CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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28 enero 2008

FUTURALIA


Imagen: "EL cromosoma X" por Morganilla.
Ruego disculpen mi contumacia. Pero es que no puedo contenerme. El equipo investigador capitaneado por Craig Venter, uno de los pioneros en la secuenciación del genoma humano, acaba de inaugurar una nueva ciencia: la genómica sintética. Y esto no ocurre todos los días. Inocente e infantil se me presenta ahora aquella imaginativa propuesta del Dr. Frankestein, que pretendía crear un ser a base de zurcir con costurones varios trozos de cadáveres, para insuflarle después la vida a partir de la magia blanca de un violento chispazo eléctrico. En un laboratorio norteamericano contemporáneo han conseguido sintetizar el genoma completo de la bacteria Mycoplasma genitalium. En estos momentos, hasta el suspicaz Aloysius califica de carallada la clonación de simios. Con paciencia y buenos materiales, el hombre podrá recrear los organismos vivientes del planeta, modificarlos a su antojo e incluso, crear unos nuevos. Pasito a pasito, gen a gen, empezando por los más simples y culminado por un prójimo semejante, de esos que deambulan a dos patas por nuestras ciudades comprando tabaco en el estanco o rebuscando rebajas en los centros comerciales.

Pero este colosal avance científico no es ni bueno ni malo. Depende del uso que de él se haga. Se abren las puertas, por ejemplo, a la creación de microorganismos capaces de comerse literalmente una marea negra o a la de gérmenes patógenos de una virulencia inimaginable.

Mientras todo esto ocurre, en Japón se entretienen creando ambientes artificiales idóneos para la fabricación de tejidos vivos. Les han llamado microúteros, y son de plástico biodegradable. Parece ser que ya han sido utilizados para cultivas células hepáticas y para el desarrollo de embriones de ratón en sus primeras etapas de desarrollo.

Ahora voy a contarles un cuento. Una tarde de un futuro muy cercano, en la puerta de un colegio cualquiera, mientras las madres desenfundan las meriendas de sus brillantes envoltorios de papel aluminio, un grupo de personas aguarda la salida de sus pequeños vástagos. Una de ellas es María, la mujer de cabello rubio y corto que sin saberlo es la madre biológica del niño Adán X. Ella donó el óvulo que sería fecundado con los espermatozoides de Juan, ese galán bien parecido que a tan solo unos metros parece ojear entretenidamente una revista científica apoyándose en la barandilla. A su lado, con su larga melena negra recogida en una trenza, espera Judith, la verdadera madre de Adrián X. Por su edad, todos piensan que es la abuela de la criatura, pero gracias a una avanzada terapia hormonal, ella puso el útero en el que el muchachito se desarrolló durante 9 meses. Adrián X se destaca corriendo entre sus compañeros de clase; a su carga genética natural se le añadieron genes específicos que le protegen contra el dolor y el padecimiento de enfermedades. Trae los pantalones manchados de tiza blanca biodegradable. Se abraza con fuerza a las piernas de Alberto, un hombre maduro que ya peina canas y que es el marido de Judith, el padre de Adrián X, el que como tal figura en el registro civil, el que le ha dado sus apellidos, el que se responsabiliza de sus cuidados y el que le cuenta historias fantásticas de naves espaciales que cruzan el Sistema Solar. Mientras la feliz familia se acerca al aparcamiento de vehículos modulares voladores, Adrián X va jugando con su osoperro fluorescente, una mascota híbrida que le han regalado en las pasadas Navidades, el último grito de la moda creado por una multinacional especializada en genómica sintética y en clonaciones a la carta. Sin que nadie le mire, el niño comparte su merienda con el animalillo. En breves instantes, mientras veloces despegan del suelo hacia su domicilio flotante sobre la desembocadura del río, un sol anaranjado que todavía brilla comenzará a declinar sobre la quebrada línea del horizonte. Adrian X es casi inmortal. Sólo un desgraciado accidente podría ser la causa de su desaparición de este planeta.

22 enero 2008

LÚES VENEREA


PAUL GAUGUIN: Spirit of the dead watching, 1892
Los estudiosos de la historia de la medicina atribuyen al médico francés Fernel la pomposa denominación de lúes venérea para describir por primera vez la sífilis como una enfermedad de transmisión sexual diferente de la gonorrea. Todo ello en pleno siglo XVI, basándose únicamente en los datos clínicos, sin ni siquiera conocer los agentes causales de ambas entidades patológicas, que serían finalmente desenmascarados a partir del desarrollo ulterior de la microbiología durante el siglo XIX.

Probablemente no haya habido en la historia de la humanidad enfermedades más vergonzantes que las transmitidas por contagio sexual. Los franceses denominan a la sífilis como el mal español; los españoles, a su vez, la designan como el mal francés (morbo gallico). Durante el Renacimiento, Europa se convirtió en un escenario continental de sangrientas contiendas. Para aliviar las penurias de tanta escabechina, las tropas enemigas adoptaron la malsana costumbre de intercambiarse las prostitutas y concubinas el día previo a la batalla; tan numeroso era este contingente de hembras que en algunas ocasiones casi llegaba a superar el número de soldados. Sostiene murmurador Aloysius que fue durante el sitio de Nápoles en 1495, cuando los italianos y los españoles atrincherados tras sus murallas aceptaron yacer con las putas prestadas por las huestes del emperador francés Carlos VIII. Primero se infectaron los defensores, y de regreso, las alegres señoritas llevaron el Treponema pallidum a sus propios paisanos (algo así como un fuego amigo bacteriano).

Pero la porfía infecciosa no se detuvo ahí. Otros eruditos aparecerían culpando a la marinería de Cristóbal Colon de la transmisión a Europa de tan ignominiosa plaga contagiada por los nativos del Nuevo Mundo. Pues bien, el análisis filogenético de la bacteria causante de la sífilis y de la enfermedad tropical denominada polipapiloma o guiñada, recientemente ha demostrado que la infección americana es más antigua que la sífilis. El polipapiloma se transmite por vía cutánea, mientras la sífilis lo hace por transmisión sexual. Con toda probabilidad, una subespecie del treponema tropical mutó hacia una especie venérea facultando la reproducción del treponema pallidum en la fría y vieja Europa.

Carcomido por la sífilis moriría el pintor Paul Gauguin, habiendo contagiado previamente a decenas de muchachas polinésicas. Dicen que otros luéticos famosos fueron el propio Cristóbal Colon, Beethoven, la tripleta formada por Hitler, Lenin y Mussolini, Abraham Lincoln, Durero, Hernán Cortés, Enrique VIII, Nietzsche, Oscar Wilde, Toulouse – Lautrec y Henry Miller. A pesar de los avances en antibioterapia, esta enfermedad no está ni mucho menos controlada, pues según la OMS cada año debutan en el mundo 12 millones de nuevos sifilíticos. Se lleva la palma el Sureste asiático, con la tercera parte del total. Pero, como decía el propio Oscar Wilde, el hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida.

13 enero 2008

VIOLENCIA MACHISTA


Gracias a mi buena amiga María Villar, de vez en cuando recibo correos electrónicos procedentes de Isabel Soriano Villarroel, miembro del Observatorio de Salud de la Mujer del Ministerio de Sanidad y Consumo. Se lo agradezco mucho, porque sus mensajes despiertan una conciencia aletargada tal vez en demasiadas ocasiones; las causas, múltiples e injustificables: fatiga profesional, desidia lectora, saturación informativa, sueños en blanco y negro o cierto irrefrenable optimismo vital que al atardecer se apodera de mis entresijos. Isabel también formó parte del grupo de trabajo que ha parido el documento titulado “Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género”. Y digo parido, porque la mayoría de las participantes en la elaboración de esta guía son mujeres.

En una de sus misivas, Isabel nos alertaba sobre el feminicidio en Guatemala, desafortunadamente menos conocido que el que está ocurriendo en algunas ciudades mejicanas, por ejemplo, pero no por ello menos sangriento y brutal. La agencia guatemalteca Cerigua, especializada en la denuncia de situaciones de discriminación basadas en el sexo, ha detectado los inquietantes anuncios publicitarios de una empresa fabricante de zapatos, en los que bajo el impactante lema “Están de Muerte”, muestra imágenes de las modelos calzadas con sus productos. En uno de ellos, la clásica etiqueta de identificación cadavérica de las salas forenses cuelga del dedo pulgar de un pie adornado con una sandalia muy femenina, de atractivo tacón mediano. En otro, una mujer que aparenta recostarse exánime sobre una butaca, luce en primer plano otro modelo encarnado de la marca en cuestión.

Siguiendo en la región centroamericana, muy cerca de la frontera norte de Méjico con los Estados Unidos, continúan sin resolverse los centenares de asesinatos de mujeres acontecidos en Ciudad Juarez durante la última década. Este drama ha sido recientemente llevado a las pantallas, con el reclamo publicitario de las rutilantes estrellas Jennifer López y Antonio Banderas. Las hipótesis sobre estos crímenes son múltiples:
ritos satánicos, snuff movies pornográficas, violencia de imitación (provocada por la publicidad de estos temas)…, hasta homicidios intencionados supuestamente destinados a abastecer de órganos el mercado negro de transplantes. Aunque algunas de ellas se me antojan hipotéticas o poco probables, lo que sí debería desencapotar tan negros cielos criminales es el hecho de que las víctimas siempre resultan ser mujeres jóvenes, violadas y martirizadas previamente a su sacrificio.

La fiscalía mejicana habla de un sórdido clima propiciado por la descomposición social, la superpoblación, la cultura machista y la pobreza extrema en la que muchas mujeres se ven abocadas a vivir en aquellas tierras. Identificadas las causas de esta terrible enfermedad se hace imperativa la toma de medidas paliativas. De medidas curativas.

Último mensaje de Isabel Soriano: información de unas jornadas sobre violencia de género y VIH. Mientras me hago cargo de ella, un hombre ha matado a su suegra de una patada en Murcia cuando trataba de defender a su hija del miserable agresor. Entonces, abro al azar una antología de poesía gallega y descubro aquellos melancólicos versos de Manuel María: “chamo por vós agora,
miñas donas/ pálidas e lonxanas…

08 enero 2008

PARO


Como decía la famosa canción de Radio Futura, el futuro ya está aquí. De repente, como centellas han pasado a formar parte del remoto pasado aquellas innovadoras ideas que el acidulado escritor Philip K. Dick apuntaba en su novela “Sueñan los androides con ovejas eléctricas”. Ridley Scott se basó en una adaptación de ella a la hora de realizar su mítico film de culto “Blade Runner”. En la novela original, el prestigio social entre los humanos se alcanzaba mediante la posesión de una mascota viva, un animal natural, un ser inédito contrapuesto a los robots artificiales suplantadores de las mal llamadas bestias.

Por haber sido un buen chapón, los Reyes Magos me han traído un libro muy sugestivo. Se titula “Entre lobos y autómatas” y lo firma el profesor Víctor Gómez Pin, que además es catedrático y enseña Gnoseología e Introducción al Pensamiento Matemático en la Universidad Autónoma de Barcelona. Se lo recomiendo a todos los apasionados por la filosofía de la ciencia. Si se pudiera resumir en un corto espacio tan denso ensayo diría que muchos científicos - seres humanos actuales emplean ingentes recursos en el desarrollo de la inteligencia artificial, olvidándose un tanto de cultivar la propia naturaleza humana, si es que ésta existe o existió alguna vez (Steven Pinker me perdone). A la vez, escudándose en la defensa a ultranza de los derechos de los animales (algo en lo que también coincido con Peter Singer), construyen una nueva antropología basada exclusivamente en la coincidencia genética entre el hombre y los primates, o el hombre y la mosca del vinagre, por poner otro ejemplo.

Anda muy intrigado el taimado Aloysius por saber a dónde quiero llegar. Imagínense una sociedad tan inteligentemente desarrollada donde los robots y las máquinas (incluso aquellas que no tengan una base física, sino virtual) sean adorados como el becerro de oro, mientras que sus creadores humanos se muestran insensibles con el dolor, la muerte y la desaparición de sus semejantes menos “evolucionados”. Fantaseen sin complejos con un mundo donde cada día se extingan decenas de especies animales, se esquilmen los mares y océanos y se arrasen millones de hectáreas de bosques, mientras los dioses de la informática fabrican mascotas tan reales que nadie puede ser capaz de diferenciarlas de sus “copias” reales.

El futuro ya está aquí. En los hielos de Canadá, puntualmente cada año al llegar la primavera, cientos de miles de focas menores de 1 año son masacradas para goce y disfrute de aquellos que consumen su piel, su grasa o sus penes. En la mitad de las ocasiones, los golpes que les propinan los cazadores no las matan, tan sólo las aturden y así son despellejadas vivas. Otro tanto podríamos decir de las matanzas de ballenas, delfines, mapaches, nutrias…; en Japón, a la vez que masacran cetáceos, han creado a “Paro”, un precioso y entrañable robot en forma de cría de foca arpa. Pesa casi tres kilos, está recubierto de piel artificial y emite los sonidos naturales del propio animal. Sus bondades terapéuticas constituyen un record en el Libro Guinness, pues ayuda a combatir el estrés y la depresión. La empresa fabricante lo recomienda para el cuidado de los ancianos. Cada ejemplar sólo vale 3000 dólares. Curar a un niño de la mortal enfermedad de Chagas cuesta 60 euros anuales. Un mundo feliz.

07 enero 2008

MUJERES BARBUDAS



"Mujer barbuda". Oleo sobre lienzo. 1631.
José Ribera "El Españoleto"

Todavía colea la polémica provocada por los Reyes Magos en su última visita a Auriavella. Pero esta vez la zapatiesta navideña no la montó ningún recalcitrante colectivo republicano y ateo, ni tampoco la peña ultra de Papá Noel capitaneada por el reno Rodolfo (al que se le enciende la nariz sin cargarse de Jumilla). Estoy convencido que alguien sin malicia y con toda la buena voluntad del mundo, tuvo la imaginativa idea de que la cabalgata que recorrió las calles de nuestra capital el pasado 5 de enero fuera presidida por tres Reinas Magas. Curiosamente, un hecho idéntico tuvo lugar en el desfile que el barrio Oliver organizó esa misma tarde en Zaragoza. Entonces ¿cuál es el problema?; ¿dónde se sitúan las dispares opiniones?

Por un lado, los tradicionalistas critican que las protagonistas fueran tres féminas ataviadas con los aperos de los supuestos Magos de Oriente, séquito, cetro, melena y florida barba inclusive. Además, por culpa de la inoportuna ronquera de las voces regias, fueron muchos los niños, las mamás y los papás ourensanos los que se percataron que algo no funcionaba bien en la salutación de sus majestades. 


Puestos a preferir tan briosa modernidad imperante, las magas bien pudieron presentarse a rostro descubierto, aunque los estudiosos más clásicos del tema entiendan que la tradición apoya la ortodoxia de los tres magos masculinos. 

Otros eruditos replican que en las sagradas escrituras no se especifica el número de magos, que tal vez fueran tres (Melchor, Gaspar y Baltasar), cuatro (añadiendo a Artabán) o doce (según la tradición armenia). Así las tres reinas magas, de hermosos y lozanos semblantes lampiños, representarían en nuestros pagos una innovadora variante feminista de la leyenda de los Santos Reyes.

Por otro lado, los iconoclastas, abandonada a su suerte la secular opción maculino – machista, hicieron oír sus voces discrepantes proponiendo para el papel a tres mujeres barbudas. 


Repasando la historia de la medicina, sostiene el rapabarbas de Aloysius que a pesar de su enojoso trastorno cutáneo, muchas fueron las que llevaron una existencia famosa, rica y respetable. 

Desde el punto de vista patológico, podemos distinguir entre el hirsutismo, crecimiento excesivo de vello generalizado en el cuerpo femenino (labio superior, barbilla, mejillas, cuello, areolas mamarias, abdomen, ingles, muslos y espalda), con frecuentes trastornos menstruales, cuya causa se debe a alteraciones hormonales masculinizantes, de la llamada hipertricosis, donde el crecimiento piloso se localiza sólo en determinadas áreas del rostro. 

Célebres mujeres barbudas fueron Santa Wilgeforte de Portugal (virgen y mártir celebrada el 29 de julio), Magdalena Ventura (la modelo italiana que posó para el maestro José Ribera en 1631), Madame Clofullia, la orgullosa Clémentine Delait (la mujer barbuda más presumida de Francia), la Baronesa Sidonia de Barczy, Madame Taylor, Madame Olga (Jane Barnell “alias” Olga Roderick), que tuvo un papel estelar en la película de Tod Browning “La parada de los monstruos”, o la actriz y acróbata contemporánea Jennifer Miller. Muchas de ellas fueron felices madres de familia, pero nunca se afeitaron. Ni de coña.