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24 enero 2014

PITILLOS ELECTRÓNICOS



A nivel mundial, 1 billón de prójimos consumen habitualmente cigarrillos. En Europa occidental, esta costumbre ha adquirido una tendencia descendente, mientras en Europa oriental, China y otros países asiáticos cada vez se fuma más. En África apenas se fuma... 

Cada año, se producen en este planeta 6 millones de fallecimientos relacionados por culpa de fumar. Sostiene el maquiavélico Aloysius que en la lucha contra el tabaquismo toda estrategia debería valer. ¿Toda? 

Cada día son más los fumadores que se plantean abandonar tan perniciosa costumbre. El número de unidades especializadas para la deshabituación tabáquica se ha ido incrementando en los centros sanitarios, y las campañas permanentes de concienciación van surtiendo efecto. También existen las leyes, en este caso restrictivas, a pesar de que en nuestro país todavía no se han enfriado los rescoldos del debate sobre la denominada ley antitabaco (Ley 42/2010, de 30 de diciembre): por un lado, están los defensores de los derechos individuales y de la libertad de empresa; por el otro, las autoridades y los ciudadanos que consideran el tabaquismo un problema sanitario de primera magnitud. 

Según los epidemiólogos, la prohibición parcial de fumar, como la que establecía la anterior ley española contra el tabaco de 2006, no consigue ningún impacto sobre el consumo, si bien supone un beneficio para los fumadores pasivos.

El sueño de los fumadores es poder controlar su costumbre. Prácticamente la totalidad reconoce que está haciendo algo que va en contra de su propia salud, pero aún así no consiguen dejarlo. No se trata únicamente de una mera adicción a la nicotina, droga potente donde las haya, ni siquiera de un hábito social que cada vez va quedando más restringido al plano individual del fumador o fumadora solitarios a la puerta de un local dándole unas chupaditas a su cigarrillo aunque llueva, apriete el frío o brille el sol.


Para este caso, como en tantos otros, tampoco existe ese maravilloso remedio perfecto, y los tratamientos para la deshabituación se basan en diferentes estrategias psicológicas motivacionales y conductuales, medidas farmacológicas y técnicas mixtas. 

Gracias a esta laguna terapéutica, en los últimos tiempos han proliferado los denominados cigarrillos electrónicos, dispositivos vaporizadores de soluciones líquidas que puede contener nicotina o simplemente sustancias aromáticas. Para muchos no es más que un engañabobos, con todos mis respetos, pues viene a representar la ilusión de fumar sin fumar. 

Su problema radica precisamente lo que supuestamente contienen estos aparatos, en los desconocidos componentes, en algunos casos demostrados cancerígenos, que el fabricante ha introducido voluntariamente o involuntariamente en las fórmulas que se vaporizan dentro de estos ficticios pitillos. Muchos países han optado por la prohibición del consumo de estos productos. 

También varias sociedades científicas han advertido del riesgo que representan para la salud del fumador que quiere dejar de fumar, intentando escapar del fuego para caer en las brasas, mientras dilapida parte de su patrimonio saludable, y de su dinero, a cambio de un espejismo que consiste en seguir exhalando bocanadas de un humo simulado que previamente se ha paseado ufano por sus maltrechos pulmones.


01 enero 2014

LA GRIPE QUE VENDRÁ


Cada vez que se aproximan las fiestas navideñas, proliferan los anuncios publicitarios de juguetes y perfumes en las pantallas de televisión. Es indiferente la cadena que sintonicemos. Todas parecen ponerse de acuerdo para coincidir en ello. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que somos condicionados desde las edades más tempranas para asociar estas fechas con ese tipo de regalos. En cierta manera, estos anuncios se convierten en los heraldos de las Navidades que vendrán.

Pero nada se deja al azar; todo está perfectamente estudiado. Estas campañas se basan en unos hechos. Durante 2012, el sector de la perfumería y cosmética español facturó alrededor de 7000 millones de euros. Sólo en la exportación, se superaron los 2400 millones de euros. En España, los consumidores de estos productos son fieles a las marcas, y suelen preferir los perfumes y cosméticos más caros, por considerarlos mejores. Un 33% de los consumidores los compran por Navidad, casi un 50% para obsequiar a familiares y amigos.

Sin embargo, las ventas de juguetes en España durante el 2012 sumaron unos 697 millones de euros, un 10.6% menos respecto a años anteriores. El único consuelo para el sector juguetero nacional fueron también las exportaciones, que crecieron un 10%.

Hasta hace poco tiempo, otros productos típicos de estas fiestas, como los turrones y los cavas, completaban la particular oferta publicitaria navideña. Sin embargo, este año abundan otros anuncios muy especiales. Jarabes para la tos seca, jarabes para la excesiva mucosidad respiratoria, diferentes cócteles farmacológicos contra la gripe que vendrá, combinando en el mismo formato de píldora o sobre efervescente medicamentos antitérmicos y analgésicos, antihistamínicos y mucolíticos, que prometen el presto alivio de una cohorte de molestos síntomas.

Esta cultura de la rapidez, característica de la sociedad en la que vivimos, deposita una excesiva confianza en una cantidad ingente de medicamentos de venta libre en farmacias. En mi humilde opinión, presentarlos como productos casi milagrosos va en contra de la propia utilidad de los mismos, pues sin duda alguna puede influir en el incremento de la frustración de los consumidores, además de fomentar la automedicación.

Estos antigripales y antitusígenos ocupan una franja horaria publicitaria propia, de manera similar a lo que ocurre con los adivinos, tarotistas y profesionales de la buena ventura, o con otros artículos que prometen la salud y el alivio de los síntomas a base de pulseras fantásticas, calzados maravillosos o dietas y aparatos milagrosos.

Las autoridades sanitarias han completado la campaña de vacunación antigripal 2013 – 2014. Ahora toca atrincherarse a la espera de la gripe que vendrá, con racionalidad, porque todavía no existen remedios mágicos para combatir una enfermedad que cada año nos visita, por invierno.