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17 noviembre 2011

ENTRENANDO NEURONAS.



Quizás porque los profesionales sanitarios recomendamos fehacientemente el ejercicio físico para mejorar nuestra salud y forma física, o quizás por moda, o probablemente porque los ciudadanos cada vez están mejor formados e informados, a nadie la extraña salir a pasear y encontrarse con prójimos de todas las edades practicando algún deporte. 

Hasta algunas marcas deportivas identifican el prestigio y la calidad de sus productos con antiguos lemas latinos: el Alma Sana In Corpore Sano se ha transformado en el acrónimo de unas zapatillas deportivas en homenaje a aquel clásico Mens Sana in Corpore Sano.

Nada que objetar. Dejando a un lado el deporte competitivo, que exige entrenamiento y sacrificio y que algunas veces castiga al atleta con lesiones y heridas, resulta mucho más edificante mover el esqueleto y tonificar los músculos que vegetar repantigados sobre un sofá sofronizados por la telebasura. De esta sencilla manera aumenta la producción de endorfinas, unas sustancias químicas endógenas que provocan el bienestar en nuestro organismo y combatimos la obesidad y la diabetes tipo 2, las denominadas plagas del siglo XXI.

Si embargo, el entrenamiento de nuestras funciones cerebrales suele quedar relegado para aquellas personas que comienzan a notar un déficit en las mismas, especialmente en todo aquello referente a la memoria. El temor a la demencia, incluyendo el Alzheimer, pende como una espada de Damocles en una sociedad donde no resulta extraño sobrepasar la octava década de la vida.

Acreditados investigadores del Instituto Karolinska, Hospital y Facultad de Medicina de Estocolmo, junto con equipos pertenecientes a diferentes universidades suecas y finlandesas, han demostrado que el entrenamiento cerebral mediante sencillas pruebas incrementa la concentración de dopamina en determinadas áreas del cerebro (especialmente en el núcleo caudado), implicadas en el mantenimiento y fortaleza de la memoria.

Estos trabajos pueden consultarse en Internet, en un vínculo en el que incluso pueden descargarse los test empleados con los voluntarios. El suspicaz Aloysius ha probado y se ha quedado asustado del número de errores cometidos, algo completamente normal porque las instrucciones están en sueco…

En la red existen infinidad de juegos que pueden practicarse a modo de gimnasia cerebral. Los que ya vamos cumpliendo años teníamos que conformarnos poco más que con la lectura, el ajedrez, el dominó y los juegos de cartas. Los niños del siglo XXI disponen además de un caudal interminable de video juegos, algunos muy instructivos y útiles para reforzar su memoria. Y como todo en la vida, lo ideal es el punto de equilibrio, pues tan nocivo resulta para nuestro cerebro el abuso de una actividad como dormirse en brazos de una pereza que nos lleve sin retorno al electroencefalograma plano.

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