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13 febrero 2024

UN PUNTO AZUL PALIDO



El 5 de febrero de 1990, la Voyager 1 tomaba una imagen del planeta Tierra desde una distancia de 6000 millones de kilómetros, la más lejana que jamás hubiera existido. Esta sonda espacial robotizada, de apenas 1 tonelada de peso, había sido lanzada desde Cabo Cañaveral el 5 de septiembre de 1977, y todavía continúa viajando, surcando el espacio interestelar. 


En aquella famosa fotografía se percibía nuestro planeta como un pequeño punto azul pálido. Y así se tituló el libro publicado en febrero de 1994 por el cosmólogo y divulgador científico Carl Sagan, una profunda reflexión sobre nuestra insignificancia en el universo. 


Sostenía el autor que en esa mota azulada se concentraba toda la existencia de la humanidad, de los que fueron y todavía somos, ya que sobre el futuro del hombre fuera de las fronteras terrenales todavía no hay nada escrito. 


Por estas reflexiones, en estos días de guerra y pandemia, se siente abrumado Aloysius, sobre todo al conocer cómo el potente telescopio espacial Hubble ha detectado la por el momento estrella más lejana jamás observada. Debería encontrarse, nada más y nada menos, que a unos 12900 millones de años luz de nuestro planeta. 


Existió cuando el universo era joven, porque ya no existe, ya que el resplandor captado por el telescopio se corresponde al viaje de su luz atravesando el espacio hasta alcanzarnos. Estas magnitudes resultan difíciles de comprender para los que estamos acostumbrados a contar el tiempo en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, incluso siglos. 


Respecto a los virus, los expertos afirman que en los últimos 50000 - 10000 años, a medida que nuestros ancestros comenzaron a dispersarse por el planeta, surgieron la mayor parte de las enfermedades infecciosas, incluyendo las causadas por los virus. 


Hace 11000 años, en las comunidades agrícolas de la India, la viruela comenzó a hacer sus estragos, la patología infecciosa más devastadora y mortífera de la historia de humanidad. Gracias a las políticas sanitarias de vacunación universal, desde 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera erradicada, salvo que a algún loco se le ocurra liberar al virus custodiado en los laboratorios de la más alta seguridad por error, o intencionadamente, como arma biológica. 


La preocupación por el uso de este apocalíptico arsenal en una guerra moderna, como por ejemplo la de Ucrania, sigue atenazando nuestros corazones. A vueltas con el tiempo, los historiadores afirman que la primera guerra de la humanidad de la que se tienen testimonios escritos, tuvo lugar hace 4500 años, cuando las ciudades sumerias de Lagash y Umma se enfrentaron durante más de un siglo. 


Sostiene Aloysius que los restos y recuerdos de todas esas víctimas de la historia, las que se llevaron por delante los virus y las armas, y de las que siguen provocando en la actualidad, continúan en esa pequeña mota azul claro que fotografió la Voyager 1. Y algún día se convertirán en un gran destello que viajará años luz por el espacio, cuando se extinga nuestro sol y nuestra galaxia. ¿Habrá entonces alguien que desde algún lugar se dé cuenta de nuestra tragedia? 



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