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16 mayo 2012

PHILIP CATHERINE EN EL LATINO



Mitad de mayo. La noche poco a poco va envolviendo la ciudad con un manto cálido que se anticipa al verano. Invita a disfrutar de las terrazas, nuestros balcones y escaparates urbanos ourensanos. Miro el reloj: 22.30 horas, justo a tiempo. Me adentro en el Café Latino y apenas se divisan sitios vacíos. Busco refugio en el fondo del local, de pie, apoyado en una mesa elevada cercana al despacho y camerino.

Los músicos se retrasan unos minutos, como debe ser. Philip Catherine aparece vestido de negro, despeinado, con el aspecto de un despistado profesor de conservatorio de provincias. Lejos queda aquel joven guitarrista que acompañó a Stéphane Grappelli y a Dexter Gordon con tan sólo 18 años, o al miembro de Focus, a mediados de los 70. Aún recuerdo aquel doble album de 1972, con un retrato en sepia de Thijs van Leer en la portada, tocando la flauta travesera, que me abrió las puertas al universo sonoro del rock "progresivo"...


La banda que le acompaña aparenta frescura: Phil Wilkinson, un organista británico afincado en España, que se irá revelando como un genial virtuoso, y Esteve Pi, el eficiente batería de Falset (Tarragona), 37 año pero con un amplio curriculum profesional sobre sus espaldas.






La noche prometía. Philip Catherine tomó el micro y anunció un concierto encadenado a la música de Cole Porter. Poco a poco, iría desgranando una colección de gemas repletas de belleza e introspección. Me quedé con dos, mis favoritas: "Every time we say goodbye" y "So in love". El delicado sonido del Hammond contribuye a condensar la magia de esta noche.


El Amor estuvo presente, en todo momento. El cariño mercenario de "Love for sale", extraído del musical "The New Yorkers" (1930), donde una prostituta cantaba aquello de "Old love, new love, but true love"....


En "You do something for me", número principal de otro musical, "Fifty Million Frenchmen" (1929), las cuerdas de la guitarra Gibson cedieron amablemente su protagonismo al aterciopelado teclado de Wilkinson. "Let´s do it, let´s fall in love", empleada por Woody Allen para la banda sonora de "Midnight in Paris", con su tenue vaivén melódico es una invitación a bailar, pero estoy sin pareja y hay que mantener los modales. Cierro los ojos y acude a mi memoria la imagen de Ella Fitzgerald cantando esta canción... ¡qué maravilla!


Una pequeña dosis de swing estuvo presente en "You´d be so nice to come home to". Y como guinda del pastel, el veterano guitarrista nos obsequió con "So what", uno de los monumentos sonoros compuestos por Gil Evans para el "Kind of Blue" de Miles Davis (1959), la más que justificada infidelidad al distinguido Cole Porter, toda una delicadeza por parte del buen Philip. Tan sólo un pequeño reproche: algunos hubiéramos preferido este tema en lugar del bis que puso el punto final al concierto. 


Situado en las antípodas de la habitual egolatría característica de algunas figuras del jazz, Philip Catherine y su banda se mostraron en todo momento afables y condescendientes con el público. Hubo, según los eruditos, comunión.

De los grandes guitarristas contemporáneo de jazz, tan solo queda por venir al Café Latino a Pat Metheny... y a Biréli Lagrène. Todo se andará.

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