CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Violation Search

08 abril 2012

OLD HUBERT



Cada año, el 11 de abril es la fecha elegida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para conmemorar el Día Mundial del Parkinson. En un día como éste de 1755, nacía James Parkinson en el barrio londinense de Shoreditch. 

Por aquel entonces se trataba de un suburbio que se extendía extramuros del núcleo de Londres. Precisamente allí, durante el siglo XVI, se construyeron los primeros teatros donde se representaban las obras del genial William Shakespeare.

La existencia de este médico, sociólogo, político, botánico, geólogo y paleontólogo británico discurrió por diversos derroteros: desde su activa participación política en la Cámara de los Comunes, donde promovió ideales comunes con la Revolución Francesa, hasta su dedicación a la medicina clínica y a la botánica, heredando la consulta paterna en Hoxton Square. 

En 1817 escribió el famoso tratado que marcó un hito en la Historia de la Medicina, “An Essay on the shaking palsy”, en el que recogió las observaciones sobre 6 pacientes afectados por una extraña enfermedad que él denominó como parálisis agitante. En mi biblioteca conservo un ejemplar de una edición facsímil conmemorativa de esta obra.

Según el propio Parkinson, en este libro se limitó a definir los síntomas de la enfermedad (los movimientos involuntarios de carácter tembloroso, la disminución de la fuerza muscular en reposo, la particular manera de caminar, empleando pasos cortos y rápidos, mientras los sentidos y el intelecto permanecían completamente conservados) más que a investigar sobre la misma, de tal manera que incluso admitió no haber realizado exámenes anatómicos rigurosos de los pacientes. La obra permaneció en el olvido hasta que a mediados del siglo XIX fue redescubierta por el gran neurólogo y catedrático francés Jean-Martin Charcot.

En la actualidad, la enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente, solamente superada por la enfermedad de Alzheimer. Curiosamente, como en tiempos del Dr. Parkinson, su diagnóstico continúa siendo fundamentalmente clínico, apoyándose en la triada clásica temblor – rigidez – akinesia. 

Pero su amplio espectro de síntomas no se limita a la patología motora ya que estos pacientes pueden presentar también depresión, ansiedad, trastornos del sueño, alteraciones sensoriales y dolor, alteraciones cognitivas (pérdida de la memoria, falta de concentración, pensamiento premioso) y disfunción del sistema nervioso autónomo.

Los avances en el diagnóstico y en el tratamiento de esta enfermedad han conseguido que muchos enfermos alcancen una esperanza y calidad de vida elevadas. Curiosamente, tienen menos posibilidades de fallecer de cáncer o de patología cardiovascular...

Cuentan que en su juventud Parkinson escribió una gran cantidad de opúsculos y panfletos políticos bajo el seudónimo de Old Hubert que estuvieron a punto de llevarle a la horca. Menos mal que supo conservar su cabeza.


No hay comentarios: