CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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31 diciembre 2006

PROMESAS


Las casualidades del azar han determinado que el primer día del año 2007 caiga en lunes. Generalmente, los seres humanos manifestamos una tendencia curiosa: al comenzar cada semana intentamos poner en marcha nuestras promesas de cambio vital. De la misma manera, nuestros buenos propósitos también se reiteran el primer día del año nuevo. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de que el próximo lunes me pongo a dieta?; ¿y lo del próximo año dejo de fumar? Te lo juro cariño, esta vez va de veras, desde el primer día. La definitiva. Resulta un buen sistema para lavar nuestras conciencias, en cualquier situación y a cualquier temperatura. Además se trasmite de generación en generación.

Por culpa de las lecturas que Aloysius me recomienda ultimamente, yo también voy a publicar mis promesas venideras. Afirma el escritor Juan Manuel de Prada que nunca cultivó el fetichismo del autógrafo por culpa de una sentencia que leyó en La Ilíada cuando apenas era un adolescente: “cual la generación de las hojas, así es la de los hombres”. No cabe duda que hasta las gestas más gloriosas de la humanidad son perecederas y que la gloria del hombre es efímera. Comparto que lo importante del autor es su obra y no una firma garrapateada bajo una dedicatoria impersonal en la primera página de un libro o sobre la carátula de un disco musical. Por lo tanto, mi primera promesa será no volver a pedir autógrafos. El último ha sido el del pianista Kenny Barron en un CD de “Quintet Images”. Por cierto, fue muy amable al atenderme en plena calle, delante del Café Latino.

La segunda promesa consiste en no volver a emplear frases célebres en mis escritos. Sostenía el eminente paleontólogo y biólogo Stephen Jay Gould que, en la mayoría de las ocasiones, las citas famosas son inventadas. ¿Cómo podría estar alguien atento, en pleno fragor de la Guerra de las Galias, si Julio César decía o no aquello tan manido de “veni, vidi, vinci”? Seguro que el más ocioso de los legionarios romanos estaría más pendiente de que un colega de Astérix no le rebanase el pescuezo. Además, tal y como andan las asociaciones en defensa del copyright, resulta que un buen día te levantas de la cama y mientras desayunas, te encuentras con una demanda por haber mencionado en un artículo unas palabras pertenecientes a otro autor.

Con las últimas hojas del calendario de este moribundo 2006, silenciosamente se ha ido un entrañable amigo, el Dr. Manuel Montero, con su mirada clara y su porte caballeroso, como de Cid Campeador de bata blanca al que han traicionado demasiadas veces. Hace poco más de un mes, casualmente me hicieron llegar unas páginas suyas manuscritas, abandonadas y perdidas en el fondo del cajón de un despacho, apenas un borrador con correcciones de un discurso electoral de aquella época en la que juntos participamos en una candidatura a la presidencia del Colegio de Médicos de Ourense. ¿Qué valor tienen ahora todas aquellas prometidas intenciones? Su bienhechora labor profesional y personal es la que realmente perdurará en el recuerdo de todos los que alguna vez le apreciamos.
Querido Manolo: llegado este momento, no consigo evocar ningún célebre pensamiento tuyo. Tan sólo dos anécdotas que me guardo como modelo de médico y persona. Un día me contaste cómo todos los domingos, después de oír misa en la capilla del viejo hospital, ibas a pasar visita a tus enfermos hospitalizados porque ellos no tenían culpa de que fuera festivo. Otro día, recién cesado por D. Manuel Fraga de tu cargo de Conselleiro de Sanidad (el de las incómodas transferencias sanitarias a Galicia), sorprendido me encontré sentado a tu lado en un curso sobre ecografía abdominal que se celebraba en Madrid, cerca de El Retiro. Estabas animado y sonriente, como un bisoño alumno más. Intentaré (lo prometo) seguir tu ejemplo. Lo malo de las promesas es que hay que cumplirlas.

22 diciembre 2006

OTRA VEZ NAVIDAD


Como cada año, anda muy atareado Aloysius con sus felicitaciones navideñas postales y virtuales. Resulta que la Navidad es una fiesta religiosa cristina a la que el costumbrismo (y el consumismo) han ido despojando de bastante espiritualidad. En estas fechas, mientras unos cuantos progresistas tratan de introducir en el debate el concepto imposible de unas navidades laicas, el resto de los parroquianos preparan sus cuerpos para unos días de excesos. Volverá a derretirse el plástico de muchas tarjetas de crédito en regalos y cuchipandas. La solidaridad está que se nos sale por los poros. Hasta la cuesta de enero; luego otra vez llegará el olvido.
Prepara amenazante mi escolástico amigo una felicitación navideña a la famosa directora que desmontó el belén en un centro de enseñanza público en Andalucía:
“Estimada señora: coherente con su manera de interpretar estas tradicionales fiestas, debería usted renunciar a los días libres de vacaciones navideñas. Estoy convencido que encontrará actividades más productivas para realizar en solitario dentro de unas dependencias escolares silenciosas y vacías. De paso, haga lo mismo con las vacaciones de Semana Santa y con el puente de la Inmaculada. Y reflexione, no vaya a ser que Dios verdaderamente exista (o no se haya muerto del todo) y haga revivir en su modernidad de usted aquel antiquísimo mito de Sísifo, condenándola a montar y desmontar belenes el resto de la eternidad. Atentamente…”
Yo, en lugar de discutir, prefiero disfrutar del Belén del maestro escultor ourensano Arturo Baltar. Me parece mucho más edificante. Hablando de excesos. Sin ánimo publicitario ni ofensivo, reproduzco aquí un menú de Nochevieja escogido al azar entre los publicados en la prensa. ¿Tendrá alguien suficientes bemoles para comerse todo esto?:
Cóctel de cava, boca chups de jamoncitos de codorniz, tosta de uva y queso, brocheta de melón con jamón ibérico, buñuelos de solomillo y boletus, milhojas de paté de centollo con salmón y corona de langostinos, cigalas de nuestras costas al vapor, medallones de rape con vinagreta de piñones y endibia caramelizada, sorbete exótico, paletilla de cordero lechal asada con reducción de su jugo y trufa, tarta Ceilán con mousse de cava, chocolate y helado de frutos del bosque, exquisiteces navideñas y uvas de la suerte. Para beber aguas minerales, refrescos, vino blanco del Ribeiro y tinto de La Rioja, cava (para que no se pique Carod Rovira), cafés y licores. Y al finalizar barra libre, cómo no. Viva la dieta atlántica.

En la muy marinera villa de Baiona se han reunido recientemente expertos internacionales en alimentación y nutrición para asentar las bases de una nueva política preventiva de la obesidad, promocionando de paso una dieta rica en el consumo de pescados y mariscos. La llamada “Dieta de la Zona” (Galicia, Asturias y Norte de Portugal), presentada por el médico y bioquímico estadounidense Barry Sears, se basa en la reducción de los almidones y de los cereales, ya que provocan un indeseable exceso en la producción de insulina, moderando la ingesta de carnes y huevos, y priorizando el consumo de frutas, verduras, hortalizas y pescado (hasta 4 veces por semana), alimento rico en ácidos grasos omega 3.
Se pregunta Aloysius un tanto azarado dónde le encontraremos entonces cabida al pan de Cea, a las patatas de Xinzo, a los huevos de Coren y a los tradicionales productos de la matanza de nuestros cerdos totémicos de Manzaneda. A lo mejor la provincia de Ourense, por no tener costa con la mar océana y estar pegada a Castilla y a León no entra en los planes de la Declaración de Baiona ni en los nuevos usos horarios.

Mientras por Navidad, el presidente de la Xunta y nuestra conselleira de Sanidade reparten cariñosos regalos a los niños hospitalizados en Santiago (como es costumbre), el concello de Carballiño decide que en sus calles no se escuchen panxoliñas por la megafonía de los comerciantes, no vaya a ser que el ruido moleste a unos y el mensaje cristiano de los villancicos incordie a otros. Sospecha Aloysius que los reyes magos, a unos cuantos, les van a traer carbones.

13 diciembre 2006

INDUSTRIA FARMAÉTICA


No se confundan. El título de esta colaboración no contiene ninguna errata. A lo largo de su lectura les demostraré por qué. El pasado 20 de noviembre, el santoral celebró el día de San Félix de Valois. Esa misma fecha fue la elegida para conmemorar el Día Internacional de los Derechos del Niño, coincidiendo además con el Día de la Industrialización de África. Por si fuera poco, en Nairobi (Kenia) fallecía a los 81 años de edad el médico jesuita norteamericano Angelo D´Agostino. Efemérides y obituarios aparte, D´Agostino fue un adalid principal en la lucha contra el SIDA en el continente africano. También se convirtió en la voz de la conciencia que reclamaba sin descanso el acceso gratuito de los pobres a los fármacos antirretrovirales. Denunció permanentemente la inhumana avaricia de las industrias farmacéuticas con sede en los países occidentales. Durante el año 2001, llegó incluso a importar ilegalmente en la India este tipo de medicinas, retando en solitario a la todopoderosa Organización Mundial de Comercio (OMC). Una gran pérdida.

Al igual que Manuel Rivas, sostiene Aloysius que la vida tiene vocación de cuento. En esos mismos días de noviembre, mi inefable amigo me regaló un ejemplar en DVD de “El jardinero fiel” (Fernando Meirelles, 2005), protagonizada por el siempre convincente Ralph Fiennes. Esta película desarrolla con una crudeza especial una supuesta trama de injusticia y experimentación farmacológica precisamente en Kenia. Está basada en un relato original de John Le Carré, autor también de la afamada “El espía que surgió del frío”, como el desgraciado Litvinenko, envenenado con polonio 210 por modernos y sofisticados rasputines. Otro día hablaremos de él. Prometido.

La industria farmacéutica mueve millones y millones de dólares cada día. Constituye el segundo grupo productivo mundial debido a su potencial económico, detrás (cómo no) de la industria armamentística. La finalidad de ambas está clara: obtener beneficios económicos para sus propietarios y accionistas. Dejando a un lado la ética del matar, centrémonos en la ética del morir, fin previsible en la lucha permanente mantenida entre la salud y la enfermedad. Aquí están profundamente implicadas las medicinas. Llegados a este punto, permítanme que me apropie de unas palabras pronunciadas por Pedro Echenique Landirívar, físico y Premio Príncipe de Asturias de Investigación y Técnica: “el siglo XX fue un período de éxito de la ciencia y de fracaso de la solidaridad”.

Acabamos de asistir a un importante seísmo financiero en las bolsas internacionales debido a los malos resultados obtenidos por el gigante farmacéutico Pfizer con un fármaco que pretendía ser innovador en el tratamiento de las enfermedades del colesterol. Varapalos similares sufrieron en el pasado con otras sustancias colosos como MSD o Bayer.

Coincidiendo con el regalo de Aloysius, llegó a mis manos un ejemplar de “Los inventores de enfermedades”, del polémico científico y periodista alemán Jörg Blech. Grande mosca cojonera, este controvertido teutón nos pone como chupa de dómine a los galenos, a los farmacéuticos, a los visitadores médicos, a los medios de comunicación, a los políticos, a las administraciones sanitarias estatales e incluso a la propia Organización Mundial de la Salud (OMC). A todos sin distinción, por despilfarradores y corruptos. Por la falta de ética necesaria en el triángulo de las relaciones entre administrados (los pacientes), los administradores (profesionales y autoridades sanitarias) y los proveedores (industria farmacéutica). Una visión crítica de un monte donde afortunadamente no todo es orégano.

Mientras la demanda de un nuevo comportamiento en el tratamiento de las enfermedades de los más desfavorecidos se está convirtiendo en un clamor, la empresa farmacéutica alemana Schwarz Pharma (recientemente adquirida por la belga UCB) repartirá como despedida una gratificación de 10000 euros para cada uno de sus empleados. Bonito aguinaldo para premiar los servicios prestados. La ética de la solidaridad también está llegando a los medicamentos. Sea pues bienvenida la Farmaética.

11 diciembre 2006

LA MUERTE OTOÑAL


Agonizó el mes de noviembre tejiendo con las hojas muertas de la arboleda una alfombra inacabada sobre el suelo del Parque de San Lázaro. Escribió Antonio Puigverd que el otoño simboliza el año que se despide, el pasillo que conduce al sueño invernal, metáfora de la muerte. Casi al mismo tiempo, por los cielos de Auriavella comenzaron a colgar las luces que iluminarán nuestra Navidad. Diligente como siempre, he desempolvado mi vieja libreta en la que computo los anuncios de turrones, de cava, de juguetes, de perfumes, de buenas intenciones.

Al atardecer, mientras regresábamos hacia casa desde el colegio, Valentina me obligó a detenerme delante de las fotografías de la exposición REVELA 06, fúnebre escaparate gráfico del lívido rostro de la muerte planeando sobre los más recientes conflictos que azotan la conciencia de la humanidad: Irak, Haití, Sahara, Sudán, Palestina, Chechenia, los Balcanes…

¿Qué opina un niño sobre la muerte de otros niños? Silencio. Tristeza. Conmoción. Inocentes infantes iraquíes víctimas de la abyecta locura de los adultos, acribillados a balazos por los combates intestinos entre diversas facciones musulmanas rivales, heridos, mutilados o reventados por las explosiones de los coches – bomba o el fuego presuntamente pacificador de las tropas occidentales allí desplegadas. Si con mucho respeto te acercas a las fotografías, casi puedes escuchar el alarido desesperado de los que se quedan padres huérfanos de los niños que nunca tendrán Navidad.

Otra parada: instantáneas desde distintos planos del mismo muchacho caído inerme sobre el cárdeno charco de su sangre derramada en las revueltas calles de Puerto Príncipe. ¿Por qué la sangre coagulada se parece tanto al chocolate? ¿Merece la pena participar en una manifestación para que algún esbirro te descerraje un tiro en la cabeza? El premio es una foto en primer plano de su hermoso cadáver. Dejó en herencia un mechero a punto de agotarse, como su propia vida, y un manojo de llaves. Las llaves del Paraíso o las del Averno. Tal vez a ese adolescente le mataron tan rápido que no tuvo apenas tiempo para elegir su eternidad. Así son las revoluciones tropicales que tan barrocamente describió el maestro Alejo Carpentier ¿Realmente se independizará Haití algún día del horror reinante en sus cañaverales?

Como si doblásemos un mapamundi de papel, vimos a una mujer guerrillera que cruzaba un río africano sosteniendo un fusil y un fardo en sus brazos. Hembra soldado rebelde combatiente contra el ejército sudanés, con los senos al aire amamantando ráfagas de ametralladora. Y más niños – soldado, a estas alturas seguramente ya muertos. Parecen escrutarnos desde el oscuro pozo de sus ojos petrificados: - "¿qué miráis?, ¿nunca habéis visto a un combatiente del absurdo?"
Muy cerca de allí, en una esquina del parque, medio despegado queda al viento un cartel que nos invita a donar sangre. Por un momento imaginamos al niño soldado apoyando el arma en un árbol y leyendo aquellos versos de Blas de Otero: "luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte". El descarnado alarido de los que guerrean y de todas sus víctimas apenas nos deja oír el silencio de Dios. A muchos los han retratado gritando en silencio. La magia de la fotografía nos permite seguir escuchándolos con una violentísima claridad. Seguimos caminando, otra vez con la vaga esperanza de que esta Navidad traiga verdaderamente la paz para todos.

EL RETRATO ROBOT DE JACK EL DESTRIPADOR


Jack el Destripador continúa siendo una obsesión para los británicos, en especial para los londinenses. Considerando el refinamiento y la precisión empleados en despanzurrar a sus víctimas, sigue en boga la teoría de que este asesino en serie podía haber sido un famoso cirujano de la época. Hoy en día andamos sobrados de destripadores; incluso algunos conviven con sus parejas hasta que un buen día deciden darles pasaporte para el otro barrio. Tony Alexander King y el Monstruo de Machala han venido desde otros pagos a engrosar este macabro elenco. Y también la parejita de amantes que mataron a la madre del novio, la descuartizaron y la depositaron por capítulos en los contenedores de basura.

He visto el supuesto retrato robot de Jack el Destripador. Tenía el cabello corto, el rostro afilado, la mirada asesina fijamente posada en los ojos del que osara observarle (como la de Txapote) y un tupido mostacho al más puro estilo Juan Valdés, el exigente de Saimaza. No sé por qué, pero al contemplar esa sobrecogedora faz, se me vino a la memoria aquel gélido verso del recién galardonado Antonio Gamoneda: "vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte".

Ya conocía de antes el rostro de Jack el Destripador. Aunque muy borroso por la deficiente calidad de las imágenes, un tanto deterioradas de tanto copiarse y saltar de móvil en móvil y de ordenador en ordenador, durante unos instantes horrorizado alcanzó a contemplar la mala jeta del hijo de la gran vulpeja que, armado con una afiladísima katana, seccionó por la mitad a un pobre gato indefenso que previamente había colgado por las patas delanteras. Aún retumban en mis oídos sus maullidos de desesperación.

En algunas ocasiones resulta cuanto menos peculiar el significado de las palabras. A la hora de definir tamañas barbaridades, el diccionario emplea términos como animalada, bestialidad o burrada. Pero el que provoca esta atrocidad tiene la apariencia de un ser humano. Cosas del lenguaje, que diría Wittgenstein.

Una pareja acaba de viajar desde Fuengirola hasta Lugo porque creyó reconocer en "Lobo" al perro que les habían robado hacía 4 años. Este can fue utilizado como sparring en las peleas ilegales y tal vez se salvó por su mansedumbre. Quizás ahora sea adoptado por el matrimonio malagueño y pase a ocupar el vacío canino que existía en sus corazones desde hace tanto tiempo.
Un asno de raza zamorano-leonesa fue abandonado en la Alameda de Compostela. ¿Sería compañero de algún piadoso peregrino? El presidente de la Asociación de Burros Fariñeiros ha prometido hacerse cargo de él. Decía otro gran poeta, Rafael Pérez Estrada, que el amante espera que el espejo le devuelva el positivo de la amada. De momento, al burrito le han bautizado como "Romeo" porque ya tiene una "Julieta" aguardándole en una finca de Boqueixón.

Concluyo haciéndome eco de la enérgica denuncia de la Asociación Francesa e Internacional de Protección de los Animales (Afipa), que acusa a varios peleteros de adquirir, producir y comercializar artículos elaborados con pieles de perros y gatos. Estos desdichados animales son despellejados (la mayoría de las veces sin haber muerto) en China, Tailandia y Corea, donde se consume su carne habitualmente. Los desaprensivos comerciantes camuflan la mercaduría de estas atrocidades con exóticas palabras (¡otra vez la semántica!): Sobaki, chacal asiático, Gou-pee, Kou pi, Gae-wolf, Gubi, lobo de China, lobo asiático y zorro cosaco para los perros. Gato montés, Katzenfelle y Goyangi, para los felinos. Este mundo nuestro cada día se parece más a una galería de exposición permanentemente de los infinitos retratos robot de Jack el Destripador.

12 noviembre 2006

LIBERACIÓN ANIMAL


Aloysius arranca con desganada parsimonia las hojas de su calendario de animales del Nacional Geographic. Está abonado a aquel pensamiento de Henri Bergson en el que defendía que “hay cambios, pero no hay, bajo el cambio, cosas que cambien”. “Cambiar para que nada cambie”, como se lamentaba el Príncipe de Salina en “El Gatopardo” del tándem Lampedusa y Visconti


Mientras todavía soplan los vientos cálidos del Atlántico Sur en este Veraniño de San Martiño, como heraldos de tanto aguacero que unos bendecirán y otros aborrecerán (ya conocen aquello de que nunca llueve a gusto de todos), repaso las recientes noticias protagonizadas por el Frente de Liberación Animal. Han dado el pistoletazo de salida a sus polémicas acciones libertando centenares de visones en varias granjas gallegas. Los ecologistas andan que los hostian, por el daño que provocan estos mustélidos en libertad entre nuestras especies autóctonas. Por si fuera poco, los visones se extinguen en masa, incapaces de sobrevivir fuera de la cautividad que les vio nacer. ¿Cuándo se atreverán a libertar a un zoo completo, al más puro estilo “Doce Monos”?


“Liberación animal” es también el nombre de una de las principales obras del controvertido filósofo Peter Singer, profesor de Bioética de Princeton, cofundador del Proyecto Gran Simio, adalid de la Ética Utilitarista y a cuya lectura somos aficionados el presidente Rodríguez Zapatero y yo, pero por motivos bien distintos. Singer dixit: “cuanto más conozco a los monos, más me doy cuenta de lo mucho que se parecen a los hombres”. Para este filósofo irreverente y visionario, los simios deberían contar con los derechos fundamentales destinados a su protección frente a los malos tratos, la explotación y la muerte. Fraguó este cuerpo doctrinal basándose en determinadas capacidades cognitivas presentes en los grandes monos, como por ejemplo rivalizar por el poder, formar coaliciones unos con otros, amar, compadecerse o afligirse por la muerte de sus semejantes queridos. Además están dotados de la virtud de la autoconciencia y son capaces de entender lenguajes basados en signos. Comparten el 99% de sus genes con nosotros. Aloysius y yo nos sumamos a la bondad de esta causa. Un problema diferente se genera a la hora de dotar de derechos a otras especies animales, digamos menos cognitivas y más comestibles, como por ejemplo los pollos, los cerdos, las vacas, las ovejas, las cabras y los conejos. Y ¿por qué dejar fuera a las casi extinguidas anchoas, sardinas, merluzas y atunes? ¿Qué pasa con los visones, criados para ser desollados y abrigar nuestras vanidades? ¿Cuánto nos quedaría entonces por hablar de los derechos de otros muchos animales como las moscas, los berberechos, los escorpiones, los pillos gorriones o los peces abisales?


Muy a su pesar, Peter Singer se hizo demasiado popular por unos comentarios suyos políticamente incorrectos; como los embriones humanos no tienen conciencia ni sienten, ni tienen dolor ni se relacionan con sus semejantes, desde una perspectiva ética utilitarista deberían tener menos derechos básicos que los simios. Este audaz pensamiento, especialmente escandaloso y contrario a la tradición judeocristiana y humanísitica, Singer lo hizo extensivo a todos aquellos niños que hubiesen nacido con severas discapacidades mentales y físicas.

La polémica está servida. Mientras la Sociedad Internacional de Bioética pide que se abra un debate razonable y sosegado en el seno de la sociedad sobre la regulación de la eutanasia infantil, los padres de la niña británica Charlotte Wyatt, nacida con graves deficiencias en su cerebro, pulmones e hígado, obligada a vivir conectada permanentemente a unas complejas máquinas, han ganado la batalla judicial contra los médicos que recomendaban que se dejara morir a la pequeña. Mientras desde el año 2003, se puede aplicar la eutanasia a los menores de 12 años en Holanda, en nuestra nación se ofrece la sedación terapéutica a aquellos familiares de niños afectados por penosas enfermedades terminales. El Código Penal español castiga la eutanasia y el suicidio asistido. Derechos humanos; derechos embrionarios; derechos animales ¿Qué nos deparará el futuro?


Concluyendo, me parece oportuno reclamar la atención pública sobre la abolición de los experimentos científicos con animales, especialmente aquellos destinados a la confección de productos cosméticos o medicamentosos, dada su especial crueldad y ensañamiento. Tan solo un ejemplo: en la búsqueda de fármacos antineoplásicos, se llevaron a cabo investigaciones con oncogenes humanos insertados en embriones de ratón, para que al desarrollarse estos roedores artificiales fueran invadidos por diferentes tipos de cánceres. La conclusión fue que los genes cancerígenos y los tumores tienen comportamientos diferentes, dependiendo del experimento (in vitro o in vivo) y del organismo afectado. Empleemos los modelos informáticos, que para esto también evolucionan las ciencias. Aloysius reivindica también esta forma de liberación animal.



Yo, le pregunto al Tucán...

07 noviembre 2006

CAFÉ CON LECHE PARA TODOS

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Nuestra vieja amistad viene de la época en la que compartíamos a diario el café con leche y los ideales de la Revolución Francesa. Café con leche para todos, pues todos los hombres somos iguales y tenemos los mismos derechos (o deberíamos tenerlos). Entonces no existían ni el comunismo, ni el bushismo, ni el marxismo, ni el nacionalsindicalismo, ni el fascismo, ni el castrismo ni el maoismo. Tan sólo Dadaísmo y mucho café con leche per tutti en el Café Voltaire. Café con leche para todos, sin distinción de sexo, raza, religión, clase social ni lugar de nacimiento. ¿Existe algo más veleidoso que el lugar de nacimiento, del que nadie es culpable, únicamente la madre que a cada uno buenamente lo parió? ¿Qué culpa tiene un prójimo de nacer en una aldea o en una urbe, dependiendo solamente de cuándo se les ocurra a las maternas contracciones uterinas expulsarlo al hostil mundo exterior? Sostiene Aloysius que la causa de todos las carencias en la convivencia pacífica habidas en el mundo actual se debe al mal funcionamiento de la guillotina desde 1789. Y a la carencia de máquinas de hacer café con leche para todos.

Resulta que Oliver Curry, un moderno experto de la prestigiosa Escuela de Economía de Londres, anda por ahí defendiendo una teoría subjetiva donde establece que dentro de unos 100000 años, coexistirán sobre la faz de la tierra dos subespecies humanas: una superclase acaudalada y una infraclase destinada a trabajos digamos más inhumanos. El economista británico vaticina además, para dentro de un millar de años, un planeta habitado por unos seres de dos metros de estatura, con una expectativa de vida de 120 años, pertenecientes a una única etnia caracterizada por su piel café con leche. ¡Por fin, café con leche para todos!; aunque se ponga por las nubes, como el Blue Mountain jamaicano.

Me muestro más desesperanzado. Profundas diferencias sociales y económicas, unidas al continuo avance insolidario de los medios de formación y a la tecnificación divergente de nuestra civilización, hacen que en el actual momento evolutivo existan ya diferentes subespecies humanas. Lo de la infraclase dedicada al trabajo sucio es ya un hito al alcance de nuestra moderna sociedad. Sólo hace falta asomarnos a nuestros televisores para darnos cuenta de ello. Por si fuera poco, considerando el ritmo al que avanza el deterioro ecológico del planeta, no creo que alcancemos a habitar la Tierra como especie animal dentro de 10 centurias. Por no tener, ni siquiera tendremos el planeta de los simios.

Los avances genéticos, la eugenesia y el carnet de inmigrante por puntos harán el resto. Pronostica Oliver Curry que los hombres se harán cada vez más holgazanes, y como si de lobos domesticados se tratase, hasta las mandíbulas se nos van a atrofiar de tanto masticar fofos alimentos procesados. Café con leche y boquitas de piñón para todos. Y muchas pajitas con mando a distancia incorporado para poder sorber los nutrientes. Por si acaso alguien se queda con dudas, Curry advierte que los avances en medicina y la obsesión por la higiene terminarán por rematar la destrucción del sistema inmunitario humano. Profecía nada anticipada, pues hace tiempo que conocí a un galeno que recomendaba no lavarse nunca el cabello para combatir la alopecia. ¡Viva el manto ácido!

Mucho más productivas se me antojan las investigaciones genéticas del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de Valencia, donde han desarrollado vegetales capaces de resistir las sequías y la salinidad de los terrenos de cultivo. La especie elegida para estos experimentos posee un nombre digno del más refinado poeta latino: Arabidopsis Thaliana. Si por casualidad alguno de estos expertos leyera estas líneas, con su mayor humildad Aloysius le propone una línea de trabajo: ya que en Estados Unidos han descifrado el código genético del álamo negro, hagan lo mismo con el del pino canario. Busquen el valioso gen que regula el grosor característico de su corteza, como responsable de su particular inmunidad ante el fuego. A continuación, se lo transplantan a nuestros sufridos pinos galaicos. Muchos somos los que se lo agradeceremos. No esperen 1000 años, por favor. Los duendes de la floresta esmeralda se lo pedimos. Encarecidamente.

29 octubre 2006

IANUS

En el SERGAS estamos de estreno. Muchas consultas de atención primaria y especializada acaban de ser dotadas de equipos informáticos para, en teoría, gestionar con mayor calidad las demandas de los usuarios. Parte del software (conjunto de programas) empleado para ello ha recibido el sugerente nombre de IANUS. Se trata de un proyecto puesto en marcha por la Consellería de Sanidade desde la etapa anterior de gobierno del PP, pero que al igual que otras cuestiones como la Carrera Profesional y la Consolidación de Empleo, han terminado siendo gestionadas por la actual Xunta de Galicia del gobierno bipartito. Un honesto ejemplo dentro de la tan criticada administración pública, ya que los buenos proyectos deben tener continuidad, gobierne quien gobierne.

Ianus es el nombre del dios principal de la mitología etrusca y latina. Recibía tres apelativos: el sacerdotal (Jano), el profano (Quirino) y el oculto o iniciático (Arcano). La mitología nos enseña que cuando Júpiter expulsó del Olimpo a su propio padre Saturno, fue Jano Quirino quien lo acogió en su reinado. Como recompensa, Saturno le concedió la especial facultad de conocer el pasado y el futuro simultáneamente. De ahí que se represente a Ianus con una doble faz, mirando hacia adelante y atrás a la vez. Este talento especial de Ianus resulta extremadamente útil, quién me lo diera. Sostiene Aloysius que los políticos gobernantes deberían aprovecharse de él para regirse con sabiduría, según las circunstancias del momento.

Pero resulta por lo menos peculiar observar cómo todo gira y muta según cuál sea el color político dirigente. Va a hacer tres inviernos, unas condiciones metereológicas peculiares hicieron coincidir en Galicia unas semanas de frío intenso con una sequía pertinaz que se prolongaba desde el estío. Fue entonces cuando la periódica llegada del virus de la gripe encontró el ambiente más propicio para propagarse y afectar a la población ourensana de manera masiva. La inmediata consecuencia de este hecho fue la afluencia masiva a los servicios de urgencias, circunstancia agravada por el envejecimiento poblacional endémico de nuestra provincia. La entonces oposición le echó la culpa, cómo no, a la ineptitud gestora de la sanidad pública del PP.

Por fin pasó el pérfido PP de Fraga cual viruelas y ahora resulta que, según el Barómetro Sanitario del propio Ministerio de Sanidad, Galicia tiene la peor sanidade de España. Cuando se gobierna por duplicado, la sobredemanda en urgencias y las camas en los pasillos son debidas a circunstancias ajenas a la administración: huelgas de ambulancias, altas intencionadamente retrasadas en las plantas de hospitalización, determinadas eventualidades metereológicas, y cómo no, a la desastrosa herencia dejada por el PP. Cuando ocurrió la desgracia del Prestige, la entonces oposición cargó contra la ineficacia colectiva de la Xunta del PP. Pero ante la tragedia ecológica de este verano pasado, con Galicia ardiendo por los cuatro costados, la culpa fue de la sequía, de la especial idiosincracia del paisano gallego, de las brigadas antincendios, de los alcaldes populares y de la nefasta gestión medioambiental en el pasado de los gobiernos del PP.
Cuando había que prever que la llegada de las lluvias arrastraría monte abajo cenizas, lodos y detritus quemados, no se planificó lo que había que planificar. Y por supuesto, ante las tragedias de las riadas y de las playas sumergidas bajo un nuevo chapapote, la culpa es del PP. Cuando se extravían los exámenes de los opositores que aspiran a trabajar en la Xunta de Galicia, todo queda zanjado con la dimisión del Director Xeral de la Función Pública, los sindicatos se conforman con la respuesta de que todo ha sido un desafortunado error, y todavía hay algún intrépido que le echa la culpa al PP. Solamente señalar que hasta ahora nunca se habían perdido exámenes en la Xunta de Galicia. Y mira que se han realizado oposiciones y oposiciones. Cuando la gestión de las listas de espera se les escapa de las manos a las autoridades sanitarias, se cesa a dos altos cargos, se sustituyen por otros dos, y la culpa sigue siendo del PP. Por cierto, los dos flamantes nuevos secretario y director generales trabajaron como altos cargos sanitarios en pretéritas Xuntas de Galicia del PP. Entonces, no valían, pero ahora sí.

Para finalizar, ya que el PP dejó la sanidad pública de Galicia como un campo minado, el BNG acaba de pedirle a su socio de gobierno bipartito un nuevo impulso político en la sanidad gallega, mediante la exigencia de cinco puntos prioritarios: la aplicación de las incompatibilidades a los facultativos, la exclusividad de los jefes de servicio, la implantación de la jornada de tarde, la estabilidad en el empleo y el incremento de las retribuciones para los profesionales, la desburocratización de las consultas (fomentando la informatización) y la potenciación de la atención primaria (estableciendo 1500 pacientes por cada médico). Todas estas peticiones constituían firmes promesas de los programas electorales de los que ahora gobiernan. Se pregunta intrigado Aloysius: ¿y por qué no lo han hecho hasta ahora?. Habrá que esperar al próximo enero, mes dedicado a Ianus. Ojalá que este dios romano nos ilumine a todos con su omnisciencia.

27 octubre 2006

GARRULO BÁSICO


Un hombre de gesto circunspecto acompaña a su mujer a una consulta de Ginecología del Sistema Nacional de Salud. El motivo era la esterilidad de la pareja tras dos largos años de procreación frustrada.

La ginecóloga repasó la historia clínica de ambos. Revisó con atención todas las pruebas diagnósticas practicadas. Pacientemente les explicó el procedimiento a seguir para conseguir el hijo tan ansiado.

Mientras la mujer atendía en silencio a las aclaraciones facultativas, el marido, sin pestañear, le espetó:

- ¿Cuánto tiempo vamos a tardar?. Tengo un bar que he tenido que cerrar para venir a esta consulta.

Este tío no es un garrulo. Es un cazurro. Me pregunto si haría el mismo comentario impertinente en una consulta médica privada, de esas de pago contante y sonante de toda la vida.

El otro día, un buen amigo mío se me autodefinía como un "garrulo básico". Y lo hacía solamente basándose en su despreocupación para vestirse cada día. Presume de tener unos gayumbos preñados de dibujitos de abejas. El hombre y la abeja comparten el 50% de su material genético. En su torpe evolución, el hombre ha prescindido del 50% correcto: a muchos nos serían de gran utilidad las alas y el aguijón.

Pero resulta que mi amigo no es nada garrulo: ni es un ave propensa al gorgojeo o al chirrido procaz, ni es un charlatán o un parlanchín (más bien es un individuo muy reservado) y los ruidos que hace no se parecen ni al ulular del viento ni al relajante transcurrir de un arroyo.

Es una buena persona, básica.

EL MIEDO


IMAGEN: "La Xia, el miedo de tener miedo..."
Memo Vasquez

El miedo campa a sus anchas por Galicia en estos días. Una vez más, han saltado todas las alarmas ecológicas, con el agua de las lluvias otoñales desbordando los cauces de los ríos y las playas de marisqueo cubiertas por un potaje espeso de barro y ceniza. Hete aquí una inicial definición del miedo: la alerta permanente de nuestros paisanos ante la presencia de un peligro bien real.



Es bien cierto que, en las consultas de medicina, con frecuencia nos enfrentamos con el miedo a morir, ese recelo a que suceda lo contrario a lo que esperamos, que es simplemente seguir viviendo. El gélido y cortante temor a la enfermedad y a la muerte. Pero existen muchos otros miedos parecidos: el pánico a enloquecer, a perder la libertad, al dolor, el miedo cruel a la soledad, a lo desconocido, a la incertidumbre, a la nada. Todos son afluentes torrenciales del caudaloso río que siempre supone el recelo a morir. Una aprensión como la que a buen seguro atenazaba las entrañas del poeta ruso Osip Mandelstam cuando escribió: “produce terror, como el comienzo de las cosas terribles. Para todos es el círculo sin bosque, e incluso el cuervo siente miedo”.


Dice acertadamente Albert J. Jovell que la medicina se olvida con demasiada frecuencia del miedo, que se estudia en los tratados y en las facultades que la enfermedad puede producir dolor, pero nunca que siempre lleva aparejado el miedo. Y lo peor es que el enfermo difícilmente controla su miedo, porque siempre viene alguien y se lo recuerda.


En los últimos días, dos pacientes bien diferentes me han consultado sus miedos. Un primer paciente, afectado por un tumor maligno que, a pesar de los heroicos tratamientos a los que se ve sometido, progresa en su ardua porfía por mermar la salud de su huésped. Un segundo paciente, un transplantado, desconfiado ante los efectos secundarios de la medicación inmunosupresora que se le administra, y que además sufre atenazado por la incertidumbre que le provoca la caducidad de su transplante.


El paciente oncológico se encuentra apesadumbrado por el temor lógico a que su enfermedad le consuma y le haga perder la vida. Es el gran miedo común a todas las enfermedades degenerativas. La zozobra de sentir cómo las vías de agua van abriendo poco a poco las cuadernas de tu propio navío vital, amenazando con hundirlo antes de alcanzar beatíficas playas. Es el mismo canguelo que acobardaba a Max Von Sydow, mientras jugaba aquella definitiva partida de ajedrez contra la Innombrable en “El séptimo sello”, de Ingmar Bergman.


Bien distinta es la turbación del paciente transplantado. Tal vez ha estado demasiado tiempo sumergido bajo el agua a punto de ahogarse, pero su instinto de supervivencia le ha empujado a asirse a la tabla de salvación que supone el nuevo órgano adjudicado. Volver a nacer, como muchos de ellos cuentan. Pero siempre permanece sobre sus cabezas revoloteando el recelo a que el madero pueda hacerse mil pedazos ante los embates del tiempo, para encontrarse una vez más a merced del oleaje.


Se convierte en el pavor a una fecha de caducidad que ha sido establecida con anticipación terriblemente anunciada, como si de los replicantes de “Blade Runner” se tratara. Es el espanto del rubio y fornido Nexus 6 que agoniza en los tejados, anhelando todos los momentos que ha vivido y que se perderán como lágrimas en la lluvia.


A la espera de un transplante, un paciente se quejaba: - "en diálisis, la vida se cubre de un velo de inmensa tristeza, pues todo se muestra como una tarea ética. La situación no puede ser de otra manera, ¡quedan pocos motivos para seguir luchando! Que haya tanta ética es algo tan ridículo, por cierto, como el suicidio -".


De momento, a todos nos aguarda idéntico fin. Como sabiamente cantaba su amargura el poeta Ungaretti: “pasa la golondrina y con ella el verano, y también yo, me digo, pasaré…” Más tarde o más temprano, todos pasaremos. Sin miedo.

17 octubre 2006

ANTICANCERÍGENOS

Tal vez ande Aloysius demasiado estimulado ante la llegada del otoño y su mudanza vegetal. Como viene siendo habitual, una vez finiquitadas las deudas del estío, retornan renacidos sus bríos en su particular combate contra la enfermedad. Este mes de octubre nos toca prevención. Por ejemplo, mi buen camarada se ha empapado con las recientes informaciones publicadas por el Centro del Cáncer MD Anderson, de la prestigiosa Universidad de Texas. Resulta que el 85% de los cánceres se pueden prevenir basándose en dos sencillos pilares: adoptar hábitos de vida saludable y evitar los factores de riesgo ambiental.

Correré otra vez el riesgo de que varios amigos míos me tilden de cargante, pero es que no parece haber dudas respecto a la implicación del tabaquismo en la génesis del 87% de los cánceres de pulmón. Fumar cigarrilos es el responsable adicional del 30% de la mortalidad global en los países desarrollados. Su efecto pernicioso también se deja ver en otros órganos como la cavidad bucal, la faringe, la laringe, los bronquios, el riñón, la vejiga urinaria, el cuello uterino e incluso el páncreas.

El abuso etílico también conlleva daños tumorales en boca, faringe, laringe, esófago e hígado. El problema se multiplica porque muchos bebedores son fumadores a la vez. En la misma cara de la moneda se sitúa la práctica del ejercicio físico intenso, pues pudiera ser que de esta manera se vea incrementada la oxidación celular y la posibilidad de alteraciones bioquímicas cancerígenas. Entonces, ¿en qué quedamos?; ¿es recomendable la práctica deportiva o no?. Decía Diderot que el primer paso hacia la filosofía es la incredulidad, pero menos filosófico y más versosímil resulta afirmar que la dieta y el ejercicio físico moderado, por combatir precisamente la obesidad, podrían resultar útiles en la prevención de cánceres tan diversos como el de mama, estómago, vesícula biliar, colon, recto, próstata y utero. Siguiendo la misma línea argumental, ¿es saludable tomar el sol?. Una vez más nos enfrentamos a la enérgica relatividad de la vida cotidiana, pues el terrible cáncer de piel que llamamos melanoma, podría prevenirse con una exposición adecuada a la luz solar.

La dieta equilibrada potencia la salud. Desde el eres lo que comes de Hipócrates hasta la actualidad, queda claro que el aporte adecuado de nutrientes es necesario para mantenerse vivo. La humanidad tiene (y ha sufrido) más bajas por la desnutrición que por la ingesta excesiva de alimentos. Pero en nutrición ya se camina varios pasos más adelante, concretamente en el estudio de sustancias naturales presentes en la dieta y que pudieran tener un efecto protector frente a los estragos del cáncer. De ahí las modernas investigaciones realizadas con carotenoides, retinoides, flavonoides y otras palabroides, sustancias presentes en distintas concentraciones en frutas frescas, verduras, aceites (de oliva), tés, hortalizas, legumbres y otros frutos del reino vegetal.

En la batalla contra el cáncer, al socorro de la naturaleza, también ha acudido como no la química farmacéutica. Existe una media docena de medicamentos que han demostrado ciertas evidencias en la prevención de determinados cánceres, como por ejemplo determinados antinflamatorios (aspirina, sulindac, piroxicam y celecoxib), antiestrógenos (tamoxifeno), antibióticos (claritromicina) o corticoides (budesonida). Mientras las investigaciones continúan, al igual que Jonathan Swift, el creador de Gulliver, sostiene Aloysius que los mejores médicos del mundo siguen siendo el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría. Tomen nota y sean felices. Seguro que duran mucho más.
Para más información consultar

10 octubre 2006

LA PROFESORA DE GEOMETRÍA




"Son los fenómenos lo que conocemos, no las cosas en si". 
Enmanuel Kant.


A veces me encuentro con ella sentada en la barra del bar, garabateando distraída números y cuentas en una libreta. ¿Está distraída o está completamente absorta en su mundo?. Sostiene un pitillo en los labios, al más puro estilo de los jugadores de póker. Ha despertado de nuevo mi interés por el álgebra, el cálculo y la trigonometría. 


¿Quizás pueda la óptica explicar el por qué del azul combado en gris de su mirada?.

Camino hacia la cafetería sin saber si hoy habrá clase de geometría.

EL CLAN DE OISIN



Durante media década, desde la prestigiosa Universidad de Oxford, el Dr. Brian Skyes y su equipo ha estudiado el ADN de 10000 ciudadanos británicos e irlandeses contemporáneos. Estos análisis han revelado una serie de coincidencias genéticas respecto a una supuesta tribu originaria del norte de la Península Ibérica, que tal vez cruzó el Canal de la Mancha a bordo de sus primitivas embarcaciones de pesca, para colonizar hace unos 6000 años las Islas Británicas. Esta teoría también es defendida desde el Trinity Collage de Dublín por el equipo del genetista Daniel Bradley, detectando por ejemplo similares coincidencias genéticas entre los habitantes de Cornualles, los escoceses, los irlandeses, los galeses y los vascos.

El trabajo de Skyes ha encontrado amplia resonancia en los medios de comunicación generales y especializados, donde las interpretaciones políticas sesgadas pronto se han hecho notar. Hay algunos que, sin conocer apenas para qué sirven los estudios de genética de poblaciones, enseguida se han apuntado al carro de la ancestral nación celta oprimida que se extendía por el occidente continental europeo, incluyendo por supuesto los territorios de la actual Galicia. Desde el punto de vista cultural, nada que objetar pues todo es opinable; más bien al contrario. Pero la humanidad ya debería estar escarmentada del peligro que supone relacionar cuestiones genéticas y raciales con las veleidades de la política; ahí se encuentran todavía ancladas la teoría nazi de la supremacía de la raza aria o el canto de sirena del factor Rh negativo en la sangre de los genuinos vascos. Nada más peligroso para dividir a las sociedades que apelar a diferencias genéticas o religiosas. El conflicto tiene el éxito asegurado y la Historia lo demuestra.

Al igual que los antiguos británicos, es probable que muchos gallegos actuales presentan en su ADN las huellas de la descendencia del Clan de Oisin. Pero también las de los antiguos fenicios, griegos, romanos, vándalos, visigodos y las de aquellos pobladores del norte de África que durante siglos se establecieron a lo largo y ancho de la Península Ibérica. La mezcla de sus sangres aporta la riqueza de la diversidad biológica y cultural de su propia descendencia. ¿O es que tan pronto nos hemos olvidado que nuestro ADN es practicamente idéntico al de orangutanes, gorilas y chimpancés? ¿Acaso no somos todos los humanos descendientes de aquellas siete primitivas Evas que un buen día del pasado decidieron caminar en posición erecta?

Recientes estudios de genética poblacional establecen que los actuales seres humanos somos originarios de África, descendientes de una misma población fundadora que evolucionó hace 170000 años y que se diseminó por el resto del planeta reemplazando a otros homínidos ya extinguidos. Así lo revelan los estudios del ADN presente en las mitocondrias (ADN mitocondrial), heredado exclusivamente por vía materna y muy útil para la construcción de los árboles evolutivos.

Deseo recordar unas cuestiones fundamentales. El estudio de los genes de diferentes poblaciones se realiza por los investigadores para encontrar diferencias que las hagan susceptibles o resistentes ante el efecto de determinados fármacos o enfermedades. Un ejemplo clásico es el descubrimiento del gen ligado a la enfermedad de Tay – Sachs presente en los judíos askenazis. Para finalizar debemos considerar que la intención del Dr. Skyes fue precisamente demostrar que Gran Bretaña no había sido siempre una nación dividida en compartimentos estancos, teniendo en cuenta esas mismas huellas dactilares genéticas comunes encontradas en Irlanda, Escocia y Gales, pero presentes también en los prójimos de Inglaterra, tanto o más celtas que las demás. ¿Resulta entonces tan importante la Nación de Breogán?.

03 octubre 2006

RESERVOIR DOGS

MUJER CON UN PERRO BLANCO (Lucien Freud)

Detalle del sepulcro de ILARIA DEL CARRETO

Todavía un tanto sobrecogido, recuerdo una escena especialmente cruda correspondiente a aquella película de Quentin Tarantino, cuando uno de los atracadores frustrados (el Sr. Rubio - Michael Madsen) utiliza una navaja de afeitar para amputarle una oreja al policía que tenía secuestrado. Toda esta crueldad gráfica me produce la misma creciente incomodidad que el recuerdo de otras dos tremendas escenas cinematográficas: las uñas arrancadas a punta de tenaza a George Clooney en “Syriana” y a uno de los torturados en “El Crimen de Cuenca”.

Violencia y crueldad campan a sus anchas por este planeta, enraizándose de manera cada vez más profunda en nuestra sociedad. Es continuo el goteo de mujeres asesinadas a manos de sus parejas sentimentales, pero esta macabra hemorragia no parece tener fin a pesar de las medidas legales establecidas. Un niño fallece de desnutrición en nuestra Galicia contemporánea sin que se entere nadie de los que viven a su alrededor, como si no fueran suficientes los miles de infantes que murieron de inanición en nuestra historia pasada, como si no hartaran ya los millones de criaturas que desaparecen a diario de la faz de la Tierra debido a la miseria y al hambre.

Sostiene Aloysius que Wittgenstein se rebeló contra el positivismo filosófico, blandiendo la idea de que lo verdaderamente importante en la vida de los seres humanos es precisamente todo aquello sobre lo que debemos guardar silencio. Siento contradecirte, mi querido Ludwig, pero los recientes casos de brutal ensañamiento con los animales (especialmente con los canes) mostrados estos días en los medios de comunicación, obligan a alzar bien alto nuestras voces de protesta. Por pura y simple humanidad. Opinaba con ácida ironía el controvertido escritor Kurt Vonnegut que un humanista es una persona que demuestra un gran interés por los seres humanos; y añadía: mi perro es un humanista.

Mark Haddon ha escrito en su libro “El curioso incidente del perro a medianoche”: - me gustan los perros. Uno siempre sabe qué está pensando un perro. Tiene cuatro estados de ánimo: contento, triste, enfadado y concentrado. Además los perros son fieles y no dicen mentiras, porque no hablan -.

Hoy doy por controlada mi vena franciscana manifestando mi solidaridad con todos aquellos que se atreven a denunciar el maltrato a los animales. Así como Patrick El Carpa simboliza para mí a todos los inmigrantes que desean encontrar una vida mejor dentro de nuestras fronteras, el Gran Can representará a todos los animales a los que hacemos sufrir innecesariamente. El Duomo de la ciudad italiana de Lucca alberga una de las estatuas más hermosas del Renacimiento: un perrillo de dulce mirada petrificada guarda los pies del sarcófago de la bella Ilaria del Carreto. Dicen que fue esculpido en suave mármol rosado por Jacopo della Quercia para simbolizar la fidelidad.

Y es que repasando las imágenes del perro apaleado por su dueño en Aguiño, no queda ninguna duda sobre quién es en realidad el verdadero animal. Aunque le ampare la Galicia profunda.


28 septiembre 2006

EL DESEO SEXUAL


Le pregunto intrigado a Aloysius si recuerda el nombre de aquella película de Woody Allen en la que aparecía disfrazado de espermatozoide y mi suspicaz amigo se mosquea conmigo ante los titubeos de mi memoria. Sin embargo, no sacándome de la duda, me regala un aforismo atribuido a este genio del cine contemporáneo: el amor es la respuesta a muchas inquietudes de la vida, pero mientras aguardamos su llegada, el sexo nos planteará unas cuantas preguntas.

Con la intención de aprender un poco más, y habiendo sido invitado por la siempre afectuosa concejala de Sanidade del Concello de Ourense, Dña. María Antonia Rilo, acudí a la conferencia que mi colega y amigo, el Dr. José Luis Doval, impartió esta semana en nuestra ciudad. Su disertación pretendía iluminar nuestros conocimientos ante temas controvertidos como la influencia hormonal en el deseo sexual en los seres humanos a partir de la madurez. Aunque la audiencia estaba formada mayoritariamente por mujeres, el Dr. Doval se extendió sobre la problemática causada por las disfunciones en el deseo sexual en ambos sexos.

Antes de acudir a la ponencia, intenté repasar los conceptos clásicos de las investigaciones de Masters y Johnson (década de los 60 del siglo XX) y las posteriores de Kaplan. La síntesis de las mismas me descubrió las diferentes fases del concepto trifásico en la respuesta sexual humana (deseo – excitación – orgasmo), que son precisamente en las que trabajan los terapeutas sexuales para tratar las posibles alteraciones de cada una de ellas.

También me quedó claro que en el deseo sexual confluyen dos vertientes: una puramente primaria y biológica, que nos impulsa a mantener relaciones sexuales para reproducirnos y perpetuar la especie humana, y otra más bien definida como cultural, en la que se complementan la canalización de nuestras emociones con el mecanismo afectivo útil para experimentar placer.

Varias situaciones habituales por las que pasa el devenir cotidiano pueden influir en la disminución del deseo sexual, como por ejemplo la depresión, la ansiedad, las enfermedades, el estrés, los trastornos hormonales y las causas psicológicas. De manera tradicional, la mayoría de las disfunciones sexuales se consideraban de origen psicógeno. Pero las constantes investigaciones han revelado la importancia de los factores hormonales en las mujeres y en los hombres. Es lo que llamamos causa orgánica de estas alteraciones.

Pero las hormonas tampoco lo explican todo. No son la panacea dentro del tratamiento farmacológico. En la historia de medicina, ninguna otra medicamento ha sido tan vigilado, alabado y denostado a la vez. A pesar de que niveles bajos de testosterona influyen en la disminución del deseo sexual de los varones, y que los andrógenos influyen en el deseo de las hembras, existen otros muchos factores que intervienen en este campo, como las expectativas que tenemos respecto a nuestra propia conducta sexual, el estado de bienestar corporal, los sentimientos respecto a la pareja y el propio estado de la función sexual de nuestro partenaire.

En estas cuestiones del deseo, con en muchas otras de la vida, se recomienda la comunicación con la pareja. Sólo así se podrán afrontar las dificultades con pragmatismo, para luego buscar la ayuda externa de los terapeutas. La sexualidad sigue siendo una asignatura pendiente para la mayoría de nuestros paisanos y de nuestros compañeros médicos.

22 septiembre 2006

DESDE NIVARIA


Aventurero incansable, ha encabezado Aloysius una expedición de viajeros accidentales a la isla de Nivaria, inmersa en un conflicto social sin precedentes provocado por el desembarco incesante de inmigrantes ilegales a sus costas meridionales. A esta legión de deteriorados prójimos centroafricanos se añaden ahora las centurias procedentes del subcontinente indio; éstos se encuentran albergados en unas condiciones bastante inadecuadas en una nave almacén puesta a su disposición por las autoridades portuarias locales. Aquí no hay cama pa’ tanta gente, como decía el son del Gran Combo de Puerto Rico.

Todo este panorama me provoca una serie de reflexiones sobre el racismo, concepto económico por antonomasia. Se le cierran las puertas de un sueño equivocado llamado Occidente (como el navío de José Luis Sampedro en “La senda del Drago") a miles de seres humanos que con casi total seguridad pasarían a engrosar las bolsas de pobreza extrema en las naciones de acogida. De otra manera, ¿cómo conseguirían sobrevivir entre nosotros sin oficio ni beneficio conocidos?. Basta recorrer con nuestra mirada las calles de las más populosas ciudades españolas para reconocerlos dedicados a la venta ambulante de los más variopintos objetos, desde tallas artesanales hasta material audiovisual pirateado. Curiosamente los indostaníes casi siempre venden flores. Y todo este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. Al caer la tarde, cuando han cerrado los comercios, las calles turísticas de Florencia se llenan de manteros africanos que venden marroquinería barata, especialmente bolsos falsificados. Al mismo tiempo, finalizan su jornada laboral los empleados de seguridad de las grandes firmas de moda. El color de la piel es el mismo para unos y para otros. La diferencia solamente es económica: trajes de Gucci frente a sudados drapeados tradicionales. He aquí el sofisticado toque de nuestra modernidad.

Desde las Canarias, con destino a Senegal, han empezado a partir los vuelos de repatriación a razón de un pasajero deportado por cada policía vigilante. Se podría meter en un brete el gobierno de nuestra desalineada nación si mientras participábamos como observadores en la cumbre de los Países No Alineados de La Habana, a la legión de subsaharianos deportables se les ocurriese amotinarse negándose a subir a los aviones. Algunos de ellos ya han jurado que pese a todo volverán a intentarlo.

Mientras todo esto ocurre aquí, allá en Suazilandia el último monarca absolutista del África subsahariana ha organizado unos fastuosos festejos para elegir su décimo cuarta esposa. La llamada Danza de los Juncos atrajo a miles de muchachas de escasos recursos económicos, con la esperanza de ser la elegida por Mswati III para engrosar su colmado harén. Mientras las chicas suazili bailan con los senos descubiertos y sus coloristas faldas tradicionales, este año han participado mucho más recataditas varias decenas de adolescentes europeas, por aquello de la globalización, el buen rollito y las alianzas entre las civilizaciones.

La Unión Europea deberá esforzarse mucho más en la mejora sustancial de las condiciones económicas de los países africanos exportadores de inmigrantes. Sólo así podrá corregirse este drama humano. Lo demás es tratar de ponerle fronteras al océano, porque por cada avión de repatriados que despegue de Nivaria, varios cientos de cayucos siguen siendo calafateados a la espera de singladuras más propicias.

05 septiembre 2006

EL TURISTA RESPONSABLE


Mientras viajaba por las italias, de repente se encontró Aloysius con el recorte de una revista cuyo editorial firmaba Giancarlo Roversi. El título del artículo era harto sugerente: el decálogo del turista responsable. Se le atribuye a Enzo Garrone la paternidad de esta innovadora ética del viajar, y aunque la mayoría de los que lean estas líneas estarán ya en plena convalecencia del síndrome postvacacional, voy a reproducirlas por su interés general. Según los expertos, este tipo de recomendaciones encuentra su mayor aceptación entre las viajeras con edades comprendidas entre los 36 y los 50 años, que trabajan en la enseñanza, son directivas o desempeñan profesiones liberales. Un claro ejemplo: Frances Mayes, la protagonista de “Bajo el sol de la Toscana” (Audrey Wells 2003), interpretada por una resplandeciente Diane Lane.

El primer mandamiento del turista responsable es colaborar con empresas de viajes que inviertan parte de sus beneficios en proyectos de cooperación con las naciones de destino vacacional, sobre todo los que respeten los derechos humanos y los encargados de proteger su patrimonio natural. El segundo obliga a informarse previamente de la cultura, costumbres y de los problemas sociales y ambientales de la nación elegida para viajar, para una vez en el destino, comportarse adecuadamente según los usos y costumbres del país. El tercer mandamiento ruega no colaborar con la extinción de especies animales y vegetales, desaconsejando la adquisición de souvenirs que hayan implicado el maltrato o la muerte de nuestros vecinos de planeta. El cuarto precepto recomienda, siempre que sea posible, viajar en vehículos no contaminantes y que respeten el medio ambiente. El quinto ya resulta más complicado, pues solicita viajar fuera de temporada alta, para evitar las aglomeraciones turísticas. La sexta prescripción sugiere el uso de los servicios locales de los que la población se beneficie directamente a partir del turismo. Dentro de éstos, por supuesto, se excluye todo tipo de turismo sexual y vejatorio. Viajar en grupos pequeños que causen pocas perturbaciones a las comunidades de destino forma parte de la séptima recomendación ética.

La adaptación a las costumbres locales, sin tratar de imponer las propias constituye el octavo consejo para el turista responsable; difícil de cumplir a la hora de comer, por ejemplo, donde los más remilgados siempre van a sufrir enormes penalidades. ¿Entenderá por fin Aloysius que no se puede exigir tortilla de patatas para cenar en el medio del desierto de Wadi Rum, en Jordania?. La novena sugerencia invoca la no recolección de piedras, flores ni conchas en el país de destino, así como no dejar signos desagradables de nuestra presencia allí. Dos anécdotas al respecto: existen cumbres montañosas a las que ya no dejan ascender a los turistas, porque a base de llevarse vistosas piedras y rocas de recuerdo, estaban incluso consiguiendo modificar el paisaje y el entorno natural. En los urinarios públicos de una gran galería de arte europea, a una altura prácticamente inaccesible para la mayoría de los humanos, alguien había pintado con gran esfuerzo “Aupa Logroñés”. Ahí queda eso.

Para concluir, el décimo mandamiento recomienda la visita a los parques naturales, a las reservas ecológicas, a los museos y a los santuarios. Se supone que el importe de la entrada va destinado a la conservación de los mismos. Pero sobre todo, el turista responsable debe mezclarse con la población local, participando activamente en la vida de la comunidad. No existe mejor manera de conocer un pueblo.

Si no están de acuerdo con estas recomendaciones, siempre pueden seguir el consejo de Sidonie Gabrielle Claudine Colette, pues los viajes sólo son necesarios para las imaginaciones menguadas.

BUENOS ALIMENTOS


En este particular blog, bajo el título “Comiendo como un astronauta”, disertaba Aloysius el pasado verano sobre los nuevos alimentos que tan de moda se han puesto en nuestra mutante y vertiginosa sociedad. En las secciones más avanzadas de los supermercados podemos encontrarnos con pequeños recipientes de plástico, de apenas unos 20 centímetros cúbicos de capacidad, capaces de albergar el 50% de nuestras necesidades diarias de frutas y verduras.

Dentro de esta innovadora oferta nutritiva, existen también múltiples y variados derivados lácteos que presumen de su utilidad para combatir las elevadas cifras de colesterol. Los productos destinados a saciar precozmente nuestro apetito también comienzan a formar parte de la composición de determinados alimentos. Mientras la televisión nos muestra imágenes de apetitosas hamburguesas de varios estratos, chorreantes de salsas y quesos fundidos, el mismo establecimiento de la marca anunciante incluye en sus menús sanísimas ensaladas con productos de la huerta de primera calidad. Tal vez sea la ingestión de lechuga y tomate la que lava más nuestras conciencias de progenitores, a cualquier temperatura.

Varias veces he oído mencionar y emplear el término alicamentos, palabra formada a partir de la contracción de alimento y medicamento. Se trata de comestibles que aportan beneficios para la salud (en principio, y por definición, todo lo que alimenta debería ser bueno para la salud) o que incluyen en su composición algún suplemento de bondad igualmente demostrada para el ser humano. Según informaciones publicadas en la internet, por ejemplo por UNICEF, probablemente haya más marketing que ciencia detrás de muchos de estos preparados. La utilidad del alicamento debería demostrar que son capaces de prevenir la aparición de enfermedades, condición que no cumplirían los alimentos sensu estricto; ¿podría valer el ejemplo de la vitamina C en la prevención y tratamiento del escorbuto?.

Otra cosa diferente es que los médicos recomendemos consumir productos lácteos desnatados a pacientes obesos o con cifras elevadas de colesterol, cereales con fibra a los que padecen estreñimiento o leches enriquecidas en calcio y vitamina D en determinados carenciales. Pero curar, lo que se dice curar, de momento no lo hace ningún alicamento.

Dicen los franceses: “ne nous melons point de ce qui ne nous regarde” (algo así como que lo que no nos hemos de comer dejémoslo cocer). En el actual menú de a bordo de una compañía aérea europea, de cuyo nombre no quiero acordarme, después de ofrecer diferentes bocadillos y tentempiés, bebidas calientes y frías, alcohólicas y no alcohólicas, en la última página se nos hace la propuesta de una “comida sana”: zumo multifrutas enriquecido con vitaminas y bajo en azúcar, galletas de chocolate con fibra dietética o una tableta de cereales concentrados. Y es que volar a tanta altura a algunos los recarga de oxidantes.


01 septiembre 2006

SÍNDROMES

De manera general, en medicina hablamos de un síndrome cuando queremos referirnos al conjunto de síntomas que caracterizan a una enfermedad; por ejemplo: estás sufriendo un síndrome gripal (fiebre, dolores musculares, estornudos, tos...). Pero los diccionarios también definen esta palabra como un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación indeterminada. Clarísimo ¿no? Aquí engloban situaciones muy especiales como el síndrome de Estocolmo o el síndrome de Stendhal.

Cuentan que en el año 1973, ante el frustrado asalto a una entidad bancaria en la capital sueca, los ladrones se hicieron fuertes secuestrando a los empleados durante varios días. Tras tan particular experiencia, los apresados desarrollaron muestras de afecto y solidaridad con sus captores. Una situación semejante sólo podría darse en los avanzados países nórdicos de los 70. ¿Se imaginan ustedes al conde Ugolino de Pisa haciendo pandilla con los verdugos que lo emparedaron vivo junto a sus hijos y a sus nietos varones, allá por los tiempos en que la Edad Media se convertía en el Renacimiento?.

El síndrome de Estocolmo ha vuelto a la palestra de la actualidad gracias a la historia de Natascha Kampusch, cautiva durante 10 años en una casa de las afueras de Viena. Su caso me ha recordado a la ficción vivida por Miranda (Samantha Eggar), la muchacha secuestrada por el inquietante Terence Stamp en la película “El coleccionista” (Billy Wilder 1965). Miranda era una joven estudiante de arte; en su desesperación, intentó seducir a su secuestrador para huir. Como Victoria Abril a Antonio Banderas en “Átame” (Pedro Almodóvar 1989).

Precisamente acaba de llegar Aloysius a la ciudad procedente de un viaje de estudios artísticos. Nada más y nada menos que de la encandilante Florencia. Allí oyó hablar del síndrome de Stendhal, extraño trastorno que afectó en el pasado a este autor literario cuando visitaba la Iglesia de la Santa Croce, en la capital de la Toscana. Fue tan angustiante la vertiginosa sobredosis de belleza que se le colapsó el pulso y los ojos se le quedaron en blanco. Sufrió una aparatosa pérdida de conciencia.

A pesar de existencia de un departamento especializado en el estudio de este síndrome dentro del Hospital de Santa María Novella, sostiene mi displicente amigo que el síndrome de Stendhal en realidad no existe. A su juicio se trata más bien de una intoxicación visual típica de aquellos turistas que quieren comprimir la visita a Florencia en un día, empachándose de paisajes, puentes, fachadas, cúpulas, claustros, corredores, frescos, estatuas, tallas, tapices, joyas, porcelanas y pinturas, unos detrás de otros, sin respiro ni tregua, incapaces apenas de digerir tamaña hermosura. Al igual que ocurre con el dolor, la experiencia de este síndrome es muy subjetiva. Aloysius ha hecho un compendio de todas estas vivencias en tres grandes grupos.

El primero, los Stendhal típicos (el que mucho abarca poco aprieta). Visitan Florencia a toda pastilla, al más puro estilo japonés, filmando y fotografiándolo todo (hasta lo no permitido). El segundo, los Stendhal atípicos, los que se enclaustran días enteros dentro del palacio Pitti, por ejemplo, y se pierden la riqueza cultural bullente en las calles de la ciudad. Y es que existen trattorías de visita tan obligada como la del Duomo o la del Ponte Vecchio. Por último, los Stendhal idiopáticos, cargados con cientos de souvenir y que empiezan a angustiarse en la misma sala de embarque el aeropuerto cuando empiezan a echar cuentas de cuánta pasta se han gastado (o se han comido) en la portentosa y descuidada Florencia. Chi vediamo.

MENTIRAS INCOMPLETAS


Sostiene Aloysius que solamente percibimos el 5% del Universo que nos rodea. El 95% restante se reparte entre la materia y la energía oscuras. Y mira que montamos follones en nuestra insignificante parcela de existencia. He venido observando que los canarios, los cubanos y los gallegos tenemos en común una especial manera de entender el humor, una forma pragmática de exprimir lo positivo de la vida.
En un hotel para extranjeros de La Habana, un establecimiento al que no pueden acceder con plena libertad ni siquiera los propios ciudadanos camarada cubanos, un turista español con resaca de Havana Club y Tropicana le preguntó al camarero si tenían consomé de primer plato. El empleado le contestó sonriente: Sí, señor. Consomé de ave. Y se alejó mascullando hacia las cocinas: De ave...rigue usted lo que lleva.
También los gallegos somos famosos por responder con una pregunta a lo que nos preguntan; todavía nos estamos preguntando por qué ardieron nuestros montes con tanta furia inusitada o cuándo llegará por fin el AVE a Galicia.
Mis amigos de Tenerife, desbordados ante la oleada de cayucos procedentes de las costas africanas que arriban a sus playas incesantemente, con fina ironía sostienen que todas esas pateras proceden precisamente de la materia oscura.

Me pregunto preocupado: ¿tenemos en la Unión Europea verdadera consciencia de lo que está ocurriendo en el continente africano?. ¿Qué empuja a tantos y tantos prójimos a embarcarse en dilatas y peligrosas singladuras, poniendo en riesgo su propia vida en demasiadas ocasiones?. Una densa y extensa capa de materia y energía oscuras se extiende un poco más lejos de donde rompen las olas en nuestra geografía.

Sábado 19 de agosto de 2006. Coalición Canaria pide cambiar la ley de extranjería y un Ministerio de Inmigración. Algún nostálgico del MPAIAC del legendario Antonio Cubillo quedará todavía por ahí completamente acojonado por lo que se le podría venir encima a las Islas Afortunadas si se hubieran independizado de la metrópoli peninsular. Me llamó especialmente la atención la fotografía que acompañaba a este titular sabatino de La Región. Me pareció distinguir de nuevo a Patrick El Carpa desembarcando de un cayuco vistiendo esta vez la samarreta del Barça. Su equipaje se reducía a una modesta mochila en el que con toda seguridad no portaba su pasaporte.

Patrick El Carpa es mi símbolo para todos los inmigrantes subsaharianos: palabra ésta políticamente correcta donde las haya (¿acaso no son también subsaharianos los rubios paisanos de Ciudad del Cabo?). Seguro que anda por ahí perdido algún ciudadano africano indocumentado que intentó saltar las vallas de Ceuta y Melilla, que fue deportado por el gobierno de Marruecos y abandonado a su suerte en el desierto del Sahara, que caminó miles de millas hasta las costas de Senegal para embarcarse en un desvencijado cayuco que partió del Parc de la langue de Barbarie de Saint Louis, que estará dispuesto a trabajar o a delinquir para llevarles a los suyos una llamita de esperanza, que si le pillan volverá a intentarlo, si hace falta saltando en paracaídas sobre la Gran Vía madrileña o sobre la Rambla de Canaletas. Verdades a medias son mentiras incompletas.

Sostiene Aloysius que no se le pueden poner vallas al mar. Y es que la solución al problema es la mar de sugerente. Dignidad contra pobreza. Se admiten apuestas.

17 agosto 2006

INCONTINENCIA

Podríamos debatir largo y tendido sobre el término incontinencia; si consultamos los diccionarios nos encontraremos con amplias definiciones que oscilan entre la lógica ausencia de continencia (por ejemplo verbal, tan típica de Aloysius), hasta cierta circunstancia de la persona que no puede reprimir sus deseos y pasiones. Dentro de este segundo dictamen tendría perfecta cabida el caso de Cleto Ruiz Díaz, el Tigre de Corrientes, obligado a litigar contra la administración sanitaria argentina porque le deniegan una y otra vez una a todas luces muy necesaria intervención de vasectomía. Este dilema persiste a pesar de que este incontinente sexual elevado al cubo ha procreado 37 vástagos a la esperanzadora edad de 44 años.

Pero la palabra incontinencia también puede referirse a la enfermedad provocada por el déficit en la retención de la orina (incontinencia urinaria). Este trastorno afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres, debido fundamentalemente a particulares circunstancias de la vida femenina que actúan acentuando esta especial vulnerabilidad: el embarazo, el parto y la menopausia. La causa fundamental de la incontinencia de orina es la debilidad de la musculatura del suelo pélvico. Además, un porcentaje no desdeñable de estos casos (alrededor del 17%) se encuentra relacionado con una debilidad muscular de tipo hereditario.

Los expertos estiman que alrededor de 2 millones de mujeres españolas refieren problemas de incontinencia urinaria. Nuestras paisanas se ven atormentadas por incómodos escapes líquidos en circunstancias cotidianas tan banales como toser, estornudar, reir, bailar, hacer ejercicio, andar o simplemente ponerse de pie.

La mayoría de ellas no lo consulta por vergüenza o por miedo a la cirugía. Recordemos aquí una vez más al agudo Baltasar Gracián, afirmando que hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos. Otras féminas además son presa de la desesperación al pensar que su problema no tiene solución. Datos referentes al estudio NOBLE, realizado en los Estados Unidos, revelan que más del 50% de los afectados por incontinencia no habían acudido nunca al médico, a pesar de algunos de ellos estuvieran utilizando ya absorbentes urinarios.

A medida de que las mujeres van cumpliendo años, sobre todo al superar la menopausia, la incontinencia urinaria puede hacerse más prevalente. Hace poco tiempo escuché a un colega ginecólogo comentar acertadamente que podríamos sospechar si una señora mayor padece este trastorno observando simplemente el tamaño de su bolso.

Es obligación del médico de cabecera interrogar sobre los posibles síntomas de incontinencia a todas nuestras pacientes. Suena a perogrullada, pero resulta muy adecuada aquella máxima atribuída al escritor francés Georges Duhamel: cuando se quiere saber una cosa, lo mejor que se puede hacer es preguntarla. No debemos olvidar luchar contras las barreras del sonrojo, de la ignorancia y de la desconfianza que cercan con demasiada frecuencia todo aquello referente a nuestra geografía genital y sexual. No olvidemos que ni todos los pacientes tienen la misma vivencia de su trastorno, ni todas las incontinencias urinarias son iguales.
Para tratar correctamente a estas pacientes, el facultativo debe en primer lugar conocer si está ante un caso típico de incontinencia de esfuerzo (escapes de orina al hacer ejercicio, por ejemplo) o más bien ante un descontrol debido a una vejiga hiperactiva, que a veces provoca un deterioro aún mayor de la calidad de vida de la paciente. La urgencia miccional y la incapacidad de llegar a tiempo para orinar obligan a la afectada a vestir ropas oscuras ocultadoras de manchas, a llevar pañales o a vivir inmersa en zonas de seguridad que nunca se alejen demasiado de un servicio público urinario. No lo duden: si se les escapa el pis, consulten con su médico. Seguro que les ayuda.