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31 julio 2008

RETORNO A BRIDESHEAD



Me confieso un fan incondicional de esta obra. Primero, por la excepcional novela debida a la pluma preclara del controvertido escritor británico Evelyn Waugh. Segundo, por la serie televisiva homónima, protagonizada por Jeremy Irons en el papel del pusilánime Charles Ryder, producida por Granada TV, con una de las mejores bandas sonoras que jamás haya disfrutado (¡maravilloso Geoffrey Burgon!).

Uno de los personajes de esta saga, el dandy y dipsómano Lord Sebastián Flyte, acostumbraba a pasear su esnobismo por el Oxford universitario acompañado de un osito de peluche, su amuleto, su ñoño, un gastado teddy bear bautizado con el eufónico nombre de…Aloysius.

Hablando de retornos. He leído en una revista especializada en temas sanitarios que, al igual que las oscuras golondrinas de Bécquer, han comenzado a regresar a su tierra natal muchos de los médicos y enfermeros emigrados a Portugal hace unos 10 años.


Recapitulando y haciendo memoria, ¿a qué se debió todo aquel éxodo profesional? Como en todo fenómeno migratorio, las causas realmente fueron varias.


En primer lugar, la escasez de plazas fijas para médicos ofertadas en el sistema sanitario público español, una inestabilidad laboral que afectó seriamente a nuestro país durante la década de los 80 - 90.


En segundo lugar, la suculenta oferta económica ofrecida entonces por el gobierno luso en sus contratos, es decir, más dinero por menos trabajo. Además, en la nación hermana, las restricciones exigidas para compatibilizar trabajo público y privado se encontraban muy suavizadas.


En tercer lugar, el argumento esgrimido por los propios facultativos emigrados (y escribo textualmente): “los pacientes son más educados y respetuosos que en muchas partes de España”. He escuchado este curioso comentario en más de una ocasión, aduciendo que en Portugal eres D. Tal o el Dr. Cual, mientras en nuestro corral patrio simplemente te reducen a fulanito o menganito, tuteado irrespetuosamente y más conocido por tu nombre de pila que por tu apellido familiar o tu estatus profesional.

Los tiempos son mudables y ahora, las razones esgrimidas en la misma revista profesional para explicar el retorno profesional se justifican, en primera instancia, por el recorte de las diferencias salariales entre Portugal y España. También porque la carestía de la vida es más notoria en el país de Fernando Pessoa y de António Lobo Antunes, sobre todo desde que el euro fue implantado como moneda común.


Por último, al déficit actual de médicos en nuestro entorno, circunstancia que también ha empezado a convertirse en endémica. Pero, de la educación y la cordialidad exigidas en la relación médico – paciente, nada de nada. Tal vez sigamos igual que siempre, con la ocasional falta de respeto debida a la pérdida del prestigio profesional de los médicos y los enfermeros de antaño. El tránsito desde la figura del galeno vocacional y altruista hasta el mero funcionario, quizás haya sido demasiado rápido.

25 julio 2008

TARDES DE CINE



Estos días, ando un poco taciturno y preocupado; ¿cuánto tiempo de vida le queda a las salas cinematográficas en Ourense? Y es que, desde mi más tierna infancia, recuerdo cómo se han ido cerrando una tras otro los cines de Auriavella.


El Principal, con aquellas inolvidables sesiones de tarde en el gallinero, repletas de peplum de Hércules y Maciste, de películas de Tarzán, de Fu Manchú y de Cantinflas, de los sonoros sopapos que generosamente propinaban a los malos Terence Hill y Bud Spencer, de combates de kung fu y de westerns de serie B, inefables pelis de vaqueros en las que hasta los comanches lucían tupé y patillas.

El cine Mary, en el que vi por primera vez “Cria Cuervos” y me enamoré de la mirada triste de Ana Torrent.

El Avenida, que además de cine servía como salón de congresos. Ahí me entregaron un diploma por las buenas notas que saqué en 6º de EGB. Y por supuesto, el Coliseo Xesteira y el Teatro Losada, hoy en día reconvertidos en otro tipo de establecimientos comerciales más rentables. En el Xesteira vi "Grease" con mi primera novia. En el Losada, por los mismos lugares donde antes pasearon los expectros de Humphrey Bogart y de Ava Gardner, hoy revolotean hermosas jovencitas, rebuscando como colibríes entre las rebajas de Zara.

Tampoco me olvido de los minicines, el Duplex, el Novocine, el Pequeno Cine..., nuevos modelos de explotación de las salas comerciales que hicieron furor en su tiempo, y de los cuales en la actualidad no ha sobrevivido ni uno. Otros tiempos y otras maneras de ocupar los ratos de ocio. Otros modos de diversión. Otros tiempos de vivir y de amar.


Dicen que el cine es caro. Tal vez. Todo depende con lo que se compare. Por término medio, obviando el día del expectador, una entrada cuesta lo mismo que un cubata en uno de los locales nocturnos de moda. Por supuesto, dejamos aparte el coste añadido que suponen las palomitas y los refrescos con la pajita incorporada. Siento peligrar el futuro de una sala de cine cuando descubro que el muchacho que me recoge la entrada se parece sospechosamente al mismo que barre la sala al finalizar la sesión.

Tampoco están con sus linternas los denostados acomodadores de antaño (¡acomodador, acomódame este huevo!). Como en muchas gasolineras, han sido sustituídos por el tan socorrido autoservicio.

La otra tarde me fui al cine con Valentina. Me llamó la atención la presencia de patrocinadores, y aunque sea políticamente incorrecto, los voy a nombrar: carteles de Caixa Galicia, Coca – Cola y Motos Ucha, un corto en pantalla de Adolfo Domínguez con el 7º Arte (el diseñador ourensano estudió cine en París, en pleno apogeo de The Beatles, y la actriz Adriana Domínguez es hija suya) y otro copatrocinado por la Dirección General de Tráfico, recomendando el consumo de cerveza sin alcohol.

Mientras aguardaba en la sala de entrada, hojeando despistadamente un folleto sobre inminentes avances cinematográficos, reparé en un ejemplar gratuito situado en el mismo anaquel que la revista. Se titulaba “Drogas: realidades, mitos, efectos, tipos, riesgo, abuso, consumo y dependencia”. Lo publica el Ministerio de Sanidad y Consumo, y forma parte de las actividades del Plan Nacional sobre Drogas. Está muy bien realizado y maquetado, y desde aquí aplaudo fehacientemente dicha iniciativa. Contra las drogas, información y prevención.

Pero, viendo el escaso número de expectadores en la sala, apenas una decena, y las características de los mismos, padres con niños menores de 10 años, me entraron dudas sobre la efectividad de la medida. Mejor sería si al libro le acompañaran un refresco y unas palomitas. Y una entrada de cine..., baratita.

18 julio 2008

APRENDIENDO EN VERANO


"Retrato del Dr.Alphonse Leroy" - Jacques-Louis David, 1783

Estamos en tiempos de crisis, además de la económica y social. Muchos castillos de naipes se están empezando a caer y algunos entendidos dicen que lo peor está por venir. La situación provocada por la falta de médicos en nuestro país es un problema que ciertamente está adquiriendo tintes demasiados oscuros. A este respecto, hace bien poco tiempo el Defensor del Pueblo ha vuelto a hacer oír su voz, instando al Gobierno de España para que agilice el procedimiento de homologación de los médicos especialistas titulados en el extranjero.



Y es que ningún ámbito asistencial se escapa de la penuria en recursos humanos: los servicios de urgencias, los centros de Atención Primaria, determinados servicios de hospitalarios, incluso la propia sanidad privada, que ha llegado a pedirle a la administración pública que no “tiente” a sus facultativos. El pasado año, un titular publicado en un medio de comunicación digital recogía que nuestro propio Ministerio de Sanidad es conocedor de la magnitud del problema, estimando que para el año 2016 harán falta en España unos 25000 médicos. Como para que nos entren temblequera y otras cosas menos bonitas que también terminan en "era"...

Ante este panorama anubarrado panorama, seguimos sin entender cómo las puertas de las facultades de medicina se mantienen todavía medio cerradas e inexpugnables. La elevada nota media y el numerus clausus siguen ahí, como dos fornidos porteros que dificultan el acceso a la institución. Resulta poco comprensible que la Universidad continúe poniendo tantas trabas a los futuros estudiantes de medicina para atravesar sus umbrales y luego, al finalizar la extensa licenciatura de Medicina, se permita el acceso al sistema de formación MIR a aspirantes con puntuaciones negativas en tan popular examen. Las organizaciones estudiantiles vienen denunciando esta situación desde hace tiempo. Los estudiantes de Medicina también demandan la presencia de nuevas materias en su cuerpo formativo, como por ejemplo genética, bioética y atención primaria.


En los felices tiempos de formación universitaria, el verano ha sido tradicionalmente un período de tiempo equidistante y polarizado entre el descanso y el estudio. El premio que disfrutará el grupo de los aplicados conlleva ineludiblemente el castigo, por supuesto desde siempre inmerecido, para la alegre cuadrilla de los haraganes.


Pero durante las vacaciones estivales también hay gente que se apunta voluntaria para aprender. Durante los meses de julio, agosto y septiembre, una serie de alumnos y alumnas de la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela dedicarán parte de su jornada cotidiana a enriquecer su formación práctica. Me siento especialmente halagado porque algunos han elegido mi consulta para aprender en verano. Trataré de conseguir de estimular su curiosidad y de que no se lleven una impresión irreal y sesgada sobre los médicos de familia que sufren el llamado síndrome de Rafa Nadal, es decir aquellos profesionales que se ven obligados a moverse en los confines de la pista, tratando de devolver acertadamente desde allí todas las bolas que el contrario les envía.

09 julio 2008

NIÑOS DE CHERNÓBIL


El 8 de julio de 1983, desde los escenarios del legendario Montmartre, la Orquesta de Tito Puente y Celia Cruz incendiaba las noches de Copenhague con sus ritmos latinos. Una ola de calor comenzaba a diseminarse por el norte de Europa. Para aplacar tanta calorina, en el centro de la ciudad los paisanos tomaban pacíficamente las fuentes. En aquellos felices días, jóvenes muchachas quemaban sus sujetadores y se dejaban crecer el vello sobre las doradas piernas. Reivindicaban así una liberación feminista completamente emancipada de las ataduras de la moda. Allí, las bicicletas no eran solo para el verano, y toda la ciudad se había convertido en una carrera ciclista. Los idealizados países nórdicos, paradigma de la Socialdemocracia que entonces capitaneaba en Suecia el malogrado Olof Palme. En un puesto callejero, Aloysius cambió una moneda de una corona por una chapa de “nuclear –no - gracias”.

Ahora me cuenta que Alemania ha previsto la clausura de todas sus centrales nucleares antes del año 2020. Pero yo sé que, como no hemos sido capaces de sacudirnos el yugo de la dependencia energética de los derivados del petróleo, algunos excépticos empiezan a mirar con nuevos ojos a la energía nuclear. Un ejemplo: en Francia, el 80% de su electricidad proviene de sus centrales nucleares. La necesidad obliga, pues los franceses no disponen de reservas de combustibles fósiles. Como buenos escandinavos, en Noruega abandonaron los planes nucleares en 1979. Pero ya se están escuchando las voces de sus científicos reclamándole al gobierno retomar las investigaciones sobre este tipo de energía, considerando los problemas que causa a nivel mundial el cambio climático. Las centrales nucleares no generan de forma directa gases de efecto invernadero, y junto a las energías renovables podrían tenerse en consideración.

La mala prensa de la energía nuclear se generó tras los desastres de Three Mile Island, ocurrido en los EEUU en 1979, y de Chernóbil, actualmente Ucrania, el 26 de abril de 1986. Este último accidente descargó en el medio ambiente una cantidad de material radiactivo 200 veces mayor que la liberada en las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Informes y contrainformes, oficiosos y oficiales, aún mantienen candente la controversia sobre la repercusión de la radioactividad durante los años venideros en la salud de los habitantes de las zonas afectadas.

Desde hace unos años trabaja en Galicia una ONG con sede en Ourense llamada LEDICIA CATIVA. Uno de sus más loables objetivos es la acogida estival en nuestra comunidad de menores afectados por la radiación, procedentes de las zonas afectadas por la catástrofe de Chernóbil. En este tiempo, he tenido la oportunidad de conocer y compartir el tiempo de una de estas niñas. Lisa no piensa ni en la enfermedad ni en la muerte. Como todos los niños, no es consciente de lo efímera y precaria que puede ser la existencia humana. Ella canturrea cancioncillas en ruso, se asombra cuando nos ve comer pulpo y se pirra por la fruta, los helados y las Coca-Colas. Como la mayoría de los niños, disfruta con el agua de las piscinas tanto como los gorriones que se refrescan en la mansedumbre de las fuentes. Se estima que por cada 2 meses que estos niños pasan en zonas libres de radioactividad, incrementan en 2 años su esperanza de vida. Galicia Calidade. Espero que cada verano podamos seguir viendo crecer a esta encantadora chiquilla.

La terrible sombra de Chernóbil todavía continúa ahí. La estructura denominada sarcófago, empleada en su día para sellar el núcleo de la tragedia, resulta débil e inestable. Greenpeace denuncia que sigue liberando radioactividad por sus grietas. 100 toneladas de combustible nuclear y 400 kilos de plutonio permanecen en las ruinas del reactor accidentado.

02 julio 2008

MÁS PROGERIA


In ilo tempore (29 de junio de 2005), me preguntaba en esta misma bitácora si J.F Sebastian (William Sanderson) habría sido capaz de curarse a sí mismo del padecimiento de esa rara enfermedad que le afectaba (el síndrome de Matusalén) y que hoy en día conocemos como progeria.


Aquel entrañable y desafortunado diseñador genético de "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982) no tuvo tiempo de comprobarlo, porque el malvado Nexus 6 - Roy Batty (Rutger Hauer), le cascó el cráneo como una nuez.



En la Universidad de Oviedo, y no en la Tyrell Corporation, trabaja el equipo investigador del Dr. Carlos López-Otín. En colaboración con científicos de la Universidad de Marsella acaban de descubrir que una combinación de fármacos empleados para el tratamiento del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares es capaz de retrasar el envejecimiento en ratones de laboratorio.



Sin embargo, se sospecha que los viajes espaciales pudieran acelerar el envejecimiento y el desarrollo de determinadas neoplasias, como por ejemplo el cáncer de colon. La causa parece encontarse en un incremento de la "presión oxidativa" y la alta radiación de energía lineal (LET).


http://www.consumer.es/web/es/salud/2008/04/20/176320.php



Si todo esto ocurriera así, ¡qué pena!. Ya nunca podremos viajar hasta la Puerta de Tannhaüser para ver brillar en la oscuridad los rayos C...


¡Adiós al sueño de la ovejas eléctricas...!; ¡adiós al sueño del unicornio...!