CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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30 junio 2011

PERDIDO



Desde la esquina, el pequeño Tomás enfocaba la calle con unos prismáticos. La voz de su madre le hizo desistir en el empeño. Ambos caminaron por la acera, hacia el patio de viviendas. Los prismáticos colgaban de la mano del niño. En la puerta del bar alguien había pegado un cartel, con la foto de un loro, en blanco y negro. ¿De qué color es el consuelo?

28 junio 2011

LA VIOLENCIA QUE VEMOS



Una sofocante tarde de verano recién estrenado, Aloysius me expuso otra de sus particulares teorías. Sostiene este inconformista que los medios de comunicación, especialmente la televisión e Internet, en determinadas ocasiones pudieran actuar como potentes reflectores de la violencia transmitida en algunas de sus informaciones.


Y para sustentar tan peculiar tesis afirma haber observado infinidad de titulares y noticias describiendo hechos luctuosos, y cómo éstos fueron capaces de desencadenar otros similares, tal vez por imitación, o quizás porque se habrían convertido en una especie de antídoto, algo extraño capaz de atenuar la percepción del dolor infringido a nuestros semejantes.


En “La naranja mecánica” (Stanley Kubrick, 1971), al pequeño drugo Alex le aplicaban una terapia intensiva a base de imágenes violentas que penetraban como dardos en su cerebro a través de su mirada, en un vano intento por corregir su propensión innata a la crueldad.


Acabo de leer dos informaciones que me han dado que pensar al respecto. Las mentes infantiles y juveniles, por su falta de madurez crítica, son presa fácil para la manipulación. Muchas horas delante de la pantalla de televisión puede provocar una actitud pasiva ante la información recibida, pues anula la imaginación y la iniciativa. La observación reiterada de escenas violentas repercute en la agresividad del niño, incluso desde la más tierna infancia. Por si fuera poco, investigadores del Seattle Children´s Research Institute acaban de alertarnos sobre la nefasta incidencia de los programas televisivos con escenas violentas en un grupo de niños entre 3 y 5 años, sobre todo en la calidad de su descanso nocturno. Contemplar escenas agresivas en la televisión después de las 19.00 horas provocaba trastornos del sueño y pesadillas que repercutían en un rendimiento escolar inferior e incluso en la aparición de otras patologías futuras, como la obesidad, derivada del sedentarismo y la falta de ejercicio.


Pero a la tele tradicional le han salido poderosos competidores. La mayor interactividad de los ordenadores, Internet, algunos video-juegos de temática combativa, ciertas programas (como por ejemplo YouTube), donde los propios niños y jóvenes orgullosos de sus hazañas pueden colgar en la red material agresivo protagonizado por ellos mismos, pudieran venir a representar un problema añadido.


La salud física y mental infantil están completamente imbricadas. La responsabilidad de ser padres se antoja cada vez más complicada en el mundo que vivimos. La información y la tecnología son valiosas herramientas capaces de ayudarnos a educar más y mejor a las generaciones futuras. Una vez más, el mismo dilema: es tan bueno y tan malo aquel cuchillo que sirve para cortar el pan como para lastimar al prójimo. Igual que las palabras, de alabanza o de escarnio.

20 junio 2011

¿COMIDA BASURA?



Sostiene Aloysius que una cosa es comer y otra alimentarse, que la historia de la humanidad se ha escrito a partir de voluminosos tratados de nutrición y dietética, sobre jugosos florilegios de recetas gastronómicas, sobre inquietantes datos y cifras de la desnutrición mundial, sobre montañas de sesudos informes del Club de Roma, malthusianos, neomalthusianos y keynesianos. El equilibrio (sostenible) entre el crecimiento demográfico y la producción de los recursos necesarios capaces de sustentarlo se nos antoja una ecuación de complicada solución.
He escuchado las quejas de algún paciente incómodo porque el tratamiento que le habíamos recetado le hacía engordar. Ojalá. Habríamos resuelto involuntariamente el dilema matemático anteriormente expuesto. Ciertos antidepresivos, anticonceptivos, corticoides, antidiabéticos (incluyendo la insulina) y demás tratamientos hormonales (anabolizantes) pueden provocar discretos incrementos de peso por mecanismos farmacológicos bien diferentes. Pero está demostrado que el 99% de los casos de obesidad derivan de la sobrealimentación, del desequilibrio entre el aporte y el consumo calórico.
La mañana del domingo, justo antes de comer, recibí un mensaje del indignado Aloysius. Se trataba de una noticia sobre el Dr. Mitsuyuki Ikeda, un genio capaz de fabricar hamburguesas a partir de excrementos humanos. Que me perdonen los espíritus más sensibles por tan escatológico apunte y que aquellos otros más inquietos e impasibles continúen esta lectura.
El investigador japonés descubrió que los deshechos procedentes del sistema de recogida de las aguas residuales de Tokio era muy rico en proteínas, procedentes del metabolismo bacteriano. El siguiente paso consistió en la extracción y purificación de dichas proteínas, que unidas convenientemente dieron forma a un filete de carne artificial, rojo gracias a los colorantes y con sabor a soja, por supuesto. Además, el Dr. Ikeda calificó de ecológico a su descubrimiento, pues las explotaciones ganaderas emiten hacia la atmósfera ingentes cantidades de gases de efecto invernadero. Un inconveniente: esta particular hamburguesa nipona cuesta por el momento 20 veces más que una tradicional.
Hace poco tiempo, la Comisión Europea ha aprobado el uso  de una especie de pegamento alimentario que permite unir en una sola pieza diversos fragmentos de carne. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) el producto es seguro y se considera un aditivo más. Se obtiene a partir de la fibrina, que interactúa con el colágeno permitiendo pegar las fibras musculares. Del plasma del ganado vacuno y porcino se obtienen fibrinógeno y trombina, cuya reacción forma la fibrina. Además del aprovechamiento industrial de toneladas de carne destinadas a ser picadas, el invento tendrá sus connotaciones artísticas y gastronómicas, pues gracias a él los chefs podrán inventar nuevas formas de solomillo mucho más atractivas que la tradicional. Cosas veremos que harán hablar a las piedras.

14 junio 2011

LAS ETIQUETAS



Nuestro ministerio de Sanidad quiere que las latas y los botellines de cerveza incorporen una nueva etiqueta, un aviso destinado a prohibir el consumo de esta bebida alcohólica a los menores de 18 años. Las estadísticas demuestran que los jóvenes españoles comienzan a beber a edades cada vez más tempranas y que el alcoholismo es un problema de salud de seria consideración para nuestro sistema sanitario.
Durante esta campaña, la administración espera poder contar con el apoyo de las familias, con el de los hosteleros y con el de los productores. Sostiene Aloysius que la educación se aprende en los hogares y que la cultura en las escuelas, aunque algunos progenitores piensen todavía que es tarea exclusiva de los maestros enseñarles a nuestros hijos tanto matemáticas como hábitos saludables. La educación para la salud es una materia de aprendizaje permanente en nuestra vida, y no sólo se estudia en las aulas.
Me consta que la mayoría de los hosteleros son responsables en el cumplimiento de las leyes que limitan la venta de bebidas alcohólicas a los jóvenes, aunque ramoneen por ahí algunas ovejas negras.
Tampoco creo que la industria cervecera se oponga a un tipo de medidas de efectividad cuestionable, pero que verdaderamente contribuyen a mejorar la imagen del producto, de forma semejante que la recomendación del consumo responsable o las advertencias en forma de pequeñas esquelas que ilustran desde hace tiempo las cajetillas de tabaco en España. Al respecto, ha quedado demostrado que “fumar perjudica gravemente su salud” resulta menos efectivo que ciertas imágenes escabrosas e impactantes que puedan impresionar desagradablemente al fumador y a su entorno de amistades. Y por si fuera poco, las admoniciones en los paquetes de tabaco no han demostrado un impacto disuasorio entre la población fumadora.
Me pregunta Aloysius si también está previsto poner señales de peligro a la entrada de los botellones, de las discotecas y de los after hours, o etiquetas en las litronas y en las demás botellas de cerveza, o si solo van a pagar el pato las latas y los botellines. Los ourensanos más veteranos recordarán aquel anuncio publicitario que podíamos ver en el cine antes de la proyección, el del chavalín y el botellín de la desaparecida cerveza San Martín, que finalmente se revelaba como un señor adulto de talla corta y no un tierno infante.
Los expertos defienden el encarecimiento del tabaco y de las bebidas alcohólicas, a base de impuestos, como una actuación efectiva a la hora de disminuir el consumo de estas sustancias. Pero no olvidemos que una de las justificaciones del botellón es la adquisición más barata de bebidas alcohólicas entre varios coleguillas, y que la Ley Seca en los EEUU tuvo unos efectos desastrosos gracias al incremento del contrabando y de la delincuencia. Una vez más, y ya van unas cuantas, la educación se me antoja como una medida excepcional, aportando información veraz para que cada uno pueda escoger en libertad.