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06 mayo 2013

ENFERMEDADES DE HOMBRES



Tiene el inefable Aloysius guardada bajo llave una colección de imágenes del pasado: sellos, fotografías, postales, recortes de periódicos… Un auténtico catálogo sociológico que le permite entender por qué los seres humanos reaccionamos de determinada manera, en determinadas ocasiones. Afirma que no necesita explorar nuestros cerebros, a la usanza de científicos e investigadores. Sostiene que es capaz de vaticinar cómo nos vamos a comportar con tan sólo observar lo que comemos, lo que cantamos, lo que tiramos a la basura, todo aquello que nos irrita, nos conmueve o nos emociona. 

Ahora está completando su colosal recopilación con vídeos cortos que cada día descubre en Internet. La otra tarde me mostró un corte publicitario de los años 70, donde una muchacha rubia cantaba aquello de “Soberano, es cosa de hombres”, acompañándose por una guitarra. Algunos crecimos en una sociedad especialmente machista, en la que llorar y jugar con muñecas era cosa de niñas, y jugar al fútbol y tomar copazos de coñac era cosa de hombres. Cuestión de estrógenos, progestágenos y testosterona. Por fortuna, los tiempos han ido cambiando, aunque muchas mujeres continúan todavía luchando para conseguir la igualdad. Lo vemos cada día, mirando a nuestro alrededor.

Pero las diferencias biológicas entre ambos sexos propician que en Medicina se estudien por separado las enfermedades específicas de la mujer bajo especialidades tan importantes como la Obstetricia y la Ginecología. En contrapartida, hay quien habla también de Andrología, centrándose en el estudio de todos aquellos trastornos relacionados con las funciones sexual y reproductiva masculina.

En los 60, también acompañado por una guitarra, cantaba Bob Dylan que los tiempos estaban cambiando, una canción protesta de cuyas polémicas intenciones no ha conseguido escapar ni su propio autor. En Medicina, la visión sobre las enfermedades del hombre también han ido cambiando. En nuestra cultura y sociedad, la disfunción eréctil y la patología de la próstata han dejado de ser temas tabú, quizás porque su tratamiento aporta a la industria farmacéutica notables beneficios. La creciente publicidad en los medios está ahí para constatarlo. 

Pero también existe un transfondo no comercial que ha servido para concienciar a los hombres sobre las ventajas de la prevención de estas enfermedades. Diversos estudios han relacionado la disfunción eréctil con el daño provocado en el aparato vascular varones diabéticos, hipertensos o con cardiopatía isquémica. Hay incluso quien se ha atrevido a señalar la disfunción eréctil como un síntoma precoz que nos alerta sobre ciertas patologías cardiovasculares. 

Otro tanto podríamos decir sobre la conveniencia de visitar al médico de familia o al urólogo ante los síntomas relacionados con la función sexual y urinaria masculina, sobre todo a partir de los 50 años. Al fin y al cabo, prevenir las enfermedades cardiovasculares y la patología de la próstata, como el Soberano, también debe ser cosa de hombres.

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