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26 octubre 2012

ABUELAS



Hace un tiempo anunciábamos desde este mismo espacio las investigaciones del Profesor Bryan Sykes, de la Universidad de Oxford, que intentaban desentrañar el origen de los actuales europeos. Según las huellas del ADN mitocondrial, precisamente el heredado en exclusiva por vía materna, todos procedemos de las llamadas Siete Evas, una de ellas originaria de la Península Ibérica. También comentábamos la posibilidad de conocer a cual de estos siete primigenios clanes pertenecemos. 

Los interesados solamente tienen que consultar la página web de la empresa “Oxford Ancestors” (www.oxfordancestors.com). El ADN se aporta mediante el envío de una pequeña muestra del raspado interior de la mejilla, un simple gesto mucho menos doloroso que las 120 libras que cuesta la resolución del problema. 

El intrépido Aloysius tal vez se anime. Al fin y al cabo, su curiosidad se ha despertado al conocer que no somos solamente lo que comemos, sino también lo que comieron nuestros abuelos. Y así, tirando hacia atrás de su árbol genealógico, seguramente descubrirá que la alimentación de sus antepasados podría ser mucho más variada e interesante que la actualmente permitida al comprar en tiendas y supermercados. 

En “Obesos y famélicos”, sagaz ensayo sobre el impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial, el profesor Raj Patel recuerda la enorme variedad de manzanas que albergaban las estanterías de la vieja tienda de sus padres.

También desde este mismo rincón defendíamos que matemáticas e informática aportarán infinitamente más avances a la medicina que la experimentación con animales, por ejemplo. Recientes simulaciones por ordenador de la “Hipótesis de la Abuela” parece querer darnos la razón. Esta tesis tradicional defiende que la longevidad de los primeros seres humanos es debida al papel desempeñado por las abuelas en la alimentación de sus nietos.

La Royal Society se fundó en Londres, en noviembre de 1660. Tiene su sede en la señorial Carlton House Terrace. Publica una prestigiosa revista científica titulada “Proceedings of The Royal Society”. Su serie A está dedicada a los avances en matemáticas, física e ingeniería, mientras que la serie B se centra en la biología. En uno de sus números más recientes, la investigadora Kristen Hawkes, de la Universidad de Utah (EEUU), ha publicado sus conclusiones sobre dichas simulaciones informáticas. 

En la actualidad, la longevidad de los primates no humanos no suele superar los 40 años, y así se ha mantenido estable durante los últimos 2 millones de años. En esa etapa, los ancestros comunes de humanos y simios hubieron de enfrentarse en África un entorno más seco, deforestado y hostil. 

Aquellas especies que disponían de hembras que, habiendo superado la edad reproductiva podían ayudar a alimentarse a sus nietos desenterrando tubérculos o rompiendo las cáscaras de los frutos secos, evolucionaron con mayor celeridad; de esta sutil manera, las madres pudieron destetar antes a sus hijos para desplazarse a territorios más lejanos, en la procura de un mejor sustento para sus familias. Por algo dijo el cómico estadounidense Richard Lewis que su abuela era una malabarista judía que podía ocuparse de seis cosas a la vez.


18 octubre 2012

NARICES ELECTRÓNICAS




El inquietante Aloysius se ha apuntado a un curso de galletas artísticas. La otra tarde tuvo la deferencia de invitarme, junto a un grupo de amigas y amigos, a degustar sus creaciones. Observé que antes de probar bocado, una muchacha se lo acercaba a su nariz, olisqueándolo con exquisita delicadeza. Nuestro desconcertado anfitrión me miró encogiéndose de hombros. Para su tranquilidad, le expliqué la íntima relación existente en el olfato y el gusto, mientras le hincaba el diente a una galleta encarnada con forma de beso.

Los médicos clásicos apreciaban el valor diagnóstico del olfato. Sus tratados confirman el olor a manzanas en la orina de los diabéticos con cetoacidosis, el fetor característico de los enfermos con enfermedades hepáticas crónicas o la pestilencia de las infecciones causadas por bacterias anaerobias.

En la actualidad, modernos avances técnológicos han permitido desarrollar las llamadas narices electrónicas, dispositivos electrónicos capaces de captar los compuestos orgánicos volátiles (COV) presentes en la fase gaseosa de la respiración. Como en otras ocasiones, las primeras narices electrónicas tuvieron un uso militar, encargándose de detectar posibles armas químicas en el aire ambiental.

Desde la década de los 90, la detección de estos compuestos volátiles pasó a ser más fiable y reproductible. La industria cosmética fue la primera en beneficiarse de sus ventajas, pero también la alimentaria, especialmente en el caso de la elaboración de quesos y vinos. Los expertos se lanzaron a la caza y captura de los bouquets más selectos para mejorar sus productos.

Por supuesto, los investigadores también desarrollaron aplicaciones útiles en medicina, como por ejemplo para la valoración de los COV en el aire expirado, productos del funcionamiento de alveolar que podrían servir como marcadores de determinados procesos patológicos pulmonares.

La nanotecnología ha permitido fabricar dispositivos cada vez más manejables y efectivos, que han sido utilizados en los primeros estudios sobre asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de pulmón. Pero todavía queda mucho camino por delante. Sería crucial descubrir qué patrón de “olor” es el característico de cada enfermedad pulmonar, comenzando por la patología infecciosa e inflamatoria, que se nos antoja lo más sencillo.
Los avances matemáticos, químicos e informáticos serán las otras herramientas necesarias para discriminar y diferenciar las diferentes enfermedades del aparato respiratorio.

Mientras percibo de nuevo el aroma de las galletas dorándose en el horno de la cocina, alguien ha encendido la radio; se escucha la desgarrada voz de Kurt Cobain cantando “Smell Like Teen Spirit” ¿Qué olor tiene la vida?

08 octubre 2012

EXPERIMENTOS CON ANIMALES




Sostiene Aloysius que un cuchillo es una herramienta tan útil para cortar pan como para matar a una persona, desgraciadamente. Las palabras son también armas de doble filo. Muchas veces sirven para ensalzar o denigrar a las personas, las ideas y las cosas. Algo parecido ocurre con la globalización de la información. Mientras un fabricante emplea su página web para ofertar sus artículos al público en general, otra similar desata una campaña en contra del consumo de tales productos. Esto es lo que le acaba de ocurrir a la marca Mars ®, productora de chocolates, chicles, golosinas, arroz, té, café, bebidas aromáticas y una amplia variedad de comidas para mascotas. Para que nos hagamos una idea de su potencial, su facturación alcanza los 30 billones de dólares netos.

Sin embargo, www.marscandykills.com/experiments.asp ha denunciado a esta multinacional norteamericana por promocionar experimentos con animales, más concretamente, por patrocinar un experimento en la Universidad de California (EEUU) para determinar el efecto de los ingredientes del chocolate en los vasos sanguíneos de las ratas de laboratorio, consecuencias ampliamente demostradas ya en humanos. Se preguntarán ustedes en qué consisten estas investigaciones. Advertimos de antemano a las personas sensibles. Las ratas reciben alimentación forzada mediante unos tubos de plástico que actúan a modo de sonda a través de sus gargantas. Después, se les practican incisiones en sus patas que dejan sus arterias expuestas al aire. Estos vasos sanguíneos son además clampados con pinzas. Una vez realizado el experimento, cada animal es sacrificado, un eufemismo utilizado por algunos para enmascarar el pasaporte al otro barrio. Los expertos en la materia prefieren hablar de vivisección, un  término de connotaciones inicuas procedente del latín “vivus” (vivo) y “secare” (cortar).


En la página denunciante se pueden consultar las reseñas de otros tantos crueles experimentos con animales de laboratorio. Por motivos de espacio (y de pudor) no vamos a detenernos en ellos. Tan sólo mencionar aquí la figura de Pietro Croce, el autor de un controvertido libro titulado “Vivisezione o scienza: una scelta”. 

Nacido en Dalmacia en 1920, se graduó en Medicina en la Universidad de Pisa (Italia). Patólogo de prestigio internacional, desarrolló su extensa y prolífica carrera profesional e investigadora en Italia, Estados Unidos y España. La idea más interesante de su libro es el rechazo de la experimentación con animales no solamente por el respeto a tantos seres vivos que conviven con nosotros en este planeta, sino por el firme convencimiento que este tipo de investigaciones no han aportado avances a la medicina, sino más bien al contrario. Pietro Croce habla de el método erróneo. Existen múltiples diferencias entre los animales y humanos respecto a su genética, anatomía, fisiología, histología, inmunología, farmacología, psicología y su comportamiento social, tantas que es un error descomunal extrapolar los resultados de las investigaciones de unos sobre otros. 

En pleno siglo XXI existen múltiples alternativas a la investigación animal. Y además, Medicina y Veterinaria son dos ciencias harto diferentes. Por algo será.