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29 mayo 2015

LOS PARIENTES DEL HOMO SAPIENS


Es justo reconocer que debemos la inspiración de estas líneas a la Doctora María Martinón Torres y a sus investigaciones en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. Tras haberla escuchado en una reciente visita a Ourense, llevamos unas semanas enfrascados en la lectura de varios textos científicos y morales. Uno de ellos es de Franz de Waal, uno de los etólogos y primatólogos actuales más eminentes. 

El profesor de Waal enseña psicología en la Universidad de Emory, en Atlanta (Estados Unidos), ciudad en la que también dirige el Living Links Center perteneciente al Yerkes Primate Center. Su especialidad son los bonobos (Pan paniscus), durante mucho tiempo también conocidos como chimpancés enanos. El estudio de su ADN demuestra su separación de la línea evolutiva de los chimpancés hace apenas 1 millón de años, aunque compartan con ellos y con nosotros, Homo sapiens sapiens o primates humanos, alrededor del 98% del mismo. 

Los bonobos son antropoides amables. Se constituyen en sociedades matriarcales e igualitarias. Sostiene Aloysius que son monos hippies, pues suelen solucionar sus conflictos pacíficamente, ya saben, aquel eslogan de “haz el amor y no la guerra”. Son características propias de los bonobos el altruismo, la compasión, la empatía, la amabilidad, la paciencia y la sensibilidad. Por lo tanto, desconocemos por qué los guionistas de “El origen del planeta de los simios” (Rupert Wyatt, 2011) y de “El amanecer del planeta de los simios” (Matt Reeves, 2014) eligieron precisamente a un bonobo para encarnar al malvado Koba, mientras dotaron de los sentimientos más humanos al chimpancé César, el simio protagonista de ambas películas. 

Los chimpancés se erigen en sociedades piramidales, en cuya cima se sitúa el macho alfa, que no duda en combatir y someter a sus propios hijos para asegurarse la primacía sobre sus súbditos. En cierta manera, nos recuerda al dios Saturno de la mitología romana, que obtuvo el poder a cambio de comprometerse a no engendrar hijos. 

Hablando de primates humanos y genes, otro libro en el que nos enfrascamos se titula “Neardenthal Man”, obra de otro brillante investigador, Svante Pääbo, biólogo sueco especializado en genética evolutiva, que se doctoró en la Universidad de Upsala, la más antigua de Escandinavia. Hace un tiempo visitamos la Facultad de Medicina de esta hermosa y apacible ciudad sueca. Paseamos por los jardines de Linneo, así llamados en honor del padre de la moderna clasificación taxonómica de los seres vivos. 

El Doctor Päävo dirige el Departamento de Genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig (Alemania). Famoso por sus descubrimiento del gen FOXP2, esencial para el desarrollo del lenguaje humano, su equipo investigador publicó en 2010 el primer borrador del genoma del hombre de Neardenthal, hoy extinto, pero que en su día cohabitó y mezcló su sangre con nuestros antepasados más directos. 

Hace 370000 años, las líneas ancestrales de neardenthales y hombres modernos se separaron para evolucionar distintamente. Por último, un estudio de la Universidad de Leicester (Gran Bretaña) ha desvelado que el 64% de los europeos somos descendientes de tres linajes que vivieron en Europa durante la Edad de Bronce. Gracias, pues, a la Doctora Martinón Torres, y tal y como reza el lema de la Universidad de Upsala, alcancemos la verdad a través de la misericordia y la naturaleza.

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