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20 noviembre 2015

¿JAZZ PARA CENTROS COMERCIALES?


Los entendidos en la materia se refieren al Easy-listening para encuadrar a esas melodías sencillas y pegadizas, carentes de dificultad y virtuosismo, asequibles, blandas en lo auditivo, derivadas de aquellos estilos de los años 50 como el swing o las composiciones para Big Bands; música ambiental que nada tiene que ver con el ambient propiamente dicho, atmósferas musicales envolventes donde imperan los sintetizadores. En 1978, el camaleónico compositor británico Brian Eno publicó su “Música para aeropuertos”, una obra pionera en este género.

La evocación de aquel título nos ha servido para aproximarnos a la experiencia vivida en el mini concierto de Jambo Quartet en el Centro Comercial Pontevella de Ourense, para nada Easy-listening ni ambient. Porque estamos hablando de JAZZ, con mayúsculas, de primera calidad y Made in Ourense, programado dentro de las actividades complementarias del Festival Internacional de Cine de Ourense (OUFF).

Cuarteto formado por Toño Romero a la batería, todo un clásico en nuestra escena jazzística. Su dilatada experiencia está abalada por su paso por Abuña Jazz, Alecrín, Cara de Foto o Xingra. Al bajo David Cid, con el que nos une una especial complicidad que incluso nos llevó a colaborar en algún que otro programa radiofónico de jazz, personaje afable y musicalmente inquieto, con una trayectoria que le ha llevado a transitar por diferentes estilos, (jazz clásico, eléctrico, funk, rock) pero también por eclécticos y elegantes homenajes con su banda “Raindogs” dedicados a los mismísimos The Beatles y a otros fenómenos como Tom Waits, Roy Orbison o Neil Young. Los teclados fueron los vastos dominios del polifacético lalilense Iago Mouriño, réplica eficaz  del saxofonista Xosé Miguelez, del que me confieso fan desde que lo escuché por vez primera hace unos cuantos años en el Café Real de Ourense.

El cuarteto comenzó con “Just Friends”, un standard de 1931 compuesto por John Kleener, versioneado por colosos del jazz como Chet Baker, Charlie Parker, Phil Woods o John Coltrane. A continuación, desplegaron su particular versión de “Days of wine and roses”, cinematográfico por antonomasia, otro standard compuesto en 1962 por el oscarizado Henri Mancini y que me trajo a la memoria aquella maravillosa interpretación de Dexter Gordon en su álbum “Tangerine” (1972). El tercer tema de la noche fue “Song for my father”, un monumento original de Horace Silver que forma parte de la historia del jazz y que apareció en la banda sonora de la serie televisiva “A dos metros bajo tierra”. La cuarta maravilla de la tarde fue “There will never be another you”, original de Harry Warren y Mack Gordon, desde 1942 interpretada y acariciada por artistas de la categoría de Lionel Hampton, Lester Young, Art Tatum, Nat King Cole, Sonny Rollins y más recientemente Eliane Elías, también integrante de la banda sonora de varias películas.

Llegado fue el momento entonces para “Stella by starlight” (Victor Young, 1942), una de mis favoritas y de la que guardo un especial recuerdo en la versión del maestro Ray Charles para la banda sonora de “Casino” (Martin Scorsese, 1995). La guinda del pastel corrió a cargo de “Au privave”, el clásico del bebop original de Charlie Parker, el genial atribulado saxofonista inmortalizado para la gran pantalla por la particular visión de Clint Eastwood en “Bird” (1988) Jazz y cine, o viceversa, en unos instantes muy especiales a cargo de Jambo Quartet. Y que la banda siga tocando… por muchos años.


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