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30 agosto 2009

BOGOTÁ Y LA GRIPE DE 1918


Basándose en el libro original de Daniel Defoe "Diario del año de la peste", el Premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez y el escritor Juan Arturo Brennan elaboraron el guión de la película mejicana "El año de la peste", dirigida por Felipe Cazals en 1978.

La Historia es cíclica y en infinidad de ocasiones dicha periodicidad continua sorprendiéndonos. El film en cuestión nos sitúa en una ciudad mejicana que repentinamente se ve afectada por un brote epidémico. Las autoridades no atienden las recomendaciones de los expertos y la enfermedad se disemina entre los habitantes. Para evitar mayores daños, el gobierno decide controlar la información y organiza brigadas represivas bajo la excusa de formar grupos de fumigación especializados. La cortina de humo impide la visión de la realidad y los cadáveres van sembrando la ciudad.

Méjico, el inicio de una epidemia... ¿Les suena a algo?

Buscando información sobre estos temas me encontré con una selección de caricaturas de la la Biblioteca Luis Ángel Arango, en la página de "Blaadigital".




Solicitando su licencia, me permito mostrarles aquí dos curiosas imágenes que hacen referencia al brote de gripe que padeció Bogotá en el año 1918:






La primera de ellas se titula "Bogotá y la Junta de Socorros". En ella vemos la alegoría de dicha Junta consolando a la desastrada urbe colombiana: "No llores, noble ciudad, que por cada Sotero hay mil corazones generosos que os quieren y os defenderán de la peste y el hambre".

Se trata de una xilografía (23 x 19 cm) original de José "Pepe Gómez" (1892- 1936) y fue publicada en "Bogotá Cómico" el noviembre 2 de 1918.

La justificación de la caricatura viene dada porque debido a las deficientes condiciones sanitarias durante la epidemia de gripe de 1918 las víctimas entre la ciudadanía fueron incontables. El autor culpa aquí a un ineficaz funcionario municipal apellidado Sotero Peñuela...



La segunda caricatura se titula "La gripa se despide de Bogotá". Gripa es el nombre colombiano de nuestra popular gripe. Se trata de otra xilografía (16 x 19 cm), nuevamente debida al buenhacer de José "Pepe" Gómez (1892- 1936) y que fue publicada en "Bogotá Cómico" el noviembre 16 de 1918.

Al pie de la misma se podía leer el comentario siguiente:

"Partió en gira comercial para un cercano paraje la gripa, famoso mal que ha poco a la capital llegó de Europa. Buen Viaje. Bogotá lleva en su manto las granadas que orlan el escudo de armas de la ciudad, otorgado por el rey Felipe II. Está coronada con una de las torres del escudo del Nuevo Reino de Granada. La epidemia de gripa de 1918 cobró innumerables víctimas debido a las malas condiciones de higiene".


Sostiene Aloysius: "contra la gripe, vacunas, antigripales, antivirales y... buen humor...."



NOTA: Tomado del blog "1000 palabras" con permiso de su autor gabumadiel


http://medicablogs.diariomedico.com/gabumadiel/

26 agosto 2009

ALOYSIN ®


"Beautiful Antique Poster Advertising the Pharmacy, from the Museum"
by Curious Expeditions, in Flickr TM
(Pharmacy of Santa Maria Novella), in Florence, Italy.

Le tengo mucho respeto a las noticias publicadas en los medios de comunicación sobre farmacoeconomía. Como especialidad científica abarca el estudio de temas tan dispares como la oferta y la demanda de los cuidados de salud en una población hasta el grado de eficiencia y equidad que alcanzan los diferentes sistemas sanitarios. A veces, mi recelo se transforma en pánico, dependiendo quién escribe o elabora la supuesta información. Escrito con gruesos trazos, pero a la vez simples para centrarnos en el tema, la farmacoeconomía es el estudio de los costes y de los beneficios de los tratamientos y de las tecnologías médicas. Por ejemplo, aquí quedaría comprendido por qué no es correcto realizar una radiografía del tobillo a todos los pacientes con esguinces o también cuál es el mejor fármaco que el médico debe prescribir para tratar una enfermedad determinada.

Y es que mientras unos curramos, el taimado Aloysius ha estado leyendo al borde la piscina “Los inventores de enfermedades”, el controvertido libro del periodista alemán Jörg Blench, una perorata contra médicos, políticos e industria farmacéutica que no deja títere con cabeza. Tal vez por eso, su sensibilidad crítica se mantiene a flor de piel y se empeña en acusar a todos los galenos del Servicio Galego de Saúde de majaras peligrosos armados con bolígrafos e impresoras, capaces de disparar el gasto sanitario de Galicia hasta la estratosfera. Según él, estamos empeñados en no recetar suficientes genéricos, es decir, medicinas sin marca comercial.

Nadie cuestiona la utilidad y el valor de estos fármacos. Pero identificar genéricos con el producto más económico no es del todo cierto, pues hay medicinas con marca que cuestan lo mismo o menos. También hay que tener en cuenta el llamado precio de referencia, vigente normativa que faculta al farmacéutico para cambiar el fármaco prescrito por un genérico de precio igual o inferior al medicamento de referencia. En último caso, el paciente es soberano a la hora de decidir pagar o no de su bolsillo la diferencia. Y además, no todos los genéricos son iguales. En el propio envase encontramos aquellos etiquetados como EFG, especialidades que han demostrado mediante estudios clínicos la misma biodisponibilidad que el producto originalmente patentado, y otros a los que esta cualidad se les supone (como el valor al recluta en el antiguo Servicio Militar), aprobados por una mera disposición administrativa que tiene en cuenta la composición del principio activo, la parte del medicamento verdaderamente responsable del efecto terapéutico.

El gasto farmacéutico in crescendo. Los gestores sanitarios fiscalizan a los médicos a la hora de recetar fármacos nuevos, pues algunos no aportan ningún beneficio adicional y encima resultan mucho más caros. Entonces ignorantes nos preguntamos, ¿por qué el Ministerio de Sanidad los aprueba? Como colofón, una anécdota. Hace muy poco se comercializó en nuestro país el Aloysín ®, un innovador tratamiento para la reducción duradera y prolongada del jugo gástrico. Cuesta unas 10 veces más que el estándar genérico de su mismo grupo terapéutico. Las fichas de información farmacoterapéutica que el Ministerio de Sanidad periódicamente remite a todos los médicos españoles informa que el Aloysín ® es costoso y no supone ninguna ventaja respecto al producto de referencia. Pues bien, una guía elaborada por el propio Ministerio sobre la calidad de prescripción de los medicamentos útiles para reducir de forma duradera y prolongada el jugo gástrico fue exclusivamente patrocinada por el producto… ¿adivinan ustedes cuál?


Por cierto, Aloysin ® es una marca ficticia pero patentada, que no puede usarse sin el permiso de su inventor. Al loro, quedan todos advertidos.

GRIPE A. AÑO CERO... Y UNA SEMANA...


Idea prestada de Jorge López.

Esta mañana recibí una visita inesperada. María había finalizado su aislamiento y en su primer día de normalidad recuperada vino a darme un beso. Estaba jovial y resplandeciente. Las pruebas del laboratorio confirmaron la etiología viral H1N1 de su cuadro gripal. Hasta el día de hoy, nadie de su entorno se había contagiado. Mejor para todos. Este lunes pasado leyó su historia en La Región, en la página de Salud.

Su madre me ha contado que María ha guardado el recorte del periódico como recuerdo de la enfermedad padecida. Tal vez en un futuro hoy en día muy lejano María le cuente a sus nietos que ella sobrevivió en el 2009 a la pandemia de Gripe A.

Por cierto, su hermana pequeña aprovechó la coyuntura para delatarla: "mientras estuvo en casa sin salir, a veces se quitaba la mascarilla que le habíais mandado los médicos..." Cándida chivata.

18 agosto 2009

GRIPE A. AÑO CERO


Si mal no recuerdo, el 28 de abril de 2009 en España fue comunicado oficialmente el primer caso de un paciente infectado por el virus H1N1. Se trataba de un muchacho de Almansa recién llegado de un viaje a Méjico. En aquellos días la enfermedad fue bautizada con el cacofónico apelativo de gripe porcina; y así, legiones de marranitos pagaron con su vida semejante error semántico. Una verdadera hecatombe, una auténtica masacre gorrina. Una lástima. Gracias a Dios, la cordura prevaleció e incluso permitió la salvación de os porquiños rifados este verano en las Festas de Miamán, en Baños de Molgas. Aquella apocalíptica enfermedad hoy en día se ha convertido en la popular Gripe A.

Hasta el día que escribo estas notas han transcurrido exactamente 112 días. Esta mañana en mi consulta he atendido a una chica de 15 años que había regresado de Londres apenas con 48 horas de antelación. En la capital británica sufrió los primeros síntomas: fiebre, escalofríos, tos, cefalea, náuseas, congestión nasal y mialgias generalizadas... que ella trató de neutralizar tomando paracetamol.

La chiquilla presentaba una temperatura de 38ºC y su cuadro clínico había mejorado, excepto por la persistencia de la fiebre y de una cierta disnea de esfuerzo. La derivamos al Servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario de Ourense (CHOU), donde se tomaron las muestras biológicas que pudieran confirmar la etiología vírica de su afectación. La radiografía de tórax, afortunadamente, resultó negativa, con ausencia de signos sospechosos de una infiltración neumónica. Se le recomendó aislamiento en su domicilio durante una semana, tratando su sintomatología con el socorrido paracetamol. Y desde entonces allí permanece en observación.

Contando por lo bajo, calculo que desde su regreso de Londres, incluyendo los presentes en la consulta (una estudiante de prácticas de Medicina y un servidor), esta joven tranquilamente pudiera haber contagiado a una docena larga de personas. Cuando le entregué una mascarilla de papel para que se protegiera la boca y la nariz (me temo que barbijo y barbuquejo van a ser a partir de ahora palabras muy de moda) se derumbó y rompió a llorar, desconsolada. Su única preocupación era que la vieran de esa manera el menor número de personas. Entonces, sentí por ella una solidaria compasión. Sin haberlo pretendido, de repente la habíamos estigmatizado marcándola como una apestada, y en cierto modo, alguien del que los prójimos deberían guardarse.

Espero que se mejore pronto. Por delante le esperan unas cortas vacaciones a puerta cerrada en ese mejor hotel del mundo que es su propio hogar. Tampoco es para tanto. Ahora ya no es como en mi época, cuando pasábamos la cuarentena en cama a base de Mirinda® acompañados de dos o tres sufridos Madelman®. Menos mal que disponemos de ordenadores portátiles conectados a Internet y muchos, muchos canales de televisión. Que te sea leve, querida.


12 agosto 2009

LA GRIPE QUE VIENE


Sostiene Aloysius que a los seres humanos la pandemia de gripe A nos ha hecho aterrizar en el suelo, nos ha devuelto a la realidad. En este apenas estrenado siglo XXI, cuando la Medicina había depositado grandes esperanzas en la genómica, la proteómica y la nanotecnología para aliviar muchas de las patologías que todavía nos atormentan, una enfermedad contagiosa ancestral, una infección causada por un virus microscópico, unos bichitos que ya vivían en La Tierra mucho antes que Eva y Adán, ha sacudido hasta los cimientos todos nuestros sistemas asistenciales y preventivos. Desde la irrupción del SIDA en nuestras vidas no habíamos asistido a tal despliegue informativo, a veces ciertamente desinformativo, desenterrando miedos atávicos y clamores de trompetas apocalípticas.

No es mi intención criticar a mis compañeros del Colegio de Médicos de Madrid por la famosa pancarta sobre besos y apretones de manos. Ni mucho menos. En medicina, aquella máxima tradicional advirtiendo que es mejor prevenir que curar permanece vigente, se mantiene incontestable. Con cierta sana ironía, el otro día me comentaba una paciente que no recordaba cuándo le dieron el último beso en la mejilla a modo de saludo. Entiendo que se refería a fuera de su entorno familiar, sino la anécdota se volvería demasiado triste. En nuestra sociedad, tampoco se prodigan los apretones de manos. Algunos machos los han sustituido por viriles y sonoros palmetazos en la espalda.

Besar, lamer, tocar, escupir, toser y estornudar siempre han servido como vehículos de transmisión de gérmenes entre nuestros semejantes. Hace no muchos años, el hábito de lavarse las manos antes de comer se enseñaba en las escuelas. Espero (y deseo) que así se siga haciendo. Además, la prevención del contagio de las enfermedades de transmisión sexual reporta grandes beneficios anuales a las empresas del látex profiláctico.

Insistir en la contagiosidad de la gripe no supone ninguna novedad. Todos los años nos visita y deja tras de sí, desafortunadamente, un reguero de víctimas, sobre todo entre los prójimos más debilitados.

Se alzan las voces de muchos expertos que piden una mayor coordinación, sobre todo a la hora de recomendar y administrar determinadas medidas preventivas que resultarán caras, pero no por ello más eficaces. A los médicos nos gustaría saber, por ejemplo, si la cuasi experimental vacuna específica contra la gripe A va a resultar efectiva y sobre todo, a quiénes tendremos que vacunar. Lo mismo para el popular tándem de antivirales comercializados, ya que desde Gran Bretaña nos vienen alertando sobre su dudosa eficacia y los efectos secundarios que provocan entre la población infantil, por poner otro ejemplo.

Tal vez es la hora de que los responsables de los 17 sistemas sanitarios autonómicos de este bendito país, y por supuesto el resto de los gobernantes de las naciones afectadas (que cada día serán más) empiecen a ponerse de acuerdo. Porque resulta que no va a ser lo mismo padecer la gripe A residiendo en el centro de Ourense que en una de nuestras aldeas más alejadas de los centros sanitarios.


El otro día le escuché decir en la televisión a un prestigioso epidemiólogo que el virus más peligroso al que se ha enfrentado es el del miedo. Sobrevive en un caldo de cultivo óptimo llamado ignorancia.

05 agosto 2009

NEURONIUM


"Diego Maradona" by c-weiss, en Flickr TM

Los primeros años que pasé estudiando Medicina en Compostela estuve hospedado en el Convento de San Francisco, en la residencia universitaria regentada por los discípulos del santo de Asís. Permanecí en un rancio pero hermoso edificio monacal, reconvertido actualmente en un moderno hotel de lujo. En la entrada se encuentra semioculto un sepulcro, en el que al parecer descansan los restos de Cotolai. La tradición establece que este humilde carbonero, iluminado por la fe y el mismísmo San Francisco, encontró un tesoro que sirvió para financiar las obras del cenobio. Todavía hay quien cree que los montes que rodean Santiago albergan riquezas ocultas, a buen seguro necesarias para continuar edificando las obras públicas y privadas que tanto proliferan en el neocentralismo capitalino. Y mientras, en Auriavella, inmersos en el interior de nuestra comunidad y alejados de oceános y tumbas de santos, continuamos con la sangría humana provocada por el éxodo de la juventud y el envejecimiento poblacional. A ver si alguien se da cuenta de una vez y comienza a compensarnos; positivamente; digo yo.

Sostiene el sagaz Aloysius que ante esta perenne situación, al igual que la excepcional niña de 9 años de la que comentábamos el otro día, habremos de acostumbrarnos a funcionar con la mitad de nuestros cerebros. Aunque parece ser que lo importante no es gozar de una abundante masa encefálica, sino más bien de desarrollar zonas concretas de nuestro espeso magma neuronal.

En una prestigiosa revista especializada, resulta inminente la publicación de los resultados obtenidos por el equipo investigador de la Universidad de Leicester capitaneado por el Dr. Rodrigo Quian. Estudios realizados mediante electrodos implantados en el cerebro de pacientes epilépticos han demostrado cómo respondemos a los estímulos, cómo procesamos dicha información y cómo somos capaces de almacenarla. Pues resulta que una sola neurona especializada del hipocampo (área relacionada con la memoria) es capaz de responder ante la fotografía de una persona famosa, ante la lectura de su nombre e incluso ante la simple mención del mismo. Se jacta Aloysius de que hasta ahora los experimentos han dado resultado con fotografías de las actrices Marilyn Monroe y Jennifer Aniston, de la popular presentadora televisiva norteamericana Ophra Winfrey, de Luke Skywalker, el mítico protagonista de la Guerra de las Galaxias y hasta con imágenes del propio Dr. Quian, al que los pacientes conocieron apenas dos días antes del experimento. Y por supuesto también con el divino Maradona, que para algo Rodrigo Quian es argentino.

Los primeros años que pasé estudiando Medicina en Compostela, algunos de mis compañeros de residencia universitaria se sorprendieron de que un muchacho procedente de Ourense tuviera entre sus casetes música de Neuronium… Pero, como dicen en Italia, se non è vero, è ben trovato.

Y ahí va un regalo: el viejo "Viento Solar"...; una verdadera maravilla:

http://www.youtube.com/watch?v=b5tfnDDeuEs&feature=related