Sostiene Aloysius que, en los últimos
tiempos, vivimos en un mundo sin término medio: o todo es blanco, o todo es
negro; al parecer, estamos empeñados en no ver esa amplia gama de grises expuesta
cada día ante nuestras miopes miradas. La polarización surge en cualquier ámbito
de debate, político, deportivo, económico, social. ¿Qué habrá sido de la empatía?
¿En qué olvidado cajón se guardan los manuales de negociación y resolución de
conflictos? No nos dejemos engañar por las apariencias. Baste con consultar las
bases de datos en Internet y la lluvia de este tipo de documentos se convierte
en diluvio. Otras cosa bien distinta es leerlos, comprenderlos y aplicar sus
recomendaciones.
En el campo de la medicina,
ocurre algo similar. Cada año, con la llegada de la gripe, médicos y pacientes
nos enfrentamos al mismo dilema. Los medios de comunicación, especialmente la
televisión, nos bombardean con una amplia gama de fármacos antigripales, en la
mayoría de los casos cócteles que agrupan bajo su formulación analgésicos,
mucolíticos y descongestionantes. Nada que objetar, excepto esa dosis adicional
de portento con la que algunos avispados publicistas envuelven a sus productos,
convirtiéndolos en un bálsamo milagroso capaz de curar tan incómoda cohorte de
síntomas en tan solo un instante.
En el otro lado del polo encontramos
otras situaciones paradójicas. Cada vez menos, es verdad, pero todavía se
pueden observar sobre las mesillas de algunos domicilios auténticos arsenales
terapéuticos destinados a atajar sin distinción gripes, catarros y resfriados:
jarabes, analgésicos, antitérmicos, antiinflamatorios, antibióticos e incluso
inhaladores que combinan fármacos broncodilatadores y corticoides. Como decía
aquel veterano general, cuando el enemigo es grande, se permiten todas las
armas en el combate.
Aquí también resultan necesarios el término medio, el
sentido común, la racionalidad, el comportamiento científico, para gestionar
correctamente los recursos a nuestra disposición sin provocar daños y
desagradables efectos secundarios. Se equivocaba entonces el viejo general pretendiendo
matar moscas a cañonazos, pues su error consistía en no saber identificar la
gravedad de los síntomas y la peligrosidad del agente causal.
Según fuentes oficiales de la
Consellería de Sanidade, hasta el momento la gripe ha provocado este año 23
muertes en Galicia. La variante conocida como gripe A ha sido más prevalente,
lo que implica una mayor población susceptible de contagio, recordando que los
infectados de cada temporada se comportan como una barrera frente a las
infecciones posteriores. El porcentaje de casos graves se ha mantenido estable
desde hace varias campañas, situándose en torno al 20%.
Las recomendaciones continúan
siendo las habituales: vacunación antes de la llegada de los invasores y
prevención de los contagios, evitando las aglomeraciones de personas,
utilizando pañuelos desechables y evitando estornudar de manera explosiva
esparciendo los virus en el ambiente. Y es que hasta para toser y estornudar
tiene que existir un término medio.