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22 mayo 2006

LISTAS DE ESPERA





Por enésima vez se me quejaba la otra tarde un conocido sobre las listas de espera. Su esposa acudió a la consulta del médico de familia aquejada de unas molestias genitales. Una vez explorada le fue detectada una lesión vulvar, por lo que recibió la correspondiente hoja de interconsulta para el servicio de ginecología de referencia. A pesar de que dicha solicitud llevaba marcada la casilla preferente, a esta señora le dieron cita para atención especializada en marzo del 2007. 


Intentando su consuelo le conté otra historia similar: no eran hemorroides las que le causaban a un paciente asistido en mi consulta de atención primaria un sangrado anal recidivante. A pesar de referir unos llamativos antecedentes familiares de cáncer de colon (presentes en un tío paterno y en su propio progenitor) también le dieron cita para realizarse una colonoscopia en marzo de 2007. Por lo menos, el especialista del aparato digestivo apenas tardó 2 semanas en consultarle.

Estos son dos ejemplos de los muchos usuarios del SERGAS que en la provincia de Ourense se enfrentan a las barreras establecidas por la administración sanitaria que gestiona las listas de espera para una primera consulta o para la realización de una prueba diagnóstica en determinados servicios de atención especializada. En el caso de la ginecología, el otro día la portada de un diario anunciaba que el tiempo medio de demora alcanzaba los 117 días en Galicia; en otras palabras, los 4 meses. 


En este ejemplo concreto, la potenciación del nivel asistencial primario mediante el correcto desarrollo del hasta ahora llamado Programa de la Mujer, seguramente podría aligerar las listas de espera eliminando de las mismas a todas nuestras paisanas que intentan acudir al ginecólogo para una revisión de salud. Otro cantar sería ya la atención de mujeres portadoras de diversa patología.

El pasado 19 de mayo, un informativo de noticias electrónicas relacionadas con la sanidad se hacía eco de un reportaje que se me antoja de importancia capital, a pesar de que tan sólo se le dedicaran al mismo una docena de líneas: 23 años después, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea le ha dado la razón a la propuesta del entonces Defensor del Pueblo, D. Joaquín Ruiz Jiménez, respecto a la licitud de acudir a un servicio asistencial ajeno siempre que el sistema público no sea capaz de proporcionarle al usuario la asistencia adecuada en tiempo y forma.

Ya se pueden poner las pilas sin distinción todos los servicios autonómicos de salud para establecer decretos que garanticen unos tiempos mínimo de espera reales, sin maquillajes, sin trampa ni cartón, con medidas eficaces y efectivas antes de que los jueces se pongan mano a la obra y las peticiones de los afectados colapsen nuestros masificados juzgados. De seguro que lloverán las facturas de los centros privados. 


Mientras se sigue echando mano de las en su tiempo tan criticadas peonadas y de los tan denostados centros concertados, los pacientes siguen esperando que se tome la medida gestora que todos conocemos para paliar el efecto oprobioso de las listas de espera: un mayor presupuesto sanitario. Eso sí, habrá que mojarse y decidir qué es políticamente más correcto: subir los impuestos (directos y/o indirectos), recortar las prestaciones o establecer medidas de copago. A ver quién se atreve a ponerle el cascabel al gato.

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