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23 febrero 2006

REQUIEM POR EL MODELO PATERNALISTA

Lucha por la libertad. Autonomía del individuo. Respeto al derecho de elección. Consentimiento informado y rechazo al tratamiento. Frases como éstas pueden leerse cada vez más en los medios de comunicación, haciendo referencia a los posicionamientos judiciales respecto a determinados problemas éticos que plantea la moderna asistencia sanitaria.

Estamos asistiendo a un debate innovador desatado por la denegación de internamiento a una paciente afectada de anorexia y bulimia por parte de un juzgado barcelonés de primera instancia. Ante la constante negativa de la enferma para recibir tratamiento alguno su familia presentó en el juzgado la solicitud de internamiento, basándose en informes médicos previos que aconsejaban su ingreso involuntario vía judicial por el supuesto riesgo para la vida de la joven.

La desestimación judicial de dicho internamiento se ha basado en dos cuestiones fundamentales: la primera es que se trata de una mujer mayor de edad, y por lo tanto de obligatorio respeto para su autonomía como paciente; la segunda hace referencia al informe del forense, que no apreció en la paciente alteraciones o deficiencias físicas o psíquicas que impidieran su propio autogobierno.

La familia se hace cruces esperando la respuesta definitiva de la audiencia provincial de Barcelona, máxime cuando la joven en cuestión carga sobre sus espaldas dos tentativas de suicidio anteriores.

Es curioso. En la propia página web de nuestro Ministerio de Educación se entiende que la anorexia nerviosa es “una enfermedad grave que se manifiesta fundamentalmente por un rechazo radical hacia la ingestión de alimentos” y recomienda la detección precoz del trastorno y el inicio cuanto antes de un tratamiento que tenga en cuenta los aspectos bio–psico–sociales implicados en la génesis de esta patología.

Este caso se encuadra en el abandono definitivo del antiguo concepto ético asistencial de beneficencia, donde el enfermo era un mero elemento pasivo obligado a cumplir las directrices que el médico le pautase (modelo paternalista), y su lugar es ahora ocupado por otro criterio mucho más moderno basado en la autonomía del paciente, convertido de esta manera en sujeto activo con una responsabilidad propia en el mantenimiento de su estado de salud.

Tal vez ya no existan pacientes, ni enfermos, ni familiares. Ahora todos somos usuarios de un sistema sanitario obligado a resolver siempre nuestros problemas. Hago mención aquí al Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina firmado en Oviedo en 1997, que consagró el principio de autonomía frente al de beneficencia, y que exige el consentimiento del interesado para toda intervención facultativa y de investigación, hasta el extremo que sin el mismo no pueda llevarse a cabo ninguna intervención médica, incluso cuando dicha decisión negativa derive en la muerte del propio paciente.

Creo recordar a Goethe defendiendo algo parecido a que la libertad es como la vida misma; sólo la merecen aquellos que saben conquistarla todos los días.

21 febrero 2006

GÉMINIS



Unos padres entablan una lucha sin cuartel contra la administración estatal para que se les permita engendrar un segundo hijo destinado a salvar la vida de su hermano mayor enfermo, afectado por una terrible anemia de Fanconi. ¿Qué mejor donante de médula ósea que un hermano seleccionado genéticamente para ello?.

Decía Wittgestein que la filosofía y otras cosas le atormentaban hasta la muerte.

Una pareja estéril, tras muchos esfuerzos, sufrimientos y un nada desdeñable gasto sanitario, consiguen cinco embriones que son inmediatamente congelados. A la mujer le implantan dos y uno de los embarazos se viene abajo. 


Casi nueve meses después nace una preciosa niña a la que llaman Rocío... 


Veinticinco años más tarde, habiéndose desbordado todas las posibilidades de almacenamiento en los bancos nacionales de embriones, la pareja recibe una carta del Ministerio de Sanidad en la que les conmina a que elijan entre estas dos opciones: o bien dan su autorización para la donación de sus embriones o bien estos serían destruidos.

A dos mujeres estériles les implantaron sendos embriones. Transcurridos nueve meses nacieron dos hermosas niñas a las que sus respectivos padres les llamaron Rocío.

Cuando la primera Rocío cumplió 35 años, viajando en un tren hacia Madrid descubrió a unas niñas de 10 años que se parecían sorprendentemente a ella cuando hizo su primera comunión.

- ¿Cómo os llamáis? - preguntó intrigada.
- Yo Rocío.
- Yo también.

Curiosa casualidad porque Rocío 2 y Rocío 3 eran hijas de parejas diferentes.

- Vámonos, cariño - le dijo el padre a Rocío 2 - Mamá nos espera en el vagón cafetería. Mientras la niña se despedía, una mujer oriental vino a buscar a Rocío 3.

- Vámonos, cariño - Nos bajamos en la próxima estación. La niñita agitaba una mano a modo de despedida.

Rocío 1 se quedó observando la velocidad con la que pasa la vida si miramos a través de la ventana de un tren de largo recorrido.

BUENAS NOTICIAS HEPÁTICAS





Mientras los políticos se pelean por sacar adelante un Estatut para Cataluña que a nadie satisfará (y por lo tanto desde el día siguiente de su entrada en vigor empezará la lucha por alcanzar uno nuevo), en el Hospital Clínic de Barcelona se ha realizado el primer trasplante de hígado partido de donante vivo a dos pacientes en España.

El hígado procede de un donante vivo y se divide en dos partes; posteriormente se inserta a dos pacientes con problemas hepáticos en una operación pionera en España y tercera en el mundo, según ha asegurado el jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Servicio de Hepatología, Juan Carlos Valdecasas.

Valdecasas afirmó que esta operación tuvo lugar el pasado año y resulta una "técnica muy valiosa" y que puede ser "útil" para "evitar muertes en las listas de espera".

Sólo en Francia se había hecho esta operación dos veces.

17 febrero 2006

VÍCTIMAS



Decía Paul Valéry que un hombre solo siempre está en mala compañía. Respecto a la soledad, entiendo que el mayor castigo que el verdugo le infringe a sus víctimas se basa precisamente en hacerles sentir un gélido y cortante desamparo.

Mal que nos pese, vivimos inmersos en un mundo de víctimas; víctimas de la violencia doméstica, víctimas del terrorismo, víctimas de los estados, víctimas de la injusticia, del hambre, de la pobreza. Incluso el médico de familia trata de aliviar el sufrimiento que diariamente nos provoca el ser víctimas de nuestro propio cuerpo, de nuestra propia existencia.

Resulta más fácil hacerse solidario con las víctimas; el sentimiento de compasión es uno de los que más rápidamente afloran en la narturaleza humana. Historias como las vividas en la vieja Auriavella en las pasadas semanas provocan un torrente misericordioso de sincera compresión. ¿Le cabe a alguien en la cabeza que una madre y su amante sean capaces de vejar y torturar hasta la muerte a una niña disminuida de apenas cuatro años de edad? Conozco a adultos bien bragados que tuvieron que abandonar la sala del juzgado cuando el forense comenzó a entrar en escabrosos detalles. ¿Cómo entender que una niña que apenas acaba de alcanzar la pubertad tenga que dar a luz una criatura porque nadie se percató de la violación sistemática a la que era sometida por una persona que la cuidaba? Una cruel historia está vez con
víctimas dobles.

Mientras toda esta conmoción va transcurriendo (dicen por ahí que el tiempo todo lo cura, porque el dolor olvidado es un dolor anestesiado) todavía resuenan en los medios de comunicación los alaridos de unos adolescentes iraquíes machacados por la terrible paliza que les infringieron las tropas británicas desplegadas en aquellas latitudes. Para eso entrenan a los soldados de élite: para que no tengan ninguna compasión con el oponente; y si no me creen repasen el argumento de películas tan logradas como “La chaqueta metálica” (Stanley Kubrick 1987), donde uno de los protagonistas llevaba escrita en su casco la frase “nacido para matar”, o la más moderna “Jarhead” (Sam Mendes 2005).

Por último, las víctimas del terrorismo acaban de finalizar un congreso que les reunió durante varios días en Valencia. Las víctimas juntas son capaces de hacerse escuchar bien alto, se atreven a combatir la soledad que les atenaza y abandonan el ostracismo con un mensaje bien claro: su sufrimiento no es gratuito; y es que para perdonar tienen que constatar el arrepentimiento del verdugo.


Ya lo decía el divino Dante: quien sabe del dolor todo lo sabe.

09 febrero 2006

T4



No voy a comentar hoy nada sobre las hormonas tiroideas. Aterricé el otro día en la controvertida nueva terminal T4 de Barajas y la verdad sea dicha no encontré montado ningún zapatiesto. Viajé a Madrid en un avión de Iberia coincidiendo en el pasaje con la alcaldesa de Vigo; supongo que iba a transferirle a Don Manuel Fraga los trastos del senado patrio.

La terminal T4 resulta colosal y algo claustrofóbica, como costillar de ballena. Exige del pasajero cualidades casi atléticas para deambular por sus espacios. Tan solo eché en falta una sintonía de fondo al modo de “Música para aeropuertos” (1978) de Brian Eno.

En la capital de la corte coincidí con otra alcaldesa del Partido Popular, también rubia y de buen ver. Cual estrella de Hollywood, rodeada por las cámaras y los flases de la prensa se subió al Metro en la estación de Alonso Martínez. Con todos los respetos, y aunque no son mi tipo, Corina y Esperanza mejoran mucho en las distancias cortas.


Mientras sobrevolaba nuestra piel de toro me entretuve leyendo una información sobre el auge de las aguas minerales de Galicia en las mesas de la hostelería internacional más selecta. Curiosamente, el mérito de tal hazaña se basa en la estética de los envases.

Observo que en el top ten de las aguas más famosas del mundo se encuentran tres marcas galesas, embotelladas en cascos de cristal mucho menos atractivos que los nuestros. Apliquemos pues las recomendaciones del Otsutsumi, arte tradicional de embalaje japonés, dada la importancia del envoltorio en todas las cosas de la vida.


Y todo esto mientras nuestra Comunidad Autónoma va a infringir, al menos durante los próximos cinco años, la normativa de la Unión Europea sobre aguas fecales. Mientras A Coruña, Vigo y Ferrol suspenden clamorosamente en esta asignatura, al tener que seguir evacuando sus cisternas vecinales en el mar sin la necesaria depuración previa, en Ourense vamos siendo en esto mucho más ejemplares.


Surcando los cielos y esperando el regreso, vagando solitario por las inmensidades del nuevo aeropuerto, me percato de lo lejos que todavía quedan nuestros hogares de la capital de un país que un día se llamó España.

Insisto: beban mucho agua mineral gallega, pero sin desdeñar el cava catalán que sigue siendo nacional, nacionalista y excelente. Mientras tanto, esperamos que la Ministra de Fomento, Dña Magdalena Álvarez, deje a un lado su nombre de pecadora y nos perdone por lo del Plan Galicia escatológico, y pronto nos conceda el tan ansiado AVE con la Meseta.

(ave - rigue usted para cuando)

EL SILENCIO DEL MAR





"Distorsión azul - A Madorra, julio 2010" de Miguel Abad


Parafraseando el título de la obra de Vercors (Jean Bruller). El silencio del mar es tan extenso como el mutismo provocado por el dolor. Dolor físico o dolor espiritual, qué más da, si la ciencia está empeñada en demostrar que no somos un ente cartesiano que por un lado piensa y por el otro existe.

El dolor es infinito: puede contraerse en un punto extremadamente agudo e insoportable o expandirse impregnándolo todo. Todo el dolor del mundo cabe entre dos sencillos números. El infinito también cabe entre dos números.

El dolor por la pérdida de un ser muy querido me ha provocado parálisis y silencio; un terrible silencio oceánico, azul oscuro casi negro, solamente capaz de ser comprendido por aquellos millones de prójimos que a diario sufren infinitamente más que yo. 


Soy un privilegiado, pues de vez en cuando un puntazo agudo de un dolor infinito me hace sentir la realidad que me rodea, desnuda, sin tapujos.

Dijo Ungaretti en "Final", pues sabía mucho más del dolor y del mar que yo:

" Ya no ruge el mar
ya no murmura el mar
sin ningún sueño el mar
es un campo triste, el mar.
Hace piedad el mar, el mar.
Oscuras nubes mueven el mar, el mar.
Los débiles humos abandonaron la cama del mar, el mar.
El mar se ha muerto, mira el mar, el mar. "


El Poder de la Palabra
Barcelona - Nueva York

01 febrero 2006

HUMANAS SECRECCIONES



Durante estos días de frío siberiano he estado haciendo un seguimiento exhaustivo de todos los deportes televisados y me ha dado cuenta que el balompié se ha vuelto una verdadera cochinada. 


¿Se han fijado ustedes cuántas veces escupen los futbolistas sobre el cesped en el transcurso de un partido cualquiera? Y eso que sólo vemos a los que caza el ojo indiscreto de la cámara de televisión ¿Se imaginan por ejemplo un campeonato de golf con todos los jugadores intentando embocar un lapo en el hoyo?; de otra manera, ¿escupen sobre el parquet los jugadores de baloncesto, de balonmano, de ping – pong o de voleibol?. 


No, ciertamente. Claro que también existe una serie de deportes que por su propia práctica y desarrollo impiden ese hábito tan desagradable: no pueden escupir los motoristas por llevar casco, así como tampoco los tiradores de esgrima que portan una máscaras protectora. Tampoco escupen los nadadores ni los jugadores de waterpolo (aunque tal vez sí se orinen de vez en cuando). ¿Cabría en la cabeza de alguien observar una competición de billar, de ajedrez o de taekwondo donde los contendientes se dedicaran a dirimir su rivalidad a punta de gargajos?. 


No, por supuesto.


Y es que todavía colea el debate sobre el último y más reciente escupitajo futbolístico, el propinado por el genial y maleducado Samuel Eto´o a un defensa del Athletic de Bilbao. El adusto entrenador Javier Clemente criticó dicha actitud mentando a los que bajan de los árboles, en una diáfana metáfora racista que a nadie engaña aunque después haya tratado de enmendar el cuento. Pero en este país somos muy aficionados a ser más papistas que el Papa. ¿Qué hubiera ocurrido si Clemente le llamase cerdo al delantero barcelonista?; y digo cerdo como sinónimo de cochino y marrano, epítetos ambos de claras connotaciones animales que parecen ser mucho menos ofensivos que la referencia a otro animal como el mono. Se pregunta Aloysius que hubiera ocurrido si es Eto´o el escupido; cabe la posibilidad de que el agente productor del salivazo hubiera sido tachado de racista y desaseado.

Desde siempre el control de la emisión de humanas secrecciones se encuentra intimamente ligado a la salud pública y a la urbanidad. No es la primera vez que hago referencia a diferentes ordenanzas municipales y comunitarias que deberían sancionar las meadas callejeras, las vomitonas postbotellónicas o la siembra de deyecciones humanas y animales en la vía pública. Tampoco es de extrañar que los niños tomen ejemplo de las actitudes de sus ídolos deportivos. Si ven escupir en el terreno de juego de seguro que repetiran esa actuación cuando ellos sean los jugadores. Por ello echo de menos una tarjeta verde que en el fútbol castigue a los desaprensivos que espectoren o se alivien las narices sobre el cesped.


Una faceta mucho más agradable de las humanas secrecciones es la que hace referencia a las feromonas. Al final del antiguo Bachiller Unificado Polivalente (BUP) nos enseñaban en Biología que estas sustancias servían para la comunicación sexual en determinadas especies animales, actuando como atrayentes o repelentes según fuera el caso y la necesidad. 


He leído que una doctora norteamericana publicó en 1986 el primer trabajo favorable a la existencia de feromonas en la especie humana, implicadas en las relaciones entre las mujeres y los hombres (supongo que también entre las mujeres y las mujeres y los hombres y los hombres). Hay quien se ha atrevido incluso a embotellar estas humanas secrecciones y a venderlas al mejor postor. Me acuerdo ahora de aquello que decía George Horace Lorimer sobre lo bonito que es tener dinero para comprarnos cosas, pero más bonito es tener cosas que el dinero no puede comprar. Menos pollos y más feromonas.