CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Violation Search

19 octubre 2009

PORCOS, PORQUIÑOS



Que nadie se sienta ofendido ni aludido por el irreverente encabezamiento de hoy. Para muchos habitantes de la Galicia interior, el cerdo, o porco, es un respetado animal totémico. Estos simpáticos animales pueden criarse en el ámbito doméstico, al ser omnívoros no son demasiado exigentes con la alimentación, y una vez sacrificados, de su difunto cuerpo se aprovecha todo, o casi todo.

Su singularidad ha sido ensalzada por diversos escritores: la fábula tradicional de los Tres Cerditos, la rivalidad entre Snowball y Napoleón en “Rebelión en la granja” del visionario George Orwell, el tartamudo y malicioso Porky, y por supuesto, nuestro bienquerido D. Vicente Risco y su genial sátira “O porco de pe”. Hasta los psicodélicos Pink Floyd les dedicaron parte de su fantástico disco “Animals”.






Los marranos son demasiado semejantes a nosotros, y no me estoy refiriendo al parecido físico o espiritual, sino a que sus tejidos han sido aprovechados en medicina para la realización de determinados trasplantes, como por ejemplo de las válvulas cardíacas. Este tipo peculiar de solidaridad orgánica entre especies se denomina xenotrasplante.

Los xenotrasplantes precedieron a los alotrasplantes, aquellos realizados entre individuos de la misma especie. Históricamente los primeros animales empleados fueron los cerdos. Incluso se ha intentado conseguir razas especiales de ganado porcino libres de antígenos, para evitar así el rechazo por parte del receptor. Mi muy informado Aloysius me ha contado una singular historia protagonizada por un paciente que necesitaba con urgencia un trasplante hepático. A la espera de que apareciera un órgano compatible, una conexión venosa con un cerdo vivo al lado de su cama permitió subsanar la demora necesaria.

Continuando con el apasionante tema de los trasplantes, muchos se sorprenderan cuando lean que los órganos de un solo donante pueden salvar las vidas de ocho personas. Dicen los expertos que éste fue el argumento empleado en su día por los guionistas de la película “Siete Almas”, protagonizada por el popular Will Smith. La lástima es que cometieron tantos errores de bulto que convirtieron este film en un pastiche completamente increíble, desde el punto de vista médico y científico. Pero seguro que se sorprenderán todavía más cuando lean que los tejidos de un solo donante pueden servir para tratar las patologías de 800 prójimos. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a huesos, tendones, ligamentos, válvulas, arterias, córneas e incluso la piel. Y aquí se cierra el círculo, pues injertos de piel de cerdo fueron empleados exitosamente para salvar la vida en grandes quemados.


Admirado y a la vez denostado animal. ¿Acaso tan pronto hemos olvidado el tremendo valor que en su día tuvo la insulina porcina para el tratamiento de la diabetes mellitus en humanos?


Enterado del poder rejuvenecedor de la mascotas, hasta el muy suspicaz Aloysius está pensando adoptar a un cerdito enano vietnamita. Como George Clooney.

No hay comentarios: