encontraron una relación de las mismas con la estabilidad y la intensidad de sus sentimientos, pronosticando incluso si la relación entre los enamorados iba a ser duradera o no. 

Para la Dra. Xu, la experiencia del amor en el cerebro es consistente para todas las culturas, contradiciendo a los clásicos de la literatura oriental y occidental, que describieron en sus obras diferentes patrones amatorios tradicionales. Las zonas cerebrales que presentaron una mayor actividad neuronal al contemplar los voluntarios la fotografía de su persona amada se situaron en el núcleo estriado ventral, en el sistema límbdico, para algunos considerado el centro universal de la motivación. 

Año y medio después de haber realizado las primeras pruebas de imágenes cerebrales, la Dra. Xu volvió a entrevistarse con los voluntarios de su estudio. Algunos habían roto con sus parejas, mientras otros todavía las conservaban. Los nuevos escáneres demostraron una menor actividad neuronal en los sujetos que habían puesto punto y final a su relación sentimental, y más concretamente en las áreas cerebrales vinculadas con el juicio crítico, el control emocional y el hambre, todas ellas conectadas con la mayor satisfacción y compromiso en sus relaciones.

Más allá de esta mera curiosidad científica, el Dr. Arthur Aron, un psicólogo social de la Universidad de Stony Brook (Nueva York) entiende que este tipo de investigaciones podrían tener una traducción práctica en el tratamiento de personas que presentan problemas para relacionarse con sus semejantes.

Sostiene Aloysius que los cerebros de Romeo y Julieta funcionaban exactamente igual que los de Liang Shanbo y Zhu Yingtai, amantes chinos cuya muerte trágica culminó con el vuelo de dos mariposas escapando de su tumba.