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24 enero 2015

EL MAL DEL PASTOR


Desfile del ejército de Carlos VIII el 12 de mayo de 1495 en Nápoles, después de su derrota
Miniatura del manuscrito "Cronaca della Napoli aragonesa" c. 1498
Nueva York. The Pierpont Morgan Library

Orgullo patrio. En la serie televisiva “Isabel”, el actor ourensano Héctor Carballo fue el encargado de dar vida al personaje de Carlos VIII. Este monarca francés, enemigo acérrimo de los Reyes Católicos, llegó en su día a comandar el ejército más poderoso del planeta. En 1495 conquistó la ciudad de Nápoles para ser posteriormente derrotado por las tropas de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Durante estas disputas, la enfermedad venérea conocida como sífilis, comenzó a adquirir características epidémicas. En sus desplazamientos, las huestes de la época iban acompañadas por un tropel de cortesanas y prostitutas, que pudieron diseminar con gran celeridad el mal “francés”, “español” o “italiano” entre ambos bandos.

Se trata de una enfermedad tan especial, que ni siquiera hoy en día los expertos se ponen de acuerdo sobre su origen. Apoyándose en milenarios restos humanos procedentes de las estepas rusas, o de las ruinas de Pompeya, sepultadas bajo las cenizas volcánicas del Vesubio, así como en esqueletos procedentes del cementerio de una abadía inglesa de Hull, las teorías más modernas establecen la procedencia precolombina de esta enfermedad. 

Otros investigadores, sin embargo, defiende que los españoles retornados a Europa tras el descubrimiento de América transportaron la infección al Viejo Mundo, contagiados previamente al intimar con las nativas. Una tercera teoría compagina las dos anteriores, defendiendo la existencia de un germen del género treponema, antepasado común tanto de la espiroqueta de la sífilis como de otras causantes de dolencias tropicales semejantes como la guiñada, el bejel o la pinta.


Durante varios siglos, los que van del XV al XX, la sífilis fue una enfermedad claramente indecorosa. Sin antibióticos, su padecimiento resultaba penoso y mortal. Abandonada a su libre evolución, puede dañar diferentes órganos, como el corazón, el cerebro o la médula espinal; causa trastornos oculares y ceguera, demencia e incluso puede transmitirse desde la madre infectada a su descendencia, durante el embarazo y el parto. 

En las décadas de los 80 y los 90 del pasado siglo, al generalizarse el uso del preservativo como protector frente al VIH, la prevalencia de la sífilis manifestó una tendencia descendente. En mi experiencia como médico de familia, corroboro que los casos de sífilis detectados se contaban con los dedos de las manos. Sin embargo, en los últimos 6 años, esta patología ha repuntado en España, pasando de 4 a 8 casos por cada 100000 habitantes desde 2006 a 2012. La prevalencia más elevada se reveló en Baleares, Madrid y Canarias, con nuevos casos afectando primordialmente a varones entre los 20 y los 45 años. 

La penicilina representa todavía un tratamiento altamente eficaz contra la sífilis. Pero no debemos olvidar que su agente causal, el Treponema pallidum, puede invadir el sistema nervioso desde las etapas más precoces de la enfermedad, y que los antibióticos no evitan la aparición de futuras secuelas. 

Siguiendo a Fracastoro, poeta y cirujano del Renacimiento, sostiene Aloysius que el vengativo Apolo, sintiéndose desafiado por el joven pastor Sífilo, le castigó contagiándole tan terrible perturbación.

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